Políticas

16/7/2003|809

Defendamos las posiciones politicas conquistadas

Extractos del lanzamiento de la campaña electoral en la Ciudad

La lucha política que libramos por la banca del Partido Obrero en la Legislatura es extremadamente importante.


Se trata, antes que nada, de una lucha defensiva, porque nuestros mejores deseos no eran estar hoy luchando por una banca en la Legislatura sino en una Asamblea Constituyente convocada por un gobierno de trabajadores, por la transformación social y política del país. Ahí queríamos estar hoy, no luchando por la vieja Legislatura.


El Partido Obrero fue el único que luchó por completar el Argentinazo del 19 y 20, o sea, por una Asamblea Constituyente convocada por las organizaciones en lucha. El testimonio de eso fue el extraordinario acto en Plaza de Mayo, en celebración del aniversario del 20 de diciembre. También, naturalmente, todas las grandes luchas que tuvieron como protagonista al Puente Pueyrredón, que ha pasado a ser un símbolo de la clase obrera argentina.


Esta fue la perspectiva por la cual luchamos y hoy, en cambio, estamos luchando por una banca, por dos bancas o por tres bancas en la Legislatura trucha, en la Legislatura que juntó 42 votos para aprobar la reducción de la jornada laboral en el subte en primera votación, y que, cuando el señor Benito Roggio con Barrionuevo y Nosiglia le dijeron a Ibarra que tenía que vetar la ley, en la segunda votación para insistir en la reducción de la jornada laboral, tuvimos nada más que 28 votos. Catorce diputados de esta ciudad fueron coimeados para cambiar su voto en la segunda votación en la Legislatura. En resumen, hoy no estamos en una Asamblea Constituyente buscando la transformación de la Argentina sobre nuevas bases sociales, sino que estamos pel eando por mantener nuestra posición, y si es posible acrecentarla, en la Legislatura. Esta es una lucha defensiva.


Alguien dirá que presentar los problemas de esta manera no es la mejor manera de impulsar, durante dos meses, para que Ramal y Martínez ingresen a la Legislatura. Pero el método del Partido Obrero lo exige.


El método del Partido Obrero se basa en dar una conciencia clara de la situación a las obreras y a los obreros. De estar en una Constituyente como queríamos, estamos peleando por una Legislatura en donde vamos a volver a integrar, si ingresamos, como creo que luchando vamos a ingresar, la Comisión de la Vivienda, que es la amansadora más grande que he visto en mi vida para agotar la paciencia, la moral y el espíritu de los trabajadores sin techo de esta Ciudad.


Es decir, estamos luchando por volver a esa cueva.


Importancia


Pero las luchas defensivas son las luchas políticas más importantes para un partido revolucionario, porque marcan la capacidad de aguante, de resistencia y de firmeza de un partido. Y si esta capacidad de aguante, de resistencia y de firmeza se confirma, ella lo prepara para la próxima ofensiva, esta vez definitivamente victoriosa.


Nadie podía esperar que una sola movilización popular, en este caso la que acabó con De la Rúa y con Cavallo, nos iba a traer un gobierno de trabajadores. Fue la primera manifestación de un movimiento revolucionario de nuestro pueblo. Ante la mayor bancarrota capitalista, no sólo de la historia de la Argentina sino de la historia del mundo, nuevas movilizaciones, nuevas luchas, nuevas ofensivas de los trabajadores deberían llevarnos a una victoria.


Pero en esa movilización del 19 y 20 de diciembre, el pueblo salió a la calle metiendo a todos los partidos políticos, de izquierda y de derecha, revolucionarios y capitalistas, en la misma bolsa. La gente que ocupaba la calle decía que no quería partidos, no quería programa, no quería dirección. El pueblo argentino paga ahora con un retroceso ese débil punto de partida en su lucha política. Porque no hay posibilidad de victoria contra el Estado capitalista sin programa, sin partido, sin dirección y sin organización.


