Políticas

2/5/1995|446

Crece la crisis y la garantía de los depósitos es un fraude

La fuga de capitales crece a todo ritmo, justamente cuando mayor es la insistencia de la propaganda oficial y de los diarios “especializados” acerca del “total restablecimiento de la confianza de los inversores en el plan económico”. La función de esta propaganda es encubrir la impresionante  financiación  de la fuga de capitales que realiza el gobierno. En los últimos 60 días, el retiro de depósitos fue de 5.500 millones, contra 3.000 millones en enero y febrero.


Esta fuga de capitales fue financiada con emisión monetaria, a través de la baja de los encajes —la reserva que los bancos deben guardar por los depósitos— por 6.000 millones  y créditos del Banco Central  a los propios bancos por 2.500 millones. De esta manera, los bancos volcaron luego el dinero del Banco Central a la Bolsa, lo que explica su suba reciente. El objetivo de los bancos es mejorar la cotización de las acciones y títulos en su poder,  para venderlos más caros y protagonizar una fuga de capital mayor y más rentable y otro derrumbe bursátil, algo que comenzó a producirse desde mediados de la semana pasada.


En Prensa Obrera del 4 de abril, bajo el título “La suba de la Bolsa agrava la crisis”, dijimos que “Si la Bolsa comenzó a subir hace dos semanas, esto simplemente significa que la emisión de moneda que impulsó el gobierno no fue dirigida a recomponer el crédito sino la especulación… El gobierno emitió 4.000 millones mediante la reducción de las reservas de los bancos y los préstamos del Banco Central. Parte de este dinero  sirvió para financiar la fuga de capitales. La otra parte, para comprar acciones y títulos de la deuda pública, los cuales  se encontraban baratos por la desvalorización que sufrieron desde fin de diciembre”.


Tres semanas después que Prensa Obrera dijera que  “la suba de la Bolsa agrava la crisis”, y cuando todo el mundo decía que la crisis había sido superada,  el especialista Walter Graziano escribió en El Cronista (26/4) que la baja de encajes “posibilitó que la retracción crediticia, que sobreviene luego de una corrida de depósitos, no sea ni tan rápida ni tan fuerte, como hubiera sido de otra manera. Por eso, al no registrarse una contracción crediticia de una magnitud descomunal, sino acotada, ha permitido cierta recomposición de cotizaciones de bonos y acciones sin necesidad de subas en el nivel de depósitos”.


Pero Walter Graziano descubrió el boom especulativo cuando llegaba a su tope, es decir, cuando “ya fue”, porque desde el miércoles 26 la Bolsa comenzó un nuevo desplome. Mientras que para Graziano la compra de acciones y bonos indicaba más confianza “en las empresas privadas o en el propio Estado que en el sistema financiero”, la caída de la Bolsa y la fuga de depósitos revelaba que la crisis era generalizada y mayor ahora que antes.


El fraude del seguro a los depósitos


La instauración del llamado seguro a los depósitos fue la otra gran cortina de humo que usaron  el gobierno y los diarios para engañar miserablemente a la población, mientras los grandes especuladores seguían fugando sus capitales.


Sucede simplemente, como lo dijo el PO, que el seguro a los depósitos no existe y no puede existir, porque nadie puede instaurar un seguro cuando el incendio ya hizo estragos con la mitad de la vivienda.  El liberal y “gusano”, Armando Ribas, acaba de admitir que “los depósitos de los bancos afectados alcanzarían a 5.000 millones” (El Cronista, 28/4), el doble del fondo asegurador.


El seguro sólo cubre depósitos hasta 20.000 pesos, lo que “habrá de producir lógicamente el éxodo del excedente”, reconoce Ribas. Pero sucede que tampoco rige para los depósitos de hasta 20.000 pesos porque, como reconoció el procesista-cavallista Juan Alemann, la garantía significa que “en caso de quiebra de la entidad, los depositantes tienen privilegio en el cobro después de los acreedores prendarios e hipotecarios” (La Nación, 28/4); deberán esperar, entonces, el larguísimo trámite de liquidación del banco, que puede llevar varios años. Por eso, Alemann dice que “si el gobierno no saca un decreto o una resolución complementaria, que interprete las cosas de modo que el depositante cobre efectivamente a los 30 días, independientemente de la duración del trámite de quiebra, la garantía no resuelve el problema. Porque el depositante quiere cobrar a la brevedad y no en un año o más” (La Nación, ídem).


El fraude no podría ser más completo, sin contar que la garantía no cubre todas la maniobras que se hacen a diario, como la postergación de hecho de los plazos fijos, la entrega a cuenta-gotas del depósito y hasta quitas o descuentos que efectivizan los bancos como condición para devolver el depósito.


Las elecciones del 14 de mayo se celebrarán entonces con un final a toda orquesta, es decir, en medio del derrumbe total y completo del “plan” económico.  Ribas reclama justamente abandonar la convertibilidad, acusando de “fundamentalistas” a los que convirtieron al Banco Central en… “una Caja de Conversión”. Esta declaración del alsogaraísta Ribas, significa que, del lado de la convertibilidad, ya no queda casi nadie en lo que se refiere a la burguesía.


Menem, Bordón o Massaccesi, ya están anotados para devaluar.