Solange Musse falleció el pasado viernes cuando se encontraba transitando la fase 4 de un cáncer de mama. La mujer de 35 años esperó hasta el final la llegada de su padre, a quien el COE le negó el ingreso a la provincia durante días. Pablo Musse había viajado desde Neuquén, para estar con su hija en sus últimos momentos, y sin embargo las autoridades impidieron el encuentro.

En una carta escrita de puño y letra, Solange contó: “quiero que entiendan que mientras viva tengo mis derechos, quiero que sean respetados. Lo escribo porque no puedo hablar mucho, lo que han hecho con mi padre y mi tía es inhumano, humillante y muy doloroso. Siento tanta impotencia de que sean arrebatados los derechos de mi padre para verme y a mí para verlo. ¿Quién decide eso si queremos vernos? Acuérdense, hasta mi último suspiro tengo mis derechos, nadie va a arrebatar eso en mi persona”.

“Lo único que necesito es que escuchen a mi familia y a mí. Las decisiones ante esta pandemia están en cuidarse, con todas las precauciones, y eso es lo que iba a pasar”, afirmó Solange, en un pasaje de su sentida carta, y expresó su dolor: “ansiaba ver a mi tía y a mi papá. Estoy muy triste por todo lo que le hicieron a los dos, los trataron muy mal, los maltrataron, hicieron lo que quisieron como si fueran delincuentes”.

Solange no pudo tener un último adiós. Claudio Vigneta, uno de los voceros del COE de la provincia, manifestó que el padre había dado positivo de Covid tras haberle realizado dos tests rápidos, y que esa fue la razón de la negativa.

 

Sin embargo, el padre no tenía la enfermedad y presentó una acción de amparo. El juzgado federal de Ricardo Bustos Fierro habilitó el acceso a la provincia de Pablo Musse oriundo de la ciudad neuquina Plottier. De esa manera, el padre de Solange ingresó a Alta Gracia, consultado por la prensa manifestó: “me hubiese gustado abrazar a mi hija con vida, no en un cajón”.

Lo sucedido expone nuevamente al COE y al gobierno provincial. A medida que la pandemia avanza en Córdoba se han sucedido denuncias de falta de controles, hisopados, y abandono de persona por parte de las autoridades, falta de respuesta a los reclamos de trabajadores de la salud. A todo eso hay que agregarle el inhumano y negligente accionar que le impidió a Solange un último encuentro con sus familiares.