En un momento en que alguna gente se pregunta qué distingue al Partido Obrero de otro partido de izquierda, ustedes lo pueden ver a Zamora, el adalid de que no hay que organizarse y de aquella famosa frase que lo anotó en la galería de los “próceres” con Rico. Rico había dicho que “dudar es una jactancia de los intelectuales” y Zamora decía “no tengo respuestas, sólo me hago preguntas”. Una maravilla. Mientras un partido revolucionario, nuestro partido luchaba por imponer nuestro programa, el hombre se jactaba de no tener programa ni ideas. Ahora, cuando tiene que ir por un puesto en el Estado, saca de golpe un programa que es un refrito de lo que diría cualquier político de cuarta, cualquier puntero de La Boca, sobre “vamos a crear trabajo… vamos a empujar acá… vamos a ir para allá…”.


Inclusive Izquierda Unida va a esta elección entusiasmada con la perspectiva de permanecer en la Legislatura, sin reflexionar por un momento de que se trata de una lucha defensiva. Y al revés, consideran como un trofeo estratégico las posiciones parlamentarias, sin explicar, ni explicarse, en qué perspectiva ha quedado el planteo con el que coquetearon, de “que se vayan todos”. Denunciamos que han renunciado definitivamente a cualquier compromiso con la estrategia revolucionaria


Para nosotros la batalla electoral es crucial. El pueblo argentino se desengañó, claro que de una manera negativa, de la cháchara de que los partidos no sirven para nada, como lo prueba que ha vuelto a votar a todos esos partidos, o a sus restos; luego de decir que no sirve “la política” se ha entregado a la peor política. Pero cuando este pueblo se desengañe y recapacite, y analice y asimile el fatal fracaso del gobierno capitalista de Kirchner, no va a volver a salir un 19 y 20 de diciembre diciendo no a los partidos, va a salir con las banderas de los partidos revolucionarios que aguantaron esta contraofensiva democratizante de los explotadores y que se mantuvieron firmes en sus estrategias y marcaron el rumbo cuando los otros venían degollando.


Para decirlo con una frase de resonancia internacional, “la batalla defensiva es la madre de todas las batallas”.


Posiciones conquistadas


Por eso quiero destacar que en parte estamos ganando esta batalla defensiva, porque hace tres años el Partido Obrero, en otra campaña electoral, llenó también la Federación de Box como hoy, igual que hoy, sólo que hace tres años era todo el Partido Obrero de la República Argentina, el que llenaba la Federación de Box y hoy es solamente el Partido Obrero de la Capital Federal.


Lo cual indica que hay una conquista que hemos sostenido y defendido, a saber que este giro hacia posiciones capitalistas en la situación política nacional no ha mellado a la vanguardia piquetera, a la vanguardia estudiantil, a la vanguardia obrera, a la vanguardia que ocupa las fábricas. Ha mellado a Bonasso, que denunció a Ibarra como represor del Padelai y ahora va en la lista del represor del Padelai como primer diputado. A Bonasso, pero a los compañeros de los barrios no, a los de Brukman no, a los de Grissinópoli no. Ha mellado a Iu, pero no al MTL, ni al Bloque Piquetero.


Un partido tiene que entender dónde están sus debilidades, pero también debe reconocer, todo obrero debe hacerlo, las conquistas que ha conseguido. Nuestra conquista política, es que partimos desde mucho más alto de lo que estábamos en el año 2000, cuando hicimos la campaña electoral que me llevó a mí a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.


Carácter del gobierno


Es claro que el gobierno de Kirchner es contradictorio y hasta “enigmático”. Es que tiene la función histórica de enterrar el Argentinazo y de superar la bancarrota capitalista, dos tareas que superan completamente no ya la capacidad y la perspectiva histórica de la burguesía, sino los sueños más febriles de Kirchner y de Cristina Kirchner, con la cual comparte los sueños.


Entonces, tiene que ser forzosamente un gobierno en crisis y necesariamente enigmático, un gobierno con problemas. Por ejemplo, no hay forma de que pague la deuda externa de 200.000 millones de dólares en un país cuyo producto bruto cayó de 300.000 millones de dólares a 130.000 millones de dólares, sin provocar nuevas crisis políticas mayores que en el pasado y nuevos levantamientos.


Es inevitable incluso, sea lo que haga o no Kirchner, un choque internacional y nacional en torno a la deuda externa.


El hombre está superado por esta crisis y de ahí las características enigmáticas del gobierno y sus oscilaciones.


Hasta ahora, sin embargo, el gobierno de Kirchner es una farsa, por ejemplo, descubre por enésima vez, que los organismos de seguridad y represión son una cueva de delincuentes.


