Defendamos el Policlínico de Lomas

La salud y los trabajadores, primero

Se han cumplido tres meses desde que se decretó la quiebra con continuidad de este centro de salud y asumió el interventor Colombo.

Hasta el día de hoy, los trabajadores desconocen en qué consiste el plan de reactivación y normalización del policlínico.

Lo único que les consta hasta el momento es que se adeudan sueldos desde mayo. Que, incluso, en esos sueldos ni siquiera se incluyen los últimos aumentos que les corresponde de acuerdo con el convenio de Sanidad. Que se han producido 12 despidos y hay rumores de nuevos en puerta, a contramano de las promesas de que el interventor iba a preservar los puestos de trabajo y los salarios de todo el personal.

La recarga horaria hace que los compañeros estén agotados para la correcta atención. No hay calefacción para la época invernal que atravesamos, la guardia es atendida en algunos casos por médicos que no poseen matrícula porque son extranjeros.

Faltan insumos y no se le suministran a los pacientes la medicación que necesitan y no reciben la atención ni el servicio que corresponde. Los medicamentos que se compran son en su mayoría genéricos, el material descartable no es el de mejor calidad que existe en el mercado.

Esta situación es un indicador elocuente de que no hay un plan serio de funcionamiento del policlínico, sino que estamos en presencia de una improvisación. Lo único que está claro en todo este esquema es que el pato de la boda, en esta nueva etapa, son una vez más los trabajadores y los pacientes, cuya salud e integridad física está amenazada.

Mientras la intervención es muy escrupulosa con lo que se gasta, no ocurre lo mismo con la prepaga, que sigue manejada por su antiguo dueño, Emilio Charlon. Se desconoce cuáles son los ingresos de la clínica, qué pasa con los contratos con obras sociales y otras prestaciones médicas, cuáles son los retiros de los funcionarios designados para administrarlas. Se reclama sacrificios a los trabajadores, pero estas cuestiones vitales son un secreto guardado bajo siete llaves.

Frente a esta situación, hacemos la siguiente propuesta:
1. Reclamemos que el interventor dé a conocer cuál es el plan de reactivación de la clínica. Ese plan tiene que incluir los compromisos y garantías que se nos dan a los trabajadores en lo que respecta a nuestros puestos de trabajo, el salario y condiciones de trabajo.
2. Es necesario que también se informe sobre las negociaciones que puedan existir ante un eventual traspaso. Los trabajadores tienen derecho a saber en qué consisten esas tratativas y qué propuestas hacen los interesados respecto del futuro de la clínica, su funcionamiento, las prestaciones y servicios que va a ofrecer y, por sobre todo, las seguridades que da en materia de puestos de trabajo y salarios del personal.
3. Que se paguen los salarios atrasados y se fije un régimen para cobrar, de ahora en más, al día, y que se respete la promesa de la estabilidad laboral para todos, que se reincorpore a los compañeros que han sido cesanteados.
4. Exijamos que se abran las cuentas del policlínico. Es necesario apartar a la vieja patronal, que nos condujo a este colapso del manejo de fondos.
5. El Estado tiene la obligación de tomar cartas en el asunto, porque está en juego ni más ni menos que la salud de la población. Aunque se trate de una institución privada, el Estado no puede dejar de ejercer la función de control que la ley le asigna. Con más razón ahora, cuando la provincia y el país están en emergencia sanitaria por el brote de la gripe porcina y del dengue. El Estado tiene que involucrarse y asegurar la reactivación del policlínico, con todos sus trabajadores adentro y con una prestación acorde a lo que la población demanda y necesita.
6. Hay que reclamar, por último, que el sindicato convoque a elecciones de delegados. Con más fundamento que nunca, los trabajadores del policlínico necesitan contar con representación gremial para enfrentar esta etapa que se abre.

La semana pasada tuvo lugar una bulliciosa concentración de los despedidos en la puerta, que fue acompañada por delegaciones de trabajadores solidarios y del propio sindicato seccional (ATSA). Es necesario persistir en este camino hasta arrancar la victoria.

 

Pablo Heller