Políticas

28/1/2015|1348

De cuando el gobierno protegía y encubría… a Nisman


El jefe de la sección El Mundo de Página/12, Santiago O'Donnell, ha presentado una denuncia periodística ruidosa en extremo: en enero de 2011, el diario le censuró una nota que él redactó sobre la base de cables de la embajada norteamericana -se los había entregado Julian Assange- y, en cambio, publicó otra, firmada por Raúl Kollmann, que se dedicaba básicamente a poner en tela de juicio la probidad de las fuentes de la embajada.


 


Se trataba de 196 cables referidos a la causa Amia, muchos de ellos con la calificación “secreto” o “reservado”, en los que se habla de la identificación de Alberto Nisman con el gobierno desde que Néstor Kirchner creó una fiscalía especial para investigar el atentado y lo puso al frente de ella (fue cuando le dijo, además: “Pibe, Stiuso va a trabajar con vos”).


 


En esos cables se relata cómo Nisman consultaba cada uno de sus pasos con la Oficina Legal de la embajada (esa oficina es una fachada del FBI), les llevaba borradores para que los corrigieran y se deshizo en disculpas cuando, sin consultar, pidió el procesamiento de Carlos Menem, del ex juez Juan José Galeano y del comisario Jorge “Fino” Palacios, entre otros, por desviar la investigación. Menem, Galeano y Palacios habían desactivado con fraude la llamada “pista siria”; por eso el procesamiento de Nisman distraía la atención de la “pista iraní”, que era entonces del interés político de Estados Unidos e Israel.


 


Una cuestión llamativa: el diario español El País y el francés Le Monde, habían publicado desde noviembre de 2010 abundantes cables de la embajada norteamericana en la Argentina develados por WikiLeaks, pero ni uno solo sobre el caso Amia. Esto es: se trataba (se trata) de un encubrimiento internacional, ya no de una simple guerra interna entre servicios argentinos.


Después de publicar un libro sobre aquella trama, O'Donnell entrevistó a Nisman por pedido del fiscal. Dice O'Donnell que, entre otras cosas, el fiscal le contó “que prácticamente toda su información provenía del agente (…) Jaime Stiuso, ya que Stiuso tenía la confianza de los servicios secretos estadounidenses e israelíes. Me comentó que Stiuso le pasaba información en bruto y lo que él podía corroborar lo llevaba al expediente”.


 


En otras palabras: se ha derrumbado sobre las espaldas del gobierno el edificio que el mismo gobierno construyó junto con servicios de espionaje colonizados por agencias extranjeras.