Políticas

21/10/2004|873

Construyamos la alternativa obrera y socialista

Argentina es goberna­da por un régimen empeñado en recons­truir el sistema capi­talista que se fue a pique en el 2001.


En reconstruir el país sobre sus viejas bases.


En “reconstruir”, como lo dijo expresamente Kirchner, a la “burguesía nacional”.


O sea, a los Techint, Acindar, Macro, Minetti, pero también al BBVA, al Citi y al Santander.


Por eso ha licuado las deudas de los industriales con la pesificación y rescatado a los ban­cos con títulos públicos por va­lor de 30.000 millones de dóla­res.


Por eso prevé exenciones im­positivas para los grupos eco­nómicos, en el presupuesto del 2005, por 13.000 millones de pesos.


Con la devaluación sin prece­dentes del salario y de los gas­tos sociales ha ‘reconstruido’ la tasa de beneficio de los gran­des capitales y los pulpos ex­portadores.


Esa misma devaluación le per­mite acumular enormes exce­dentes fiscales, que están destinados a pagar las deudas con el FMI y el Banco Mundial; la nue­va deuda creada para rescatar a los bancos; y el repago de la deuda que se dejó de pagar.


Las exenciones de impuestos y los pagos de la deuda se lleva­rán el año que viene la mitad del presupuesto nacional.


Por eso sube la Bolsa y la coti­zación de la deuda pública.


Pero por eso también seguimos con un 20% de desocupados y 18 millones de pobres.


Los que se llenaron los bolsi­llos con las privatizaciones, luego de la bancarrota se hi­cieron ‘nacionales y populares’.


Lucraron con la entrega mene- mista y ahora lucran con la ‘re­construcción’ del país destro­zado por aquella entrega.


En esta diferencia reside la continuidad entre el pasado y el presente.


La única alternativa popular al régimen que carga sobre las espaldas del pueblo y el futuro de la nación la reconstrucción de los explotadores nativos, es una alternativa obrera y so­cialista.


Una reconstrucción social so­bre nuevas bases.


No hay ni puede haber otra oposición popular.


Los izquierdistas que están con el gobierno han sido cooptados por la burguesía nacional.


Como ocurre también en Bolivia, Paraguay, Brasil y, a par­tir del 2005, en Uruguay.


Las clases patronales no pue­den gobernar sin el concurso de los izquierdistas del sistema.


Los movimientos sociales que se manifiestan con indepen­dencia política del Estado y de los partidos patronales son, por otro lado, reprimidos.


Reprimidos por los mismos que invocan una condición ‘nacional y popular’ o la ‘democracia’.


Que los explotadores necesiten el auxilio de la izquierda tru­cha demuestra la debilidad histórica del Estado capitalista.


El planteo del Partido Obrero recoge en forma concreta el de­safío histórico que presenta el período político actual.