Políticas

20/3/2025

Editorial

Derrotado en la calle, salvado en el recinto: el 24 seamos millones

Lo que dejó la jornada del 19 de marzo en el Congreso.

Collage Prensa Obrera

Finalmente a pesar de las amenazas de que iba a haber una fuerte represión