Córdoba en bancarrota

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Córdoba sigue totalmente paralizada. La provincia está, de hecho, en una virtual cesación de pagos y también en un parate de su actividad pública y privada. La educación no funciona desde hace 2 meses, los hospitales sólo atienden las urgencias, la Justicia está trabajando al 20% de su capacidad. La situación de los organismos estatales es la combinación de los paros de empleados públicos, docentes y equipos de salud ante las deudas salariales del gobierno i todavía no han cobrado abril), y las quitas presupuestarias que han llevado a un total estado de indigencia a los hospitales y escuelas, que han cortado la ayuda social (comedores escolares, para jubilados, etc.). La obra social oficial (la más importante de la provincia, IPAM) está cortada como resultado de la falta de fondos, porque el gobierno no efectuó los aportes descontados a los trabajadores, algo similar ocurre con la Caja de Jubilaciones provincial.
Pero a la situación estatal debe agregarse la actividad privada e industrial. Las industrias automotrices y autopartistas están suspendiendo personal (CLADEA por 11 días, IVE- CO por 15), en la industria del calzado se han presentado pedidos de quiebras por decenas, con los consiguientes despidos, el resto suspende. El parate también llegó a la construcción; la cavallista UOCRA denunció 2.0QG despidos en los últimos meses como resultado del desinfle del boom inmobiliario y del parate de las obras públicas. El comercio minorista está en la lona. Este panorama se agrava en el interior provincial: los municipios recibieron en estos días la primera cuota de coparticipación de marzo; esto representa un golpe mortal para la actividad de innumerables pueblos, sobre todo los más pobres donde la actividad oficial representa el 80%.
A esta situación el gobierno responde echando más leña al fuego. Ha intimado a los docentes (con amenazas de despidos y descuentos) a volver a clases (con la complicidad de la burocracia), pretende aumentar aún más los aportes obreros a la Caja de Jubilación y está por resolver un impuestazo sobre la población trabajadora (impuesto inmobiliario, que ya representa un mes más de alquiler al año). Mientras todos los recursos siguen destinándose al pago de los compromisos internacionales de los bancos provinciales (recientemente 15 millones a un banco japonés), el gobierno está buscando créditos caros y cortos para seguir en esa línea.
La lucha popular, que es muy grande, se encuentra en una impasse por ausencia de una acción unitaria y común de todos los trabajadores (la tarea principal de la burocracia es justamente impedir esto); la formación de coordinadoras de padres, alumnos y docentes, o la interhospitalaria, son una clara demostración de hacia dónde marchar: Paro general, coordinadora de base de delegados y activistas para resolver un plan de acción común.