“Convertir a la mayoría de la clase obrera en líder de una transformación social”

Jorge Altamira responde a la revista "Debate"

-¿A qué le atribuye la decisión de parte del electorado de no permitir que su agrupación quede fuera para octubre?

-Por un lado, a la convicción de que los reclamos del Frente por el 82% móvil, contra el pago de la deuda usuraria con la plata de la Anses, contra la precarización y tercerización laborales, por el salario mínimo igual al costo de la canasta familiar o el derecho al aborto, entre otros, debían estar presentes en el debate político-electoral. También es una manifestación de la tendencia mundial de la juventud sin empleo o futuro y parte de los trabajadores (‘ìndignados’ en Europa y rebeliones en Medio Oriente) a repudiar a los regímenes y partidos tradicionales, que son responsables de la bancarrota mundial en desarrollo y sus consecuencias sobre el pueblo trabajador. Aunque se exprese aún en forma subterránea, la izquierda con posiciones clasistas comienza a ser vislumbrada como un instrumento de defensa contra los ajustes actuales o potenciales y una posibilidad de alternativa política general.

-El Frente de Izquierda obtuvo nada menos que más de medio millón de votos ¿Lo esperaba?

-La posibilidad de esta votación estaba presente en nuestra consigna que planteaba los “400 mil votos para que no silencien tu reclamo”. Los partidos del Frente, asimismo, han sido protagonistas en luchas recientes importantes, como la de los tercerizados del ferrocarril y la movilización por el juicio y castigo a los responsables materiales y políticos del asesinato de nuestro compañero Mariano Ferreyra. Nuestras juventudes han desempañado un papel relevante en la lucha contra el derrumbe en la Educación. La influencia del Frente se ha manifestado en la formación de una Asamblea que reúne a 500 intelectuales y docentes universitarios, y en el apoyo de numerosas bandas de rock.

-Su campaña fue clara: solicitar los votos para competir en octubre y fue escuchado, ¿no pesó la ayuda de sectores no comunes, como el de conductores de la TV?

-En la campaña ocurrió el hecho inédito de que decenas de periodistas anunciaron al aire su voto por el Frente de Izquierda, directamente ante sus oyentes. Tenían la opción de hacerlo por dos candidaturas de centroizquierda, pero se desplazaron hacia lo que los medios califican como ‘izquierda radicalizada’. Refleja el interés por el desarrollo de una oposición de izquierda al kirchnerismo, un lugar que se decía ocupado por la derecha y por partidos en descomposición y políticos carreristas. El fuerte contenido de los planteos de nuestra campaña explican que su inserción en las redes sociales adquiriera una gran difusión. Nuestro instrumento principal de campaña en los medios fueron nuestros ‘spots’, cuya creatividad superó por lejos a las de nuestros rivales y a las empresas capitalistas que contrataron.

-Lo de Jorge Rial y el Tweeter fue muy fuerte, ¿cree que fue algo frívolo o algo que tuvo que ver con alguna coincidencia con sus ideas? ¿Rial tiene un pasado trotskista?

-Hicieron un planteo político, lo contrario de la frivolidad, como lo demostró los debates que suscitó en la red. El slogan del ‘milagro’ suponía a una izquierda muy débil en lo electoral, que apenas unos días antes se había manifestado en el 0,77% de los votos en la elección porteña. Es una ley social que los disparadores de procesos de un cierto alcance se presentan bajo la apariencia de asuntos menores, que encuentran con la guardia baja a los defensores del orden

-¿La sociedad argentina es frívola, o ahora ha comenzado a votar con mayor conciencia?

-La frivolidad del voto, cuando ocurre, es impuesto por las clases y partidos dominantes. Es el caso de Palito Ortega y de Miguel del Sel. La explotación del espectáculo con fines electorales ha alcanzado a otras figuras en el caso de la centroizquierda o el propio gobierno. Los artistas del Frente de Izquierda son, en diversos grados, militantes. La farandulización de la política expresa la descomposición de la democracia burguesa y su tendencia a confinar la política a gabinetes oscuros y por cierto conspirativos, es decir a los bastidores.

 -¿Estima que otros sectores de la izquierda se volcarán con usted en las presidenciales y esto significará un paso a construir un partido mucho más fuerte de la izquierda?

-Esperamos extender nuestra influencia entre otros sectores de izquierda y antiimperialistas, pero por sobre todo ampliar nuestra votación en la clase obrera de la industria, del campo y de los servicios. El propósito estratégico del Frente es convertir a la mayoría de la clase obrera en una fuerza independiente y en líder socialista de una transformación social y política.

-¿Por qué cree que Cristina Fernández hizo una elección tan contundente?

-Porque reunió un proceso contradictorio: la votaron los trabajadores reprimidos en Jujuy (cuatro muertos) y la clase social que responde al dueño de Ledesma, Blaquier, quien se beneficia con los subsidios estatales al bío-combustible. Los primeros aspiran a que el gobierno legalice la tenencia de los terrenos ocupado; los segundos a que garantice el derecho de propiedad. La ilusión de los trabajadores es que el gobierno los proteja de la crisis mundial; los segundos esperan que el gobierno sea capaz de contener o de mediar ante los ajustes que se preparan. El conflicto con la CGT por el salario mínimo es un aperitivo de lo que se viene. La capacidad de arbitraje del gobierno se achicará con la acentuación de la bancarrota capitalista. El reparto de roles entre gobierno y oposición se concentra en el gobierno.

-¿Tuvo que ver el peso de la militancia? Y si fue así, ¿cree que en los frentes de la izquierda el papel de los jóvenes será gravitante en el futuro?

-Desde luego que sí. La juventud ha sido la fuerza motriz del Frente de Izquierda. La misma generación que está revolucionando los sindicatos y los centros de estudiantes será la protagonista de los próximos desafíos que plantea la crisis mundial

-¿Qué piensa de quienes se instalaron como la oposición y quedaron en un segundo lugar parejo entre el 12 y el 8% de los votantes?

-El campo opositor se ha convertido en un desierto, debemos luchar por cubrir ese vacío objetivo por medio de una fuerza obrera y socialista. Esto nos plantea una diferenciación muy clarificadora con la mini-Alianza delarruista representada por Binner. El programa de los Duhalde o Alfonsín (salir de la ‘emergencia’ y ‘normalizar’ tarifas y subsidios) ha quedado en manos del gobierno. Esto describe un campo potencial para el desarrollo de una oposición socialista.

-¿Cómo se ve en octubre, sinceramente?

-Es otro gran desafío. En agosto pasado, luchamos para que la elección de octubre no fuera un monólogo de los partidos capitalistas. En octubre, pelearemos para romper otro monológo -el del Congreso- y consagrar un bloque diputados del Frente de Izquierda a partir de varios distritos del país.