O, por ejemplo, quiere firmar un pacto con los piqueteros, para que, a cambio de desprocesar a los 3.000 compañeros que están en la Justicia, acepten que las manifestaciones se hagan en un “sambódromo”, donde irían a desfilar los piqueteros. Pitrola le contestó, por televisión, que si en la Argentina hubiera existido un “sambódromo” hoy todavía gobernarían De la Rúa y Cavallo.


Esta denuncia de la policía obedece a que hay levantamientos populares en todos lados. Está el levantamiento de Santiago del Estero, que va por el segundo Santiagueñazo. En Lanús han ido a protestar a las comisarías. El gobierno señala a los desarmaderos, pero no es un problema de desarmaderos, ¿y el narcotráfico?, ¿y el juego?, ¿y la prostitución? Hablan de los desarmaderos para tapar las otras. Es pura farsa. La montaña parió un ratón, no hay nada.


Farsa


Ahora dan un aumento salarial que en realidad no aumenta nada, pero sí aumenta el “coeficiente de variación salarial” que ajusta las deudas hipotecarias de los compañeros que se compraron una vivienda. No hay aumento y ya nos suben la carga hipotecaria.


Detrás del aumento salarial hay una quita del ingreso de los trabajadores en relación de dependencia que tengan una deuda hipotecaria. Nosotros vamos a defender a los compañeros con deuda hipotecaria, a muerte.


El FMI quiere que se termine con la prohibición de hacer los juicios hipotecarios, para rematar las viviendas.


Se ha hecho una alharaca terrible con el juez Zafaroni. No los voy a agotar a ustedes con la crítica de los fallos jurídicos de Zafaroni. Me basta decirles solo una cosa. La deuda externa Argentina es ilegal. Zafaroni la considera legal.


Los contratos de Aguas Argentinas y otras privatizadas se dirimen judicialmente, al igual que la deuda externa, no en Buenos Aires, ni en Córdoba, ni en Santiago del Estero, sino en Londres y en Nueva York.


¿Zafaroni no va a declarar ilegales los contratos de privatización con ….. en los tribunales en Nueva York y en Londres? No, es un hombre de régimen.


Zafaroni integró la convención constituyente del año ’94 que estableció los decretos de necesidad y urgencia o el veto parcial de las leyes, por medio de los cuales se ha rematado todo el país.


Con relación a la deuda externa Kirchner está pagando la mitad regularmente. En el país entran 20.000 millones de dólares por año y las reservas del Banco Central están siempre en 11.000 millones de dólares. ¿Por qué? Porque así como vienen, así se van, por el pago de la deuda externa, por salida de capitales, por todo tipo de fraude.


No representa ningún cambio. Y como no representa ningún cambio no representa una salida a la bancarrota, y como no representa una salida a la bancarrota, no es una salida al hambre, no es una salida a la desocupación, es el gérmen de un nuevo Argentinazo.


Defensivo-ofensivo


Para eso se prepara el Partido Obrero. Tenemos que defender la banca para que, como hicimos en septiembre del 2000 cuando renunció Chacho Alvarez, vayamos a la Legislatura a decir que “esta renuncia marca el comienzo del final de este régimen. Fuera De la Rúa, fuera Cavallo, por una Asamblea Constituyente”. Por primera vez, desde una tribuna legislativa, se lanzó la consigna del Argentinazo con un año de anticipación. Orientó o sirvió para orientar a los militantes del Partido Obrero y por medio de los militantes del Partido Obrero a tantos militantes populares.


Queremos una banca, dos bancas, tres bancas. Este es el carácter defensivo.


Es importante la dialéctica entre lo defensivo y lo ofensivo.


El otro día el señor Julio Ramos, de Ambito Financiero, dijo que éste era un gobierno de zurdos. Me llamó Chiche Gelblum y me preguntó: “¿Altamira, éste es un gobierno de zurdos como dice Julio Ramos?”. “Lo debe decir por Scioli”, respondí, por Beliz, por Alberto Fernández, que privatizó todo el sistema jubilatorio, por Marta Oyhanarte, por Tomada, por Aníbal Fernández.


Nadie esperaba que Kirchner fuera un burgués revolucionario. El Partido Obrero afirma rotundamente que la clase capitalista es irrevocablemente incapaz de sacar el país adelante y está condenada a hundirlo cada vez más. Pero existía la remota posibilidad de ver un personaje dramático frente a la crisis. Un personaje dramático que tiene choques reales, no que arma choques ficticios. Pero no hay nada de choques reales.


Se ha convocado, para el jueves que viene, en una gran movilización a la Legislatura por la expropiación de Brukman. Estos progresistas no pueden expropiar a Brukman, los frenan tres jueces menemistas que han fallado a favor de Brukman, en un fallo completamente vaciado.


Piqueteros y fábricas ocupadas


Desde el comienzo del Argentinazo hubo un sector de las masas que no aceptó la tesis de que la organización, los partidos y los programas eran inútiles. El sector del Bloque Piquetero y de las fábricas ocupadas. Por eso no se desintegró sino que avanzó.


Está hoy más fuerte que nunca, aun en este período defensivo. Está haciendo asambleas populares en todos los distritos de la provincia de Buenos Aires y en todas las provincias. Se desarrolla políticamente y ha llevado a su propio campo a las asambleas populares.


El elemento revolucionario que nos dejó el Argentinazo está presente como sujeto político en la Asamblea Nacional de Trabajadores que se está desarrollando más que nunca.


Por eso el Partido Obrero dice que en esta lucha defensiva hay varias posiciones que tenemos que defender y desarrollar. Defender y desarrollar las posiciones conquistadas en los parlamentos capitalistas, y defender y desarrollar el Bloque Piquetero, el Polo Obrero y las asambleas populares. Estas son las dos patas, que uniendo la organización y la lucha, nos llevará al gobierno de los trabajadores.


El movimiento popular está sujeto a las oscilaciones políticas de la crisis; así como ha virado transitoriamente al campo democrático va a virar, más tarde o más temprano, al campo revolucionario. Está forzado por la necesidad. Lo demuestran los levantamientos en las comisarías, lo demuestran las movilizaciones que continúan, lo demuestra el vigor del movimiento piquetero, lo demuestra el movimiento estudiantil. Hay que mantener firmes las posiciones políticas.


Política y elecciones


La superficialidad del desvío electoral es muy notoria. El que mejor lo sabe es Kirchner, que sólo juntó un 22% con ayuda de Duhalde. Recién ahora, después de las elecciones y no con métodos electorales, está tratando de armar su posición; con el 22% estaba condenado a irse en 30 días. Para armar su posición hace, desde la otra vereda, lo que nosotros hacemos desde ésta, está tratando de armar sus cuadros, meterse dentro del movimiento popular, conquistar posiciones, intervenir.


No es un problema electoral, es un problema de lucha política: conquistarse a los Bonasso, a los Lozano, a los Zamora, a éste al otro. Confundir a los trabajadores.


Las elecciones no registran adecuadamente el proceso verdadero de la crisis y el movimiento de las masas. Pero nosotros vamos a esta batalla electoral para mantener y desarrollar las posiciones conquistadas.


No entregamos ninguna fortaleza que tengamos en nuestras manos. Porque para nosotros son valiosos los peldaños que llevan a aspiraciones mayores.


El compañero Ramal ha expuesto un método, que no sólo es seguro desde el punto de vista electoral, sino que es fantástico desde el punto de vista político: que cada uno de ustedes convenza a veinte compañeros a votar al PO.


¿Qué quiere decir convencer? Hablarle la primera vez y aunque diga que sí, decirnos “éste no vota al PO”. Así que hay que hablarle de nuevo hasta convencerlo y convencer a veinte.


Nosotros tenemos que transformar a la vanguardia de 6.000 luchadores que hay en esta Ciudad para traccionar por lo menos a 35.000 votantes por un programa, por una perspectiva histórica y por una estrategia.


Es una batalla extraordinaria, es una batalla como la del Puente Pueyrredón, como la del pasado noviembre, bajo un sol abrasador, once horas entre una policía que no nos dejaba pasar porque nosotros no nos dejábamos cachear y nosotros que no nos bajábamos porque estábamos dispuestos a pasar y pasamos.


Si los compañeros piqueteros obligaron a la policía a que no los cachee y avanzaron a Plaza de Mayo, nosotros tenemos que poder juntar de la mano 35.000 votos y entrar como revolucionarios a esta Legislatura, que esperemos que sea la última para ir realmente a una Asamblea Constituyente soberana convocada por un gobierno de los trabajadores.


Gracias, compañeros.