Políticas

5/3/1998|575

‘Decretazo’ contra los docentes

De la Rúa sacó el decreto 1199/ 97 que avasalla el estatuto y abre las puertas de la flexibilización del gremio. Esta situación hace que el gobierno de la ciudad se ponga a tono con el nacional en la aplicación de la ley federal.


El decreto crea un organismo (Unidad de Reestructuración Orga­nizativa, dependiente de la Secreta­ria de Educación), con funciones de policía laboral y una planta perma­nente de docentes (no dice qué pasa con los titulares actuales) y otra de docentes transitoria.


Como no existen los listados, ni orden de mérito, en cierta forma todos los docentes quedan en disponibilidad.


También crea una auditoria médi­ca y replantea el régimen de licencias. Reduce asimismo el personal actual: los jardines maternales eliminan el cargo de celadora; se pone un piso de 15 alumnos por sección y un techo de 35, lo cual da pie a la fusión de secciones y al cese de cargos, dejando un tendal de compañeros fuera del sistema. No olvi­demos que en la secundaria las divisio­nes superiores tienen baja matrícula, por lo tanto peligran miles de puestos, hasta ahora cubiertos.


Los sindicatos del gremio se mani­festaron en contra del decreto, pero no han llamado a una Asamblea Gene­ral que ponga en marcha un plan de lucha.


Los docentes de Capital empiezan a sentir el peso de la ley federal de la mano de la Alianza, que a su vez es conducción de Ctera.


una marcha de repudio a la farsa del Congreso Nacional y siguiendo a los diputados de la Alianza, prefirió pasar la obediencia debida y el punto final… a ‘comisiones* para el 24 de marzo. También se opuso a una campaña por reclamar el derecho a que el pueblo pueda decidir en este punto, por encima del parlamento cómplice, a través de un plebiscito. En lugar de pelear para que el pueblo pueda decidir, juntan firmas “testimoniales”. La izquierda democratizante está unida en su impotencia, no quiere una verdadera lucha por la anulación de la obediencia debida (no por nada el PC firmó el “acta de Semana Santa” de 1987 que plantea los principios de la impunidad, y lo mismo hizo el Mas, entonces, en la Provincia de Buenos Aires).


Esta izquierda no es capaz de formar un partido único sólo porque ello desnudaría definitivamente su carácter democra­tizante, es decir antisocialista, pero en la práctica actúa como tal.