Políticas

18/4/1995|444

De Jujuy a Tierra del Fuego

Que la crisis la paguen ellos

Las patronales electrónicas de Tierra del Fuego no se encontraban presentes en la Isla cuando se desataron los despidos y, en respuesta a ellos, la ocupación de Continental Fueguina.


Tampoco estaban cuando se descargó sobre los trabajadores la represión criminal.


Seguramente estaban pasando la “semana santa” en un “Country” o, quizás, navegando aguas afuera. Son “ausentistas”, como sus predecesores de la oligarquía vacuna de la provincia de Buenos Aires o de la lanar de la Patagonia.


Victor Choque, el compañero asesinado, era salteño y probablemente dejó el clima cálido del terruño empujado por la desocupación, para “hacer patria”, como se dice, en el frío y lejano sur. Allí descubrió, como tantos otros, que poblar Argentina y fundar una familia en esta tierra, es incompatible con el régimen capitalista.


Dos clases sociales, dos destinos, irreconciliables unos y otros. La crisis que Cavallo y sus consortes quieren hacer pagar a los trabajadores, se ha cobrado su primera víctima.


Que la crisis la paguen ellos, se ha transformado en una consigna de defensa de la vida de los trabajadores.


Que es posible hacerles pagar a sus responsables y beneficiarios el derrumbe de su propio “plan” hambreador, lo demuestra lo que viene ocurriendo desde hace un par de semanas. En la propia Tierra del Fuego, un verdadero espíritu de sublevación se ha apoderado de los obreros y de la mayoría popular, para defender el derecho al trabajo, para voltear al gobernador policial responsable del asesinato y para encarcelar a los que lo ordenaron y ejecutaron.


Que es posible lo demuestra Jujuy, donde el pueblo le impuso su ley a la Legislatura, obligándola a derogar las reducciones de sueldo decretadas por el gobernador, luego de sufrir un amenazante sitio por parte de 10.000 compañeros.


Lo demuestra Córdoba, con sus 15.000 antorchas —la demostración política de masas más importante de la última década.


Necesitamos una acción conjunta, es decir, una dirección, para destruir la política en curso y, de antemano, la que ofrecen los “opositores”, que insisten (y cómo no habrían de hacerlo) en pagar la deuda externa con la miseria del pueblo y en rescatar al capitalismo en bancarrota a fuerza de impuestazos contra los trabajadores.


Si cobramos conciencia de esta situación, nos daremos los medios para superarla. Así de sencillo.