SIVAK
De “Perejiles”, Peces Gordos y “Amigos Radicales”
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¿Recién ahora comienza a esclarecerse el caso Sivak, o estamos ante la presentación de hechos que ya eran conocidos con bastante anterioridad? Todo Indica que es esto último lo que ha ocurrido. Se han detenido a los autores materiales del secuestro y del asesinato, a quienes las autoridades policiales y del gobierno conocían, en grandes líneas, desde que se produjo el secuestro de Sivak en julio de 1985. Todo indica que éstos fueron “protegidos” durante dos años por las más altas autoridades del gobierno y de la Policía, al punto que el ministro Tróccoli fue acusado por la esposa de Sivak de obstrucción de las investigaciones. Existe incluso una causa en la Fiscalía contra el ex jefe de Policía, Di Vietri, y el ex jefe de Defraudaciones y Estafas, comisario mayor Mario Fernández.
Batallón 601 de Inteligencia Militar
Una rápida reconstrucción de los hechos, en base a la información periodística, muestra todo esto claramente.
Sivak fue secuestrado el 29 de julio de 1985. El 11 de agosto se convino en pagar el rescate. La familia comunicó el hecho a la Policía, pero ésta no apareció en el lugar, dejando que los secuestradores levantasen el botín. Dos días más tarde el abogado dé la familia Sivak viajó a Montevideo por indicación de los secuestradores. En el avión estaban tres miembros del Batallón 601 de Inteligencia Militar, que habían participado del primer secuestro de Sivak en 1979, según lo reveló una investigación posterior.
A fines de 1985, el comisario Mario Fernández —por indicación de Alfonsín— encargó a un grupo del Ministerio de Defensa la investigación del caso: los designados tenían vinculación con los secuestradores; se constituyeron en un grupo extorsionador de la familia Sivak, contando con el aliciente de los ministerios del Interior y de Defensa, al punto que éstos aportaron 25.000 dólares para que la familia Sivak colocara otro tanto en manos de los extorsionadores.
A mediados de mayo de 1986, la investigación volvió a cambiar de manos. Fue nombrado el subcomisario Carlos Alberto Moreschi, quien descubrió el envolvimiento de un ex oficial de Policía, Ricardo Taddei, que participó del primer secuestro de Sivak y que luego se incorporó al Batallón 601. Moreschi elevó un informe a sus superiores con la lista de los implicados. A los pocos días, el comisario Mario Fernández y el jefe de Policía Di Vietri citaron a Moreschi para apartarlo de las investigaciones (Clarín, 31/5/86).
En base a estas informaciones, La Razón del 25 de mayo de 1986 decía: “La Policía Federal no debe ignorar que personal de su repartición y del Ejército Argentino (Batallón 601) fueron los autores del rapto de Osvaldo Sivak”. A los pocos días, el principal González, ayudante de Moreschi, “acusó de la comisión del secuestro del empresario Osvaldo Sivak a personal del servicio de inteligencia del Ejército y también a componentes de la policía bonaerense”. “González dijo que eran sospechosos de haber con-sumado el secuestro del empresario, José Banayas, Carlos Vivas, Arturo Piret; el teniente coronel Arias Duval, a quien identificó como primo del que fuera jefe de Coordinación Federal, y al comisario Figueroa y subcomisario Sosa, de la policía de la provincia de Buenos Aires. Señaló igualmente que la investigación del secuestro estaba virtualmente resuelta, cuando se ordenó al comisario Moreschi que la abandonase. También indicó González que era de su conocimiento que en la división Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal se había solicitado al comisario Moreschi que ‘blanquease a los secuestradores’.”(Crónica, 4/6/86).
Los diarios informan ahora que la detención de Roberto Buletti, ex oficial de Policía, permitió detener a los secuestradores, todos ellos integrantes o ex integrantes de la Policía Federal. ¡Pero Buletti ya había sido denunciado por Marta Oyhanarte en octubre de 1985! El centro de operaciones de la banda estaba en Mercedes, a cargo del subcomisario Lorenzatti, delegado regional de la Policía Federal en esa ciudad. Uno de los detenidos, Lorea, autor del disparo que mató a Sivak, “sostuvo que en la delegación regional Mercedes se efectuaban reuniones con otros miembros de la banda. Uno de ellos ya ha sido identificado: es el ex oficial de la Policía Federal Ricardo Taddei, alias “El Cura”. Pero también habría entre quienes llegaban en autos Mercedes Benz y BMW otros subcomisarios que intervinieron en el anterior secuestro de Sivak” (Página 12, 10/11/87). Los datos de Lorea coinciden con lo que el comisario Moreschi había investigado un año y medio atrás: el Batallón 601 está involucrado en los secuestros.
“Perejiles” y “peces gordos”
Los autores materiales del secuestro y asesinato de Sivak han sido detenidos. Se trata de una banda responsable de otros secuestros y asesinatos, tráfico de drogas, contrabando. Con toda razón, el fiscal adjunto Carlos OIiveri sostuvo que se trata de “perejiles”. Las ramificaciones de este grupo en la Policía y el Ejército son vastísimas, en especial en los organismos de seguridad.
Los diarios informaron que las investigaciones tuvieron un rápido giro desde la asunción del actual jefe de Policía, Juan Pirker, y desde que la causa judicial pasó a manos del juez Irurzun. Pero esto no resuelve el interrogante, de si Pirker e Irurzun se limitarán a una depuración controlada de los “perejiles”, para salvaguardara los “peces gordos”. Las declaraciones del jefe de Policía, quitando connotaciones “políticas” al secuestro criminal, revelarían las presiones dominantes para poner en caja a un grupo descontrolado y salvar a los aparatos enquistados en la cima del Estado.
Por de pronto, Taddei y demás miembros del Batallón 601 (ligado a Guglielminetti) no han sido afectados. Los comisarios de Policía y los funcionarios del Ministerio del Interior, que pararon las investigaciones, tampoco.
El caso Sivak es el hilo de una madeja que lleva al corazón del “narcoterrorismo”, de los ponebombas y golpistas, y hasta de grupos ligados a la patria financiera. Precisamente por esto serán preservados