Políticas
6/11/2023
¿Democracia o fascismo?
La campaña del oficialismo y parte de la oposición patronal para entrampar a los trabajadores.
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Javier Milei y Sergio Massa.
La pelea por el balotaje entre Sergio Massa (Unión por la Patria) y Javier Milei (La Libertad Avanza) está dando lugar a todo tipo de teorizaciones sobre la contienda. La más fuerte de estas es la campaña “oficial” que ubica a ambas partes en el escenario de un enfrentamiento entre la democracia (Massa) y el fascismo (Milei): una trampa que busca comprometer a los trabajadores con un régimen social ajeno, sobre la base de una distorsión conceptual y el embellecimiento de una democracia de clase con métodos represivos.
El origen de la caracterización de “democracia o fascismo” no es propia de las organizaciones y/o actores más “democráticos”, justamente. En la Argentina actual opera como una aplicación importada de la campaña de Lula contra Bolsonaro en Brasil. Hoy es el argumento más difundido por el oficialismo para captar el voto progresista y democrático, pero incluso es un buen catalizador de la convocatoria de Massa y la burguesía a un gobierno de unidad nacional.
La campaña de “democracia o fascismo” no es excluyente del oficialismo sino que se extiende a gran parte de la oposición patronal. El gobernador radical jujeño Gerardo Morales, conocido cercenador de las libertades democráticas en su provincia, señaló que “El problema de Milei es que pone en riesgo a la democracia”. En igual sentido, Elisa Carrió manifestó: “Ahora, lo otro (Javier Milei)… Yo a la locura no voy porque estudié mucho Los orígenes del totalitarismo, de Hannah Arendt”, y así varios.
Sobre fascismos y democracias
Es cierto que un elemento como Javier Milei, quien en nombre de la libertad de mercado manifiesta abiertamente su desprecio de los derechos democráticos y colectivos de los trabajadores, y que lleva como candidata a vicepresidenta a una mujer, Victoria Villarruel, defensora del negacionismo del terrorismo de Estado, Videla y las Fuerzas Armadas, puede ser caracterizado sin muchos pormenores como un fascista. Pero esto no agota la caracterización de un régimen fascista. Ni mucho menos la de un régimen democrático burgués.
Una elaboración política correcta no debería partir solo de caracterizar al fascismo –en nuestros términos como uno de los últimos recursos del capital para movilizar a la pequeñaburguesía arruinada contra la clase trabajadora y sus organizaciones- sino también a la democracia.
Suele suceder que cuando un trabajador reivindica la democracia contra el fascismo lo hace en función de preservar sus derechos y conquistas “democráticas” bajo el actual régimen (derechos de reunión, organización, manifestación, libertades democráticas, etc.), pero cuando la clase capitalista y sus voceros políticos convocan a la defensa de la democracia lo hacen en otros términos: para reivindicar los mecanismos institucionales de contención y represión para garantizar la continuidad de la explotación social.
Esto es algo que se ve a diario. Uno de los argumentos más frecuentes contra las huelgas obreras que ganan terreno o contra la lucha piquetera suele ser la “defensa de la democracia” y la preservación de las “instituciones democráticas”. En nombre de la democracia se puede reprimir y encarcelar activistas, atacar un conflicto obrero tildándolo de “ilegal”, cercenar derechos democráticos bajo el mote selectivo de “terroristas” e incluso justificar y apoyar invasiones extranjeras.
Quien controla el régimen político actual es la clase social dominante, de allí que nos encontremos bajo una democracia burguesa, donde las libertades democráticas se encuentran condicionadas a las necesidades e intereses de los capitalistas.
La extorsión
El dilema de “democracia o fascismo” debe ser interpretado al calor de todas estas consideraciones. Considerar la victoria de un fascista como condición suficiente para la instauración de un régimen fascista es incluso sobredimensionar los alcances del proceso político institucional por sobre el carácter de clase del régimen en su conjunto. Como si la victoria de un candidato obrero (Lula) o un ex guerrillero (Mujica) expresaran el ascenso del socialismo.
“Demócratas” y “fascistas” conviven en la democracia burguesa actual. Mientras Milei lleva a una aliada de Videla en su fórmula –quien busca un mayor protagonismo de las FFAA en la política nacional-, Massa lleva como su vice al protagonista del reposicionamiento de las Fuerzas Armadas en el último periodo, Agustín Rossi.
Quienes acusan a sus contrincantes de fascistas son promotores de una política militar con agentes directos de la política golpista y belicista del imperialismo en la región, como el caso de Juan Martín Paleo como Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas; y de la reinstalación de las FFAA con la designación de César Milani en su momento.
La clase capitalista no respalda hoy la instauración de un régimen fascista en la Argentina, porque aún puede valerse de los medios “democráticos” para desenvolver sus propósitos. La candidatura de Massa y su gobierno de unidad nacional es, justamente, la consecución de esos medios políticos e institucionales. Las patotas de la burocracia sindical o el aparato represivo el Estado y sus fuerzas policiales, son parte de las “herramientas” que dominan para hacer valer sus pretensiones cuando las “instituciones democráticas” son superadas.
“Democracia o fascismo” es la consigna pérfida del propio régimen político para convalidar los medios para un mayor ataque a los trabajadores, embelleciendo una democracia burguesa que se hunde en el fracaso y rescatando las mismas instituciones (Justicia, Ejecutivo, Legislativo, la Iglesia, etc.) que operan contra la clase obrera. Una doctrina que es y seguirá siendo utilizada para justificar el “apoyo” a la derecha, el FMI y sus políticas reaccionarias, en vistas de enfrentar el “espanto”.
La clase trabajadora no por esto debe subestimar las amenazas reaccionarias y represivas, sino dotarse de los medios propios para enfrentar esta política sin depositar ninguna expectativa en falsos demócratas.
https://prensaobrera.com/politicas/no-apoyamos-politicamente-ni-votamos-ni-a-milei-ni-a-massa
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