Políticas

10/2/2000|654

Corrientes sin respiro

La deuda provincial está fuera de control. Ahora es llevada a 2.000 millones de pesos, con la emisión de bonos (Cecacor), por un monto de 400 millones.


Mestre ha pagado con estos bonos el 30% de los salarios adeudados, proporción que subirá al 50% en el próximo pago. Los supermercados ya han comenzado a pagar a sus trabajadores en la misma forma. Corrientes va a una inundación de bonos, que no servirán para el pago de bienes y servicios externos a la provincia, lo que lleva a prever una desvalorización, con la consiguiente caída salarial.


El arco político provincial -también la Iglesia- está metiendo los pies en el plato y Mestre hace todos los esfuerzos por integrarlo, nombrando a los intendentes municipales como sus “comisionados” en cada una de las comunas intervenidas y disolviendo los consejos deliberantes. Esto último, sumado a la crisis que se produce por la destitución de los jueces, no deja de producir cimbronazos.


Los despidos continúan en la municipalidad y la provincia, y ya se anticipó la intención de despedir y rebajar los sueldos en varios sectores; los despedidos siguen esperando los planes Trabajar que fueron anunciados por Fernández Meijide. Esta situación llevó a la ruptura de la comisión mixta que se había establecido entre el sindicato municipal y la intervención.


 


Despidos y ocupación del Ioscor


La ocupación por los trabajadores del Instituto de Obra Social de Corrientes en respuesta a los 198 despidos (ver reportaje) está expresando que el cuadro político provincial sigue dominado por la irrupción de los trabajadores iniciada en mayo, y que hay enormes reservas entre los explotados correntinos; en cada lucha surgen nuevos activistas.


La preocupación política central de los explotadores y la intervención es cómo quebrar el movimiento para tener las manos libres para un ataque en gran escala. Han resuelto priorizar el pago de salarios a los docentes y adelantar el comienzo de clases al 14 de febrero, retrasando el pago a otros sectores, como los jubilados. Pretenden con esto apaciguar a los maestros, corazón del movimiento de lucha, para desarticularlo.


 


Por un Congreso de Trabajadores, por una salida obrera a la crisis


La intervención y los partidos capitalistas procuran acordar una estrategia para que el pueblo pague el estropicio que ellos generaron. En cambio, los trabajadores carecen de una estrategia propia frente a la crisis, y de una dirección centralizada. Este es el talón de Aquiles de una clase obrera que ha demostrado de sobra su potencial de lucha y su peso en la sociedad.


Para superar este escollo, hay que terminar con la dispersión de las luchas y sobre todo establecer un programa de los explotados frente a la crisis provincial; hay que impulsar un Congreso de bases en la provincia, reclamando a los sindicatos, a la CGT y a la CTA que rompan con la intervención y se sumen a la organización del mismo. Las organizaciones autoconvocadas deben pronunciarse y ser factores activos de la iniciativa, ganando a los cuerpos de delegados y a los trabajadores de los organismos y empresas al planteo. Esto ayuda a desenmascarar las vacilaciones o entregadas de la burocracia, a forjar agrupaciones combativas donde no las haya y a fortalecer a las existentes.