El secretario de gobierno municipal, Miguel Siciliano, fue a una sesión de labor parlamentaria del Concejo de la Ciudad de Córdoba, supuestamente a dar explicaciones sobre el controversial evento de Ulises Bueno. Sin embargo, ratificó la orientación oficial de realizar gastos millonarios mientras no se invierte en el sistema de salud, o en educación ni tampoco en viviendas.

Vale señalar que Siciliano no vino a aclarar nada, vino a defender la gestión de Llaryora como un gobierno que tiene como prioridad los negociados capitalistas en la ciudad, y no la satisfacción de las necesidades de la mayoría trabajadora. Es un bochorno la argumentación de que el evento de Ulises generaría “ingresos de recursos” a la ciudad y puestos de “trabajo genuino” en el turismo.

La comparación con los incentivos fiscales a la industria automotriz y del software no es casual, dado que en estos sectores lo que abunda no es el trabajo genuino precisamente, sino la precarización laboral y los salarios de hambre. En sintonía con estas recetas se inscribe la mentada economía circular.

Ninguna iniciativa de la gestión de Llaryora ha reducido la desocupación y mucho menos la pobreza que crece en los barrios, prueba de ello son las masivas movilizaciones del movimiento piquetero. Es un agravio para los miles que se organizan y luchan en asambleas barriales contra el hambre y la desocupación que este gobierno pretenda jactarse de tener un plan de urbanización. Hace apenas unos días murió Lautaro de 17 años en un incendio a solo cuatro cuadras de la Casa de Gobierno, entre otros casos fatales. En la ciudad existen 237 barrios populares y asentamientos precarios, ¿de qué se jactan?

Acá no se trata de una crítica formal al manejo poco transparente del presupuesto fiscal, ni de las prioridades de este gobierno, como ha querido montar a través de un show mediático la oposición derechista de la UCR y el PJ. Se trata de los intereses de fondo que comparten todos los gobiernos desde hace décadas, y que nos han llevado a los índices de pobreza, desocupación y déficit habitacional que padecemos.

En este cuadro, a través de la banca del Partido Obrero en el Frente de Izquierda planteamos un banco de tierras, un plan de viviendas populares y urbanización que a su vez genere puestos de trabajo genuino bajo convenio y con salarios igual al costo de la canasta familiar. Y por supuesto la promoción del acceso a la cultura, en todas sus variantes, como fuente de esparcimiento para la población trabajadora y no de negociados capitalistas.