Políticas

11/10/1990|315

Crisis agraria: División en la oligarquía

El gobierno autorizó a la Junta Nacional de Granos (JNG) a utilizar fondos del Tesoro Nacional para “operar en el mercado de cereales a término con el propósito de mejorar el precio del trigo" (Río Negro, 8/9).

La “operatoria” de la JNG —que consiste en comprar trigo por anticipado— le asegura a la oligarquía rural un precio “sostén” y un comprador. La JNG deberá asumir el “riesgo empresario” de vender el trigo posteriormente... a precios de mercado (inferiores) a los monopolios exportadores. ¿De dónde saca la JNG plata para comprar trigo (y luego malvenderlo)? Sencillamente de la emisión del Banco Central.

El “complemento” de este negociado es el “cartel" (monopolio) armado secretamente por los exportadores con el patrocinio de la JNG para evitar la competencia en los “mercados seguros" para el trigo argentino (Brasil, Irán y Siria). En los restantes mercados, el “riesgo" de la venta a pérdida será asumido en cambio, por la JNG y la Tesorería.

Este nuevo subsidio —cuyo único objetivo es garantizar la "rentabilidad" de la “patria cerealera” —se suma a la rebaja de las retenciones (impuestos a la exportación agropecuaria) que decretó el presidente la semana pasada por un monto de 640 millones de dólares. El “agujero negro” del Tesoro será “emparchado" con más tarifazos, impuestazos e inflación contra el pueblo trabajador.

La burguesía no puede dejar de engrosar el déficit estatal cuando el régimen capitalista está en quiebra, y es por eso que subsiste esquilmando las finanzas públicas mediante la evasión, los subsidios y la rapiña privatizadora.

Hipocresía

El nuevo subsidio a la “patria cerealera” desnuda la completa hipocresía de la prédica “liberal" y “libre-empresaria” de Don Bernardo-Menem. Es que los Alchourrón, los Jorge Born, los Cargill y otros próceres de la “competencia" son vulgares “dirigistas" que utilizan al Estado para salvar sus billeteras.

"¿Libertad de mercado?”. No; precio sostén fijado por el Estado. “¿Competencia?”. Nunca; acuerdos monopólicos de precios y distribución de mercados. “¿Iniciativa privada?". Jamás; que el Tesoro subsidie. “¿Capital de riesgo?”. No; que el Estado se haga cargo de las pérdidas para garantizar la “rentabilidad” capitalista.

Igual que en las privatizaciones de ENTel o Aerolíneas, en la entrega del petróleo o el curro de las rutas, el subsidio a los exportadores y a la oligarquía cerealera revela que la famosa “iniciativa privada" no es más que la exigencia común de los explotadores al Estado para que despóticamente ejecute una brutal confiscación del pueblo trabajador en su beneficio.

Desintegración económica y crisis política

La depresión de las cotizaciones del trigo es la directa consecuencia de la crisis económica mundial. Una creciente superproducción, la reducción del crédito y la escalada de una violenta guerra comercial han derrumbado los precios. La crisis del Golfo al elevar los precios del petróleo y las tasas de interés, y reducir el consumo mundial, empujará los precios de los cereales aún más para abajo.

La eliminación de las retenciones y el sostén artificial del precio provocan un aumento directo del precio interno del trigo y un crecimiento del déficit fiscal.

Esta situación ha desatado una brutal lucha dentro de la burguesía argentina.

La “patria cerealera”—respaldada por el Secretario de Agricultura Solá— reclama que se eliminen las retenciones y el IVA a la producción. Choca en esto con el FMI, que exige la extensión del IVA —y aún del impuesto a la tierra— para aumentar los pagos de la deuda externa.

El programa “cerealista" es aún más amplio. Según Jorge Born, hay que devaluar en forma drástica el austral, reducir las tasas de interés y aumentar el subsidio a los insumos del campo, particularmente el gas-oil. El secretario Solá (hombre de Alchourrón y la Sociedad Rural) defiende abiertamente este programa, y no vacila en criticar al equipo económico que integra. “El gobierno no tiene programa económico" afirmó, chocando de inmediato con Erman González y el presidente del BCRA.

Una devaluación provocaría la inmediata fuga do los capitales “golondrina” y una huida en masa de los depósitos bancarios, lo cual haría estallar todo el sistema financiero y un nuevo proceso hiperinflacionario.

Estos crecientes choques entre la burguesía profundizan la crisis política que deberá terminar con este gobierno odiado.