Políticas

18/12/2008|1068

Ciudad de Buenos Aires

Cruje la “Legislatura de negocios”

Los diputruchos del fraude laboral, el juego y la patria inmobiliaria

El incidente de los diputruchos porteños ha desatado una crisis política. Ha quedado al descubierto la madeja de intereses capitalistas que entrelaza a los Macri, Kirchner y Carrió.

Una de las votaciones irregulares de la semana pasada permitió la creación de un “polo tecnológico y de las comunicaciones” en Parque Patricios y Pompeya. El “polo” es una pantalla para eximir de impuestos por dos años a los call centers, entre otras actividades. El negociado beneficia a firmas tercerizadas de Telefónica, Telecom y otros pulpos, donde operan amigos de Kirchner (Werther).

Cuando debía votarse la inclusión de los “call centers” en la ley, un diputado de la Coalición de Carrió, Guillermo Smith, se “olvidó” de votar, aun cuando supuestamente su bloque no apoyaba ese punto. La omisión de Smith dejó la votación empatada y permitió que el vicepresidente del cuerpo, el macrista Santilli, desnivelara en favor de los call centres.

La fechoría de Smith nos ayuda a entender la razón por la cual Carrió, que suele someter a juicio ético a la humanidad entera, no abriera la boca durante días sobre la crisis de los diputruchos. Ahora ha salido a justificar a Smith, diciendo que “yo también me quedaba sin votar cuando no conocía un tema” (Crítica, 17/12). Pero Smith lo superconocía, al punto que había puesto su firma en la comisión respectiva en favor del proyecto. Luego, quiso disimular ese apoyo en el recinto con la complicidad de todo su bloque.

Trabajo en negro y en blanco

Aunque kirchneristas e ibarristas votaron contra esta ley, su complicidad con ella quedó a la vista. Alegando “preocupación” por la precariedad laboral en las tercerizadas de la telefonía que serían beneficiadas, el diputado Kravetz pidió que “al menos la mitad de los trabajadores de estas empresas estén amparados por la ley de Contrato de Trabajo”, o, para decirlo de otro modo, que la otra mitad trabaje en negro.

El punto fue votado sin vacilación por los diputados de Macri, Carrió y Kirchner y también por Ibarra y los suyos. Cuando otro legislador puso de relieve que no se podía “consentir el fraude laboral” (sic) por medio de una ley, los diputados lo metieron por medio de un desvío: “que todos los trabajadores estén registrados, cualquiera sea su modalidad contractual”, señaló el kirchnerista Gramajo. Se refería naturalmente al abanico de contratos precarios que otorgan a las patronales el mismo beneficio que el trabajo en negro. Los legisladores llenaron de exenciones impositivas a los pulpos, pero fueron incapaces siquiera de obligarlos a poner a sus trabajadores en blanco, bajo la protección del convenio colectivo.

Crisis y lavada de cara

El escándalo provocado por las votaciones truchas obligó a anular la votación de la ley. ¡Pero no por una cuestión tecnológica de transparencia! Ocurre que hay otros negociados aún más importantes para votar. Entre ellos, la ratificación del convenio entre la Lotería Nacional y el Instituto del Juego porteño, para la instalación de 1.500 nuevos tragamonedas en el hipódromo de Palermo, en favor del kirchnerista Cristóbal López. A cambio de bendecirle los negocios a este representante de la burguesía “kirchnerista”, Macri obtuvo un aumento del 24 al 50% en los dividendos de las apuestas para la caja de la Ciudad. De ese modo, ampliará la brecha que abrió Aníbal Ibarra en 2003, cuando firmó con Kirchner el primer acuerdo para repartir el botín de los casinos privados, incluso violando la legislación de la Ciudad que los prohíbe.

El segundo negocio en puerta es la venta de terrenos fiscales en la zona de Catalinas, para la construcción de megatorres. El proyecto, que viene atado a una excepción inmobiliaria, “ni siquiera menciona la posibilidad de un estudio de impacto ambiental” (Página/12, 29/11). Esta venta cuenta con el aval del kirchnerismo y, seguramente, ya tiene “abrochados” a sus futuros desarrolladores inmobiliarios. El escándalo de los diputruchos ha privado a estos nuevos negociados de una votación sigilosa.

Los medios -y los propios diputruchos- se han desgarrado las vestiduras con la “calidad institucional”. Pero esconden muy bien cuál es el contenido de las leyes que votan con medios fraudulentos. Más allá de sus reyertas, los Macri, Kirchner, Carrió e Ibarra se hermanan en los intereses sociales del fraude laboral, el juego y la patria inmobiliaria.