Políticas
16/12/2016
De los supermercados a la Casa de Gobierno
Seguir
La enorme “pueblada” santiagueña descargó la ira popular —largamente contenida— sobre los centros del poder político de la burguesía: la Casa de Gobierno, la Legislatura y los Tribunales —los tres “poderes” que diariamente se reparten la tarea de oprimir y explotar al pueblo— y las casas de los políticos que encarnan esa opresión.
Durante 36 horas, con el gobernador y la propia policía refugiados en el Departamento de Policía, con los legisladores, los miembros de la Corte y los dirigentes políticos “fugados”, la “pueblada” fue el único “poder” en Santiago del Estero. Los trabajadores no ejercieron el poder —ni pretendieron hacerlo— simplemente porque no estaban políticamente preparados para ello. Las imágenes pusieron a la vista de todos el carácter político de las manifestaciones y aun de los ataques a las viviendas y comercios particulares… todos ellos propiedad de los saqueadores y hambreadores de Santiago del Estero.
Hace cuatro años, en otro momento crítico para las masas explotadas, cuando la hiperinflación consumía las energías populares y llenaba los bolsillos de los especuladores, en el curso de la campaña electoral, por la televisión, Jorge Altamira, en representación del PO, alertó: “Se dice por ahí … ¡cuidado!, ¡cuidado!, ¡se van a asaltar los supermercados! No, mentiras. Eso es lo que ellos quieren. Ellos quieren una rebelión ciega del pueblo para aplastarla. El pueblo argentino es mucho más maduro que eso. El pueblo argentino va a salir a la lucha, pero va a pasar de largo de los supermercados. Va a ir a donde está el poder político. Va a ir a reclamar que se desconozca la usuraria deuda externa. Va a ir a reclamar que no se pague esa deuda. Que se controlen los bancos. Que se establezca el control de los bancos. Que se pague un salario igual a la canasta familiar” (intervención televisiva de Jorge Altamira, 29 de abril de 1989).
Dos días más tarde, el 1º de Mayo, ante los cuatro mil compañeros que asistieron a Parque Centenario al acto del PO, Altamira insistió: “… Ayer en una audición televisiva hice un señalamiento que quiero desarrollar mejor aquí.
Yendo a un acto público hace cosa de una semana escucho por la radio que refuerzan las guardias de los supermercados. Al escuchar eso dije: están tratando de que la gente asalte los supermercados. Están creando el clima. Están buscando roña. Meta hablar de supermercados. La gente va, tranquila, ve los precios, se agarra la cabeza, no sabe qué hacer y la radio dice: van a asaltar supermercados, guardias en los supermercados, asaltos en los supermercados. Están incitando, quieren, buscan, desean la acción anárquica del pueblo para después decir: hay que defender la democracia frente a la anarquía. Yo los denuncio. Agitadores subversivos. Alfonsín, Menem, todos ustedes, que están incitando al pueblo a asaltar supermercados. No, no compañeros, el pueblo argentino no va a asaltar supermercados. El pueblo argentino sabe dónde se remarcan los precios. No es en el supermercado. Es en los bancos, es en el poder político. Marchemos con objetivos políticos, pasaremos de largo por los supermercados. No estamos en las cosas chicas ni vamos a dejarnos distraer por provocadores oficiales. Compañeros: en esa gesta heroica que fue el Cordobazo no se asaltó un solo comercio. Una gesta política que derrumbó al gobierno de Onganía. El Partido Obrero llama a desarrollar una movilización política de ese nivel. No a la mezquindad que nos están provocando…” (Prensa Obrera nº 267, 4 de mayo de 1989).
Ciertamente nos equivocamos. Los explotados fueron empujados por la burguesía a atacar los supermercados (la mano de la burguesía en los saqueos no fue sólo “ideológica”, fue también “práctica”; son numerosos los testimonios —como el del ex vicegobernador santafesino Vanrell, el del curro de los juguetes— de que los saqueos fueron planificados en La Rioja para acelerar la caída de Alfonsín). Las masas “pagaron” con la represión, el estado de sitio, la militarización del país, el ascenso de Menem-Bunge y Born-Alsogaray y el ataque a sus conquistas su falta de independencia política respecto de los explotadores. El propio PO también pagó, con la detención de su dirección y el allanamiento de sus locales, el “crimen” de haber alertado al pueblo sobre la provocación que armaba la burguesía contra los explotados.
Ciertamente nos equivocamos. Pero ya hace mucho alguien dijo que “hay errores más sublimes y fecundos que los aciertos de los infelices”. El error del PO encajaba en esta categoría, porque le estaba señalando al pueblo explotado el camino de la dolorosa experiencia política que debería recorrer en la lucha por defender sus conquistas atacadas por el gobierno al que había dado su voto.
El pueblo trabajador ha hecho una experiencia política… que desmiente a todos aquellos que repiten que los trabajadores argentinos son incapaces de aprender nada y estarían “condenados” históricamente a ser furgón de cola de la burguesía. Porque ha hecho esa experiencia política, porque continúa desarrollándola, esta vez sí, los trabajadores “pasaron de largo los supermercados, para ir donde está el poder político”.
Ahora se trata de prepararnos para algo superior: TOMAR EL PODER, no sólo invadirlo.