Durante la gestión del Frente de Todos, en varias ramas de la economía los capitalistas lograron apropiarse de una mayor porción del valor creado por los trabajadores durante la jornada laboral, como resultado de la caída real del salario. A su vez, actividades enteras contienen más puestos de trabajo informales que registrados.

Según el informe “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” elaborado por el Indec, entre el cuarto trimestre 2019 y el cuarto trimestre 2022, la remuneración al trabajo asalariado pasó de representar el 38% del Valor Agregado Bruto (VAB) de la industria manufacturera al 33,8%. Como contrapartida, el excedente de explotación bruto del sector (la porción que se adueñan las patronales) subió del 43,8% al 45,5%. Aun así, esa reducción del costo laboral no ha revertido la huelga de inversiones en la industria, demostrando que la raíz de ese problema reside en el costo empresario.

En el caso del comercio, en ese mismo período, la proporción de los salarios sobre el VAB del sector disminuyó del 31,4% del al 24,9%. En cambio, el excedente de explotación bruto aumentó del 37,2% al 47,8%. En el rubro hoteles y restaurantes, el gasto en salarios redujo su porcentaje en el VAB de dicha rama del 34,5% al 32,4%. En contraste, el ingreso de las empresas del sector se elevó del 27,1% del valor generado allí, al 38,3% del mismo.

Finalmente, esos capitalistas, a fuerza de incrementar la explotación sobre la mano de obra, lograron embolsar bajo el mandato del Frente de Todos una mayor parte de las riquezas producidas por los trabajadores. La pérdida de poder adquisitivo del salario ha sido el ariete para que se acentúe esta confiscación. Aquí, la responsabilidad de las burocracias sindicales y el gobierno es total; las primeras por firmar paritarias a la baja a espaldas de las bases, y, el segundo, por fijar esas pautas salariales por debajo de la proyección inflacionaria, como la del 60% anunciada por Massa para este año.

Precarización laboral

A su turno, el oficialismo permitió que la informalidad laboral alcance niveles alarmantes. Basándonos en el informe citado -correspondiente al cuarto trimestre 2022-, podemos afirmar que en algunas ramas, incluso, los puestos de trabajo no registrados superan los registrados. Es el caso de de la agricultura y la ganadería, donde el 66,39% de los puestos de trabajo asalariados son informales y el 38,5% de los puestos de trabajo totales son no asalariados (fundamentalmente trabajadores rurales estacionales). No obstante, el gobierno premia este fraude patronal concediéndole al sector un sinfín de prebendas, como el reciente dólar agro o los subsidios a los empresarios ganaderos.

Ocurre lo mismo en el servicio doméstico, donde la informalidad alcanza al 70,36% de los puestos de trabajo (3,8% más que hace un año atrás). Lo anterior refleja el fracaso del programa oficial “Registradas”, que le otorga exenciones impositivas a los empleadores para “incentivarlos” a que registren a las trabajadoras de casas particulares.

A su turno, la construcción tiene el 56,3% de sus puestos de trabajo asalariados en la informalidad. Por otra parte, el 43,9% de los puestos de trabajo totales de la actividad son no asalariados (changarines, beneficiarios del Potenciar Trabajo, entre otras modalidades precarias de empleo). Ahora bien, el gobierno, lejos de sancionar a las constructoras por este motivo, las beneficia concediéndoles un blanqueo para la construcción. Incluso, muchas veces es el propio Estado el que precariza la mano de obra destinada a la obra pública.

Por otro lado, el 53% de los puestos de trabajo asalariados dentro de los servicios sociales y de salud privados es no registrado. Lo cual no le impidió al gobierno beneficiar a la medicina privada con reducciones a los aportes patronales y autorizando sucesivos aumentos en las cuotas de las prepagas. A su vez, la cantidad de asalariados informales en esa rama (tanto del ámbito público como privado) creció un 6,9% entre el cuarto trimestre 2021 y el cuarto trimestre 2022.

Otros rubros con altos índices de puestos de trabajo asalariados no registrados son: la industria manufacturera (33,6%); el comercio (39%); los hoteles y restaurantes (46,5%); el transporte, almacenamiento y comunicaciones (34,8%, 3,4% más que el año anterior); y el gas, electricidad y agua (33,3%). En este último caso cabe destacar que el gobierno convalida los aumentos de tarifas en favor de las empresas de servicios públicos, obviando el fraude laboral que realizan y el pésimo servicio que brindan.

Fuera los políticos capitalistas

Como vemos, el gobierno “nacional y popular” le proporcionó una reforma laboral de facto a buena parte de la clase capitalista, la cual quiere extender esas condiciones de flexibilización al conjunto de la fuerza de trabajo del país. Esa orientación recibe el apoyo de todas las variantes del régimen. Por eso hay que echarlas a todas y constituir una salida de los trabajadores que defienda los salarios y los convenios colectivos. Este 1° de Mayo, copemos junto a la izquierda la Plaza de Mayo en esa perspectiva.

https://prensaobrera.com/politicas/los-datos-del-indec-confirman-que-lo-que-crece-es-el-trabajo-informal

https://prensaobrera.com/sindicales/la-cgt-entre-massa-y-la-embajada-norteamericana