Políticas

11/5/2006|945

Del doble discurso al fracaso del acto


El viernes 5, en Gualeguaychú, el presidente Kirchner reunió a todos sus ministros, a 20 gobernadores, entre los cuales estaban cuatro de los seis de la UCR, y a infinidad de intendentes, en un acto para reafirmar la defensa del medio ambiente. Pero el acto “popular” fue un fracaso.


 


La concurrencia fue de 30.000 personas. Pero además, la mayoría respondía a los aparatos partidarios peronistas de Entre Ríos (Concordia y Paraná) y de Buenos Aires. “Buena parte de los vecinos de esta ciudad desoyeron la invitación del Presidente (…) una gran puesta en escena sin otro resultado que el de una honda decepción para quienes hace más de un año batallan activamente contra las papeleras de Fray Bentos (…) los asambleístas no ocultaban su desentanto, la consigna ‘No a las papeleras’ que esperaban escuchar de la boca del Presidente nunca llegó” (La Nación, 6/5, “El Presidente no convenció a Gualeguaychú”).


 


Toda la prensa destacó, además, que en el discurso medioambientalista de Kirchner no hubo ningún anuncio concreto de nada, ni ninguna medida para revertir los desastres en la materia.


 


Argentina genera más del 90% de la energía a partir de combustibles fósiles, siendo en este aspecto el peor de todos los países de la región, a pesar de tener un enorme potencial en fuentes de energías limpias y renovables.


 


El actual gobierno presentó en la Conferencia Internacional de Energías Renovables 2004, realizada en Bonn, Alemania, un documento en el que se compromete ante la comunidad internacional a generar para el año 2013 el 8% de su energía eléctrica a través de fuentes de energía renovables. Como en todos los ordenes, aquí también el gobierno K tiene un doble discurso: se compromete internacionalmente con las energías renovables y promueve nacionalmente los combustibles fósiles.


 


Otro tanto ocurre con la deforestación, principalmente en la región Noroeste del país, cuya causa principal ha sido el avance de la frontera agropecuaria para tornar esas tierras en monocultivos de soja. Según la revista Ambiente y Sociedad del 15/12/04, la deforestación desde 1999 a esa fecha fue de más de 2 millones de hectáreas; principalmente en las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Salta, Tucumán, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, se han volcado a la soja.


 


La deforestación en Argentina es una de las causas principales de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, mayor que la generada por la industria nacional, sólo superada por la quema de combustibles fósiles. De este tema el gobierno K tampoco dice ni hace nada. Amén de la larga lista de cataclismos producidos por causa de la deforestación, como las inundaciones en Santa Fe en 2003 (30 muertos), las de Chaco (con casi 600.000 hectáreas afectadas en 2005, y repetidas este año) y las recientes en Tartagal, Salta.


 


Es perentorio empezar a cambiar las formas de generación de energía y prohibir terminantemente la tala de bosques para no seguir contribuyendo al calentamiento global. Este gobierno se ha mostrado incapaz de hacerlo porque responde a sus mandantes, que son precisamente quienes lucran con el petróleo y los que manejan el negocio de la agroexportación.


 


Las papeleras diseminadas en varias provincias, las curtiembres, los productores de agroquímicos, de fertilizantes… y sigue la larga lista de fábricas que, con el encubrimiento de los gobernantes, emiten polución y dañan el medio ambiente en forma irreversible.


 


La única alternativa para terminar con la destrucción capitalista del medio ambiente y la contaminación es nacionalizar los recursos naturales y todas las industrias contaminantes, y poner su explotación bajo la gestión de los trabajadores.


 


(6/5)