Crisis en la Ciudad: Fuera los ajustadores del cristinismo y del macrismo
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La puesta en marcha del juicio oral contra Macri por las escuchas telefónicas armadas por Ciro James plantea una crisis política interesante, porque Macri debería pedir licencia y dejar el gobierno a la vicejefa, decapitando así uno de los liderazgos opositores a la camarilla kirchnerista. La réplica podría ser todavía más devastadora si Ariel Lijo encuentra razones para procesar a Boudou y dejar vacante, al menos por un tiempo, la vicepresidencia de la Nación. Una vacancia prolongada de Macri pondría a la Ciudad, a todos los efectos prácticos, bajo la tutela del kirchnerismo -más o menos como Grecia con la alemana Merkel. Todavía más seria es la crisis por la transferencia del subte y de los colectivos al distrito porteño, lo que para el gobierno resultaría un alivio considerable a la crisis fiscal, mientras que para los usuarios del transporte implicaría un ‘rodrigazo' tarifario. Esto se encuentra en el candelero, mientras subsiste la amenaza de quitarle al Banco Ciudad los depósitos judiciales, lo cual privaría a la institución de dos tercios de sus recursos. Como el oficialismo nacional sigue la misma línea de conducta con Scioli, hay que desechar en todo esto a la improvisación. ¿Hasta dónde quieren llegar con los K? ¿Se trata simplemente de una presión extrema para aliviar la crisis fiscal del Estado nacional y transferir el estallido social a las provincias?
El juez oficialista Oyarbide, a cargo de la causa, declaró que no tiene apuro por enjuiciar al intendente local. Otro alcahuete, Carlos Heller, advirtió al gobierno que la movida con el banco Ciudad podría provocar un desmadre. ¿Se reduce todo, entonces, a una gran operación de extorsión, que no tiene posibilidades de ir hasta el final? Pero si Macri se hace cargo del tarifazo al transporte, probablemente deba renunciar a su futuro político y, al mismo tiempo, hacerse cargo del ‘rodrigazo' que no dejaría de producirse. Alguien en el gobierno piensa que se puede proceder con éxito a una cirugía de siameses -Nación/Ciudad. Apretar en forma simultánea a Scioli y a Macri es también una invitación a un frente único ‘destituyente', lo cual quizá sea el objetivo de toda la maniobra para alcanzar una polarización excepcional, que precipite una crisis política y la salida de un plebiscito.
Los ‘cavadores de trincheras' con el kirchnerismo en el campo sindical ‘independiente' pretenden convencer de que están peleando contra la derecha, cuando secundan al oficialismo en la campaña contra Macri. De ningún modo. Están operando como auxiliares del tarifazo, que los K quieren meter por medio de Macri. Roberto Pianelli, el secretario general de AGSyP, admitió hace algunas semanas que hallaba barato el precio del transporte. Los ‘cavadores' están propiciando un tarifazo, como el que ya toleraron cuando Macri subió el pase del subte a dos pesos con cincuenta. Olvidan, sin embargo, que tienen un competidor (la burocracia de la UTA, al cual el gobierno no va a retirar su jurisdicción abusiva en vísperas del Congreso de la CGT. El tarifazo del transporte, que provoca esta crisis en la Ciudad, marcha en cambio a velocidad de crucero en todas las capitales de provincia y ciudades del interior. Macri impuso un impuestazo en las boletas de ABL con la complicidad del kirchnerismo, pero un tarifazo al transporte es diferente, ya que es inmediato, cotidiano y lo pagaría gran parte del conurbano. Los K quieren transferir las áreas que dan déficit, pero no las que dan un superávit -como, por ejemplo, el negocio del juego, menos todavía cuando este negocio lo controlan ellos mismos.
Detrás de la amenaza del juicio contra Macri se esconde, antes que nada, una pelea entre ajustadores; el Partido Obrero exige que junto con Macri vayan presos los responsables por el Proyecto X y el asesinato de Mariano Ferreyra, y que sean procesados Boudou, Jaime y todos los implicados en las denuncias de coimas -las últimas de las cuales afectan la licitación por el dragado del Río de la Plata. Mientras los K se llenan la boca con habladurías sobre la democracia, mandan 800 gendarmes contra los trabajadores del Inti que reclaman contra el recorte de sus salarios. Pero más importante que esta pelea es el impasse político que tiene como fondo: no pueden gobernar como lo venían haciendo: los derriba la crisis fiscal y la crisis capitalista mundial. Violan, a cada paso, las normas de gobierno establecidas y enfilan hacia un régimen político de excepción.
En esta crisis, no demorará mucho en emerger una consigna política unificadora del conjunto de los trabajadores. Por ahora señalamos esto: fuera los ajustadores de la Nación y las provincias, independencia de los trabajadores para luchar por las reivindicaciones. Reconocimiento del sindicato independiente del subte, la AGTSyP.
Sobre esta base hay que desarrollar la alternativa organizada de los trabajadores. Eso sí: el principio democrático más elemental exige el juicio y castigo de todos los espías -se llamen Macri o Garré- y de todos los ladrones -se llamen Boudou, Jaime, De Vido- o los agentes de los genocidas, como el kirchnerista confeso Carlos Blaquier.