Políticas

5/4/2001|701

Denunciamos al estado sionista en la legislatura

En una sesión del pasado jueves 29, la Legislatura sometió a votación un “decreto de necesidad y urgencia” del gobierno de Ibarra, que aceptaba la donación del terreno donde había funcionado la Embajada de Israel, con el cargo de erigir en ese lugar una plazoleta en memoria de las víctimas. La donación era realizada por un grupo de “particulares de la comunidad judía”, que había “adquirido el predio al Estado de Israel”. Es decir que, bajo la forma de testaferros, se trataba de una donación del Estado sionista a la Ciudad.


Al oponerse a esta donación, la banca del PO denunció, en primer lugar, el régimen de necesidad y urgencia vigente tanto en la ciudad como en el país. “No puedo dejar de decir -señaló Altamira- que estamos bajo un régimen de excepcionalidad política en el país, con cesión de poderes al Poder Ejecutivo. (…) Pero la razón fundamental por la que mi bancada se opone a una donación del Estado de Israel, es porque es un Estado terrorista internacional, que viola todos los días los derechos humanos. Hay informes de Amnesty International sobre las torturas, y hay una masacre sistemática de un pueblo oprimido: el árabe palestino por parte del Estado de Israel”.


“Una de las conclusiones principales que sacamos en este país a la luz de la experiencia de la dictadura militar, es que no hay que confundir las acciones trágicas que producen las revueltas, las protestas y las acciones populares con terrorismo de Estado; que no aceptamos la teoría de ‘los dos demonios’: duele terriblemente una bomba que troncha una vida, pero no confundo la revuelta del pueblo árabe de Palestina por sus derechos nacionales con el ataque de la aviación israelí con helicópteros a poblaciones palestinas enteras, para asegurar su primacía y su dominación nacional”.


No al antisemitismo, no al Estado sionista


Altamira destacó después que “lo esencial en el atentado a la Amia o a la Embajada, es separar a las víctimas y el repudio al atentado, de cualquier forma de solidaridad con un Estado terrorista internacional. El que mezcle las dos cosas estará contrabandeando el problema del repudio al atentado.


“El PO defiende que haya una plaza en esta ciudad que honre a las víctimas de la Amia y a las víctimas de la Embajada de Israel. Tenemos plazas. Podemos consagrarlas para honrar a las víctimas. Yo voy todos los años a los actos en la puerta de la Amia, que se realizan en homenaje a las víctimas del atentado terrorista. Participé de la movilización multitudinaria en repudio a ese atentado en la plaza del Congreso. Así lo he hecho y así lo ha hecho mi partido. Pero mi agrupación, que ha vivido la experiencia de la dictadura militar y que luchó contra el terrorismo de Estado, no acepta donaciones de un Estado terrorista. No admitimos, por lo tanto, confundir, de ninguna manera, el repudio a los atentados con la solidaridad con un Estado que todos los días avasalla los derechos nacionales del pueblo palestino”.


“Mantenimiento de la Paz”


Al analizar el propio “decreto de necesidad”, Altamira demostró finalmente que la donación resultaba condicionada a un “homenaje”, pero no a las víctimas, sino a la política del Estado sionista. “En los cargos del decreto, se dice: ‘No pudiendo el Gobieno de la Ciudad utilizar el espacio cedido para actividades distintas a los fines para los que fue creada, que son el mantenimiento de la paz y la memoria de las víctimas’. ¿Qué es esto de ‘mantenimiento de la paz’? ¡La diplomacia del Estado sionista habla todo el tiempo de la paz! ¡Es exactamente en nombre de ella que le quita el agua, el derecho a la vida, los derechos nacionales y la propia existencia al pueblo palestino! ¿Vamos a aceptar la hipocresía de este lenguaje usado hasta el abuso? Esta es la posición por la cual no puedo aceptar esta donación. Estoy dispuesto, junto con cualquier bancada, a redactar un proyecto que tome un lugar de la ciudad para que se levante un repudio a los atentados que han cobrado víctimas de ciudadanos argentinos, judíos y no judíos. Pero rechazo que, tras ese repudio, pretenda contrabandearse la política de un Estado criminal”.


La posición de la izquierda


Los diputados de Izquierda Unida, del Partido Socialista Auténtico y del Partido Humanista votaron en contra del despacho que aceptaba la donación del antiguo predio de la Embajada de Israel. Sólo lo hicieron, sin embargo, en rechazo a la forma del “decreto de necesidad y urgencia”, pero no cuestionaron su contenido. Alexis Latendorf (PSA) señaló que para aceptar la donación “no existían impedimentos de cumplir con las normas previstas en nuestra constitución porteña, pues el jefe de Gobierno, de haber tenido la intención de respetarla, podría haber llamado a sesión extraordinaria, o solicitarle al donante una extensión del plazo para dar tiempo a la iniciación de sesiones ordinarias. El jefe de Gobierno ha avanzado sobre las facultades que le son propias a este poder, creando un antecedente preocupante”. Por su parte, Vilma Ripoll dejo constancia del voto negativo del bloque de Izquierda Unida, señalando que “hoy hubiéramos comenzado la sesión repudiando la actitud del Congreso Nacional por haber dejado que le recorten sus poderes a manos del Fondo Monetario Internacional y de Cavallo”. Ninguno de los dos denunció en su intervención la cuestión de fondo, esto es, la aceptación de una donación por parte de un Estado opresor y genocida. En el caso de Lía Méndez (PH), rechazó el ‘decreto’ y estableció su acuerdo con el contenido de la resolución.