Políticas

24/12/1998|613

Crisis y luchas de fin de año

El reclamo de un grupo de intendentes del interior, del PJ y de la UCR, que instalaron una carpa de protesta para que el gobierno provincial pague un conjunto de deudas acumuladas con los municipios, terminó en escándalo cuando la policía intentó desalojarlos. Al día siguiente, esta crisis fue aprovechada por los sindicatos municipales del interior para reclamar el pago de salarios atrasados y rechazar el pago del medio aguinaldo con cheques diferidos.


Esta manifestación coincidió con otras de profesionales vinculados al Subsidio de Salud, la obra social más importante de la provincia, la de todos los empleados públicos, que beneficia a más de 300.000 personas. Los profesionales reclamaban que el Estado deposite los aportes que se les descuenta a los trabajadores (y sus propios aportes) para que puedan cobrar deudas de varios meses. Así decidieron cortar la prestación de los servicios, con lo cual miles de trabajadores quedaron sin atención. Por su lado, los trabajadores del Subsidio de Salud decretaron un paro por tiempo indefinido hasta que se aclare el panorama. No sólo están en juego los servicios que se prestan, sino que el gobierno dispuso una serie de medidas que modifican el carácter del Subsidio de Salud como obra social del Estado, preparando su futura privatización.


Días después, fue el turno de los obreros azucareros. Convocados por Fotia, más de 1.000 obreros temporarios se movilizaron reclamando puestos ‘Trabajar’ y medios para los obreros golondrinas que deben emigrar a emplearse a otras provincias.


Mientras en el gobierno de Bussi se acentúan los choques entre diversas fracciones, FR puede terminar dividida y lo mismo ocurre en el PJ y en la UCR, donde actúan dos conducciones paralelas. Mientras tanto las dos CGTs y el CTA siguen mirando cómo pasa la carroza, esperando que algunos de estos partidos responsables del hundimiento provincial dé una solución…


Ninguna de estas llamadas centrales sindicales se ha animado a lanzar un plan de lucha para acorralar al gobierno y arrancar las reivindicaciones de los trabajadores. Están completamente postradas y carcomidas, a la vez, por luchas internas en función de su dependencia de los partidos patronales. Recientemente, Duhalde arribó a Tucumán y las burocracias de los sindicatos que revisten en distintas centrales no tuvieron inconveniente de firmar una solicitada, en común, de apoyo al verdugo promotor de la reforma laboral. Aunque algunas direcciones que se presentan como un bloque combativo en la CGT Tucumán, como la de papeleros, después desmintieron ese apoyo (Pierri es el dueño de Papelera Tucumán), no lo hicieron tras un planteo independiente sino para alinearse tras Ortega (o sea Menem), o de Cirnigliaro, uno de los teóricos del ‘ajuste’ en la provincia, ex ministro de Economía en la época de Riera, y bajo el cual se libraron las primeras grandes luchas contra los planes de racionalización. Hoy Cirnigliaro posa de ‘nacionalista’ de mercado.


En concreto, la dirigencia sindical se encuentra completamente paralizada por sus ataduras a los partidos patronales, los cuales están cocinando desde la legislatura un nuevo pacto, para que la provincia absorba parte de las deudas de los municipios, permitiéndoles nuevo endeudamiento a cambio de una serie de medidas financieras que, a su vez, le facilitarían a Bussi llegar sin contratiempos hasta marzo. entonces ingresaría la segunda parte del crédito del Banco Mundial, con el que se aceleraría la aplicación de las reformas del sistema de salud y educación.


En concreto, los políticos patronales se sirven de los reclamos de los trabajadores y de sus luchas para conciliar sus negociados entreguistas y el endeudamiento sin límite de la provincia. De todo esto, los trabajadores no ven un peso, como está demostrado en que el medio aguinaldo se pagará con cheques diferidos, no hay ninguna medida para detener los despidos y suspensiones, y se está dando piedra libre para la transformación de los hospitales públicos en hospitales de autogestión.


El Partido Obrero llama a los sindicatos a romper con los partidos patronales y votar un plan de lucha que enfrente la ofensiva del gobierno y las patronales; ésta es la única salida.