Políticas

30/10/2008|1061

Constituyente Social: Un chasco

Se realizó la Constituyente Social de la CTA. Yasky y De Gennaro compartieron la dirección; Lozano, Pino Solanas, Roy Cortinas y Sabatella fueron algunos de los pocos dirigentes políticos que participaron. El número de los presentes lo puso la agrupación de la puntera local Milagro Sala, administradora de las cooperativas de vivienda de Alicia Kirchner.

Dados los objetivos de los organizadores, brillaron más las ausencias que las presencias. La Federación Agraria no estuvo. El acuerdo para que Yasky y Sala estuvieran presentes dejó afuera a Buzzi; o sea que sacrificaron a la segunda pata del encuentro.

“La hipótesis del frente electoral de centroizquierda, de cara a las legislativas de 2009, junto a los movimientos y partidos invitados – el socialismo y el SI, entre otros–  se diluyó en la indefinición, a pesar de la voluntad de sectores como el del diputado Claudio Lozano y Víctor De Gennaro” (Crítica, 27/10). La verborragia acerca del “movimiento político, social y cultural, de carácter plural” que dominó el evento (y el documento) resultó una maratón de oradores sin ton ni son, cuya principal pluralidad fue el oportunismo frente al gobierno y la falta de toda frontera de clase. Así lo reflejó Yasky: “No se trata de construir ni kirchnerismo ni antikirchnerismo, sino de demandas y acciones en un marco plural” (Pregón, 25/10).

Según De Gennaro, la Constituyente Social (CS) se realiza “en la misma senda del Frenapo, un amplio frente social que ensanche la fuerza de la CTA”. Esto y mentar la cuerda en casa del ahorcado es lo mismo: en vísperas de un nuevo estallido, De Gennaro recuerda a la criatura que pasó por el Argentinazo juntando firmas para nada. Semanas después del petitorio, Argentina batía el récord de pobres. En aquel Frenapo, que pasó a mejor vida por los piquetes y las cacerolas, revistaron Carrió (hoy referente de la derecha), Heller (hoy integrado al gobierno) y también Buzzi, hoy socio de la Sociedad Rural.

Sin duda es el momento oportuno para que los trabajadores y las organizaciones sociales se reúnan a discutir una salida para el conjunto de los explotados, ante el inminente costo social, laboral y ambiental que el capital pretende seguir haciéndonos pagar: la cuestión es en qué términos de clase se discute, si en los nuestros o en los del capital.

Cuando plantean reclamarle al gobierno “redistribución de la riqueza” en torno a la asistencia social y salarios, sin definir en qué vereda se está políticamente – si como colaborador u opositor–  y cuáles son las tareas de la clase obrera para arrancarlas, se actúa como dama de caridad y no como central sindical. La fuga de capitales y la crisis mundial demuestran más bien que sobre las viejas bases sociales no hay nada para redistribuir que no sean recortes del gasto público y despidos obreros.

La CS se propone “extender al país el modelo organizativo del CTA Tupac Amaru de Jujuy”, que se encuentra totalmente ligada al Estado y a los gobiernos de turno y sus cajas, lo que la convirtió en un gran aparato de choque. Concentra la asistencia y su reparto, adoptando las formas del estado kirchnerista a su interior: clientelismo, organización punteril y patotas que actúan impunemente.

En medio de una crisis mundial que ya se manifiesta en suspensiones en Aceros Zapla, muy cerca de la capital jujeña, en el corte de horas extras generalizado en todas las empresas, como también en despidos en distintos puntos del país, la CS no fijó una política de los trabajadores para confrontar con el seguidismo de la CGT moyanista a la UIA, a su devaluacionismo y a sus “recursos preventivos de crisis” mediante los cuales el Estado arbitra para evitar los piquetes y ocupaciones de fábricas contra la escalada de la recesión.

El Partido Obrero propone que la CGT y la CTA convoquen a un congreso nacional de trabajadores/as con la participación de todas las organizaciones sindicales y sociales para que se planteen medidas de urgencia ante la crisis: prohibición de todo despido o suspensión; el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; que se convoque a paritarias que ajusten los salarios y las jubilaciones; que se reanude la obra pública; la creación de bolsas de trabajo; formación de comités obreros para gestionar y reconvertir las ramas industriales en quiebra; nacionalización de los bancos y recursos energéticos sin indemnización; monopolio estatal del comercio exterior, inmediato cese del pago de la deuda externa.

En este camino un conjunto de organizaciones de lucha de Jujuy presentamos un documento (ver nota) por la formación de un bloque político independiente de la clase obrera.