Democracia y seguridad nacional

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El propio Presidente se encargó, en el discurso inaugural de la Conferencia de Ejércitos Americanos, de pulverizar la tesis de que con el advenimiento de un gobierno democrático quedaba enterrada la doctrina de seguridad nacional. Para Alfonsín, los gobiernos democráticos tienen la virtud de legitimar la represión interna, base de esta doctrina. “Ya nadie sostiene —dijo el Presidente— que la seguridad del continente reclama gobiernos autoritarios”; “la autoridad de la democracia” ... “legitima la lucha por la seguridad y condiciona sus formas” (La Razón, 17- 11). Se trata de la declaración más clara y nítida del alineamiento político con la estrategia de la seguridad continental.
La "teoría” de la seguridad continental en el Cono Sur ha sufrido modificaciones con la crisis de los gobiernos militares instalados en la década del 70. El pasaje a formas constitucionales de gobierno plantea naturalmente una sofisticación en los medios de represión internos, pues éstas deben compatibilizarse, al menos hasta cierto punto y en cierto período, con el funcionamiento del conjunto de las instituciones del Estado. Pero las “democracias” no renuncian a la estrategia de seguridad continental del imperialismo; ahí está para probarlo la negociación de Malvinas por Intermedio del Pentágono norteamericano. La controvertida ley de Defensa es una expresión de los métodos de la perfidia democrática en materia represiva: el alfonsinismo pretende "racionalizar” la presencia represiva de las fuerzas armadas a través del Consejo de Seguridad y aun del Centro Militar, convocado por Alfonsín en enero pasado. Las FFAA son el recurso último de la supervivencia del Estado burgués, y el izquierdista que quiera alterar esto con modificaciones de doctrinas, es un imbécil.
Con esta introducción de Alfonsín, el Gral. Caridi se movió a sus anchas entre sus pares para plantear, también con meridiana claridad, la reinserción argentina en el dispositivo militar del imperialismo yanqui. El hombre que le habría lavado la cara al Ejército (al decir de El Periodista) planteó dejar de lado, refiriéndose a Malvinas, las “desavenencias pasajeras y secundarias producto de eventuales cuestiones coyunturales”. ¡Este es el lenguaje de la Patria!