Cooptación de desocupados al régimen castrense
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La Nación del 22/3 saluda alborozada desde su editorial la creación del Servicio Cívico Voluntario, que consiste en la incorporación de 6.000 jóvenes desocupados de entre 18 y 23 años a los cuarteles militares, y bajo su disciplina, donde recibirían “formación técnica”.
Impulsores de esta medida son los ministros Pampuro y Filmus, de las carteras de Defensa y Educación, respectivamente, quienes pretenden “sacar de la calle” a numerosos jóvenes para luego “reinsertarlos en la vida laboral”.
Prometen pagarles a cada uno unos 300 pesos para que durante dos años concurran de 8 a 17 a los mencionados cuarteles para capacitarse como jardineros, electricistas, sastres, talabarteros, herreros, etc.
Pampuro pone los cuarteles y Filmus la “currícula”. Los profesores serán “los muy buenos técnicos y artesanos que se están por jubilar”.
Transcurridos los dos años, los alumnos podrán seguir prestando servicio en alguna de las fuerzas armadas. Seguramente por trescientos mangos y en calidad de colimbas.
La Nación reivindica esta medida pues “representa una buena oportunidad para acercar a las Fuerzas Armadas a la sociedad civil”.
Se trata, sin duda, de regimentar al sector más dinámico de quienes no tienen empleo.
Por otro lado, desvaloriza y deslegitima a la escuela pública, y entrega a un gran número de jóvenes a la despótica y enajenante disciplina de los cuarteles donde, seguro, no faltará la “palabra del Señor” a manos de algún capellán del palo de Baseotto.
Las organizaciones políticas, sociales y piqueteras, al igual que los sindicatos docentes y organizaciones estudiantiles, deben repudiar esta medida y exigir la disolución del servicio.