Políticas

23/5/2021

Hidrocarburos

Décadas de extracción petrolera en Neuquén: de Loma La Lata a Loma Campana

Un periplo del saqueo capitalista durante décadas.

La empresa YPF en el marco de un prolongado plan de exploración en la provincia del Neuquén, descubrió en 1977 el yacimiento Loma La Lata (LLL), un gigante gasífero, que en su momento implicó incorporar a las reservas gasíferas del país unos 10 TCF (10 trillones de pies cúbicos, por sus siglas en inglés). Se despejaba así por todo un período el horizonte productivo gasífero con una directa influencia en la matriz energética nacional a favor del gas (industrias, producción de electricidad, etc.).

LLL mostró un rendimiento excepcional: “El pozo Loma La Lata x-1 fue descubridor de gas y condensado en la Formación Sierras Blancas, con un caudal inicial de 325.000 metros cúbicos por día de gas y 84 metros cúbicos diarios de condensado, por orificio de 14 mm y con 137 kilogramos por centímetro cuadrado de presión dinámica en boca”. (Breve historia sobre el descubrimiento de Loma La Lata – Jorge J. Hechem – YPF. Revista Petrotecnia, abril 2010).

El otro dato es que esos pozos de LLL, sostenían un alto rendimiento productivo: “se mantenían a lo largo de años, para declinar luego de mucha actividad”. (La rica historia de Loma La Lata – Alex Valdez – Enernews 9/5/2021).

La producción gasífera de tal volumen, generó la construcción de dos gasoductos (el CentroOeste a inicios de los 80, y el Neuba II hacia finales de los 80. Este último fue luego ampliado varias veces en su capacidad de transporte). Ambos gasoductos se sumaron al Neuba I que ya existía previamente al descubrimiento de LLL y fueron la vía de evacuación del gas del yacimiento. Incluso en períodos discontinuos, a través del Gasoducto Pacífico se exportó el fluido a Chile.

LLL y su volumen de producción requirió la construcción de ductos que permitieran llevar la producción a los centros de consumo.

A inicios de los 90 producía unos 24 millones de metros cúbicos de gas por día. Y llegó a 36 millones diarios diez años después. Luego inició un declino que llevó a que a inicios del 2020 su producción fuera de “solo” 10 millones de m3/día.

Con mas de 40 años de producción, y sin nuevas inversiones exploratorias y en pleno declive, en marzo 2020 (previo a la pandemia) LLL aún mantiene con los 10,6 millones m3/día una ventaja respecto al yacimiento gasífero “estrella” con objetivo en Vaca Muerta: Fortín de Piedra de Techint, con sus 9,5 millones m3/día en marzo de ese año.
La otra área esencialmente gasífera de Vaca Muerta es el Orejano (YPF-Dow Chemical), queda más atrás aún, con una producción en la prepandemia de alrededor de 2,5 millones de m3/día de gas.

A pesar de tanta promoción, hay que sumar las producción de los dos yacimientos “estrellas” de Vaca Muerta, para superar levemente lo que aún hoy produce LLL.

Hay que considerar también, que para hacer mas rentable la entrega a Chevrón en 2013, se amputó toda la superficie del yacimiento LLL al norte del río Neuquén (una zona de gran producción y cantidad de pozos), la que fué anexada al área Loma Campana (LC), cuadruplicando la superficie de ésta y contabilizando como producción de LC el desarrollo de una parte muy productiva de la original LLL. ( ver mapa). La zona encerrada en la línea roja pertenecía a LLL.

Loma La Lata fue entregada a Repsol hacia 1999, con el uno a uno aún en vigencia, en un escandaloso acuerdo cuya promesa de inversión por parte de Repsol estaba nominada en pesos y no en dólares, que con la devaluación posterior al 2001 quedó reducida a la mínima expresión. Repsol inició un frenético proceso de extracción sin reponer reservas, es decir, sin inversiones en la exploración, saqueando y vaciando parasitariamente el “gigante gasífero”, hasta que en plena declinación de LLL hacia el final de la década Kirchnerista, la empresa YPF fue “reestatizada” y Repsol indemnizada largamente por Kicillof. El gobierno nacional de entonces, reorientó los negociados hacia lo que se conoció como el “acuerdo Chevrón”, otro acta de latrocinio de recursos hidrocarburíferos fundacional de Vaca Muerta. Ese acuerdo incluyó aquella “capitalización” del yacimiento Loma Campana con decenas de kilómetros cuadrados de Loma La Lata, que había sido subdividida previamente, para poder ser amputada luego, con la creación de la subárea Loma La Lata Norte (LLLN).

Vaca Muerta: un bonsai hidrocarburífero (por ahora)

El aporte de los hidrocarburos producidos en más de una decena de yacimientos desde la formación Vaca Muerta a través del “fracking”, han sido imprescindibles para sostener la declinación de la producción convencional. Si bien las áreas que explotan la roca Vaca Muerta apuntan a producir gas o petróleo según el vaivén de los precios y los subsidios estatales, en volúmenes de gas ni pisan los talones de lo que fue LLL.

Las diez áreas productoras de shale gas de Vaca Muerta, todas juntas, en febrero del 2020 (previo a la pandemia) no superaron aún el pico productivo gasífero de Loma La Lata ¡casi 20 años después! Pero si nos referenciamos en la producción de petróleo, si tomamos el shale oil, sólo Fortín de Piedra supera en cantidad de barriles diarios a lo que producía LLL en su pico hace casi 20 años atrás.

De hecho aún hoy, con varios años de desarrollo de la producción en la formación Vaca Muerta, comparando febrero 2003 y febrero 2020 (previo a la pandemia), la provincia produce por mes un tercio menos petróleo que en pleno apogeo de LLL (1.059.000 m3 vs 777.409 m3).

Los recursos hidrocarburíferos han sido saqueados a mansalva en beneficio de los negocios de las petroleras, antes de Loma de la Lata, durante el apogeo de ésta y posterior a su apogeo. Lo único constante es el saqueo. La explotación de Vaca Muerta, analizada desde este antecedente, es la continuidad, esta vez a manos de otras multinacionales, llámese Chevrón, Dow Chemical o Techint.

Sin nacionalizar la industria hidrocarburífera, bajo el control de sus propios obreros, para poner al país bajo nuevas bases sociales (un gobierno de las y los trabajadores), alguien escribirá dentro de algunas décadas que Neuquén tuvo dos gigantes (si Vaca Muerta tuviera realmente un “boom”). En el marco de los regímenes del bonapartismo de la crisis capitalista, sean “neoliberales” a lo Menem-De la Rúa o “nac&pop” al estilo del PJ-kirchnerismo, los recursos naturales nunca serán riquezas para quienes laburan, ni servirán para revertir la miseria social.