Políticas

21/7/2005|909

Contra la liquidación de la izquierda: Frente cien por cien de izquierda

La operación de extorsión política que pilotea el Encuentro de Rosario para consumar su ‘frente amplio de izquierda democrática” está llegando a su objetivo. El cometido de poner a los náufragos de la Alianza, como Alicia Castro y Jorge Rivas, a la cabeza de sendas listas en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires está prácticamente consumado. La rebelión popular sepultó al gobierno de la Alianza pero los restos mortales logran sepultar ahora a una de las fracciones que participó de la rebelión popular. Izquierda Unida llega a un nuevo final indecoroso. Los largos discursos de Patricio Echegaray contra el ‘posibilismo’ acaban con una capitulación ante quienes ni siquiera hacen gala de ello, porque no creen que nada sea ya posible. Los firuletes de Vilma Ripoll presentando a esos mismos náufragos, aunque en el caso del Mst incluyendo a los del peronismo, como un agregado que potencia a la izquierda, han sucumbido ante la evidencia de que la política pequeño burguesa nunca viene a sumar sino a corromper, copar y dividir a las fuerzas que se reivindican de los trabajadores. Los partidos de IU aceptan como moneda válida los discursos izquierdistas de sus pretendidos socios, como si ignoraran que toda la política patronal en Argentina ha debido girar a la izquierda en el lenguaje, luego de la rebelión popular, las gigantescas movilizaciones piqueteras, las nuevas oleadas huelguísticas y la enorme presión política que ejercen las masas empobrecidas. Mientras el pueblo corta rutas y ocupa empresas petroleras, Jorge Rivas hace presentaciones judiciales para defender ‘las instituciones’ o la ‘división de poderes’. Estos políticos de carrera no pueden siquiera operar en la misma longitud de onda de las masas, ni hablar de que vayan a defender sus intereses. En un reciente programa de televisión, Rivas adulteró el programa de fundación de su propio partido y sustituyó sin sonrojarse el objetivo de “la socialización de los medios de producción y de cambio”, establecido en 1896, por una miserable “solidaridad social” de su propia cosecha.


Luego de haber apoyado el segundo vaciamiento de Aerolíneas Argentinas, cuyos balances son fraudulentos porque esconden una deuda de la empresa con sus propios dueños, Alicia Castro, de la burocracia sindical moyanista, se ha descubierto chavista y ha quedado seducida por la “democracia directa” (Página/12, 11/7). Dice que con los plebiscitos y los referendos el pueblo podría decidir sobre la propiedad del petróleo o el pago de la deuda externa. Pero ni propone la nacionalización de Repsol, ni el no pago de la deuda externa, le deja la tarea a “la sociedad”. El hecho, sin embargo, de que no proponga la estatización de Aerolíneas Argentinas, ni siquiera a título ilustrativo, delata su impostura. Tampoco alude a la estatización de las AFJP, el mecanismo más importante de confiscación económica de los trabajadores, de empobrecimiento de los jubilados y de endeudamiento estatal e hipotecamiento nacional. El no pago de la deuda equivale a la reestatización de las AFJP, pero esto es palabra prohibida para la “izquierda amplia” que goza de las beneficios del Instituto de Fondos Cooperativos y sus socios bancarios. Alicia Castro despotrica alegremente contra Carrió, pero lo hace, de un lado por incontinencia verbal y, del otro, porque no previó las alianzas de la “izquierda amplia” con Carrió en Río Negro y Neuquén. En definitiva, la candidata es una embustera.


La formación del ‘frente amplio’ ha quedado reducida a una impiadosa disputa de candidaturas, lo que podría sorprender en los luchadores pero no en políticos de carrera. Las preocupaciones programáticas del ‘frente amplio’ están varios peldaños por debajo de las que tuvo la formación de la Alianza. La degradación ideológica no ha bajado sino que crece entusiastamente.


El ‘frente amplio’, a nadie se le escapa, forma parte de la constelación izquierdista y del intento oficial de ‘renovar la política’ mediante la cristalización de dos coaliciones, una de ‘centroizquierda’, la otra de ‘centroderecha’. El intendente ‘frenteamplista’ de Rosario acaba de generar una trifulca en su propio partido defendiendo a ultranza el apoyo que le brinda el gobierno de Kirchner. No hacen falta las pruebas cuando abundan las confesiones.


Lo importante de todo esto es que ha suscitado una reacción saludable de la militancia de la izquierda y en especial de la juventud. La réplica a toda esta degeneración política puede acelerar el reagrupamiento revolucionario de la izquierda. Lo que pretende el ‘frenteamplismo’ es la liquidación de la izquierda, por eso es revolucionario impulsar un frente cien por cien de izquierda. Está tarea crece en jerarquía en la medida en que va quedando en claro el propósito estratégico contrarrevolucionario del ‘frenteamplismo’. En Uruguay y en Brasil ha demostrado que es un engranaje del FMI.


De ahora en más es necesario darle un carácter multitudinario a las manifestaciones a favor de un frente de izquierda y a los pronunciamientos para que las organizaciones de IU rompan con los Cafiero y Alicia Castro, o los Rivas y el Frente Cívico kirchnerista de Binner, en Santa Fe, y formemos un frente cien por cien de izquierda. Renovamos los llamados a las organizaciones piqueteras a que se involucren en la política, sobre una base revolucionaria, y contribuyan al frente de izquierda. Nuestro llamamiento es a toda la izquierda sin excepción, incluida la que postula el ‘frente ideológico’ y la que llama a la abstención: al PCR, al MAS, al PTS, a la LSR, al PRL. Apoyamos resueltamente la iniciativa de la izquierda del oeste del Gran Buenos Aires, compuesta por independientes, socialistas, comunistas y emesetistas, de convocar a una Asamblea Popular por el frente de izquierda, con la perspectiva de lograr lo mismo en todo el ámbito metropolitano de la Ciudad y la Provincia.


El Partido Obrero planteó el frente de izquierda y los luchadores desde febrero pasado, con la realización de elecciones abiertas y asambleas, y se ha mantenido en esta posición, o sea desde antes y hasta después del operativo de extorsión que culmina con los frentes encabezados por Alicia Castro, Jorge Rivas, quizá también Polino, y Mario Cafiero, aunque Cafiero corre el riesgo de ser ‘vomitado’ de la campaña electoral como consecuencia de los últimos enjuagues. En resumen, planteamos el frente de izquierda con mucha antelación; no en función faccional sino de perspectiva política. Llamamos la atención sobre este punto a todos los militantes para que reconozcan en nuestro planteo una estrategia polémica, donde otros han querido distorsionarla como una politica faccional. Repetimos: el Partido Obrero no tiene intereses particulares, sólo se esfuerza por unir a la clase obrera como clase y en cada combate parcial defender la perspectiva histórica del gobierno de los trabajadores y la abolición de la explotación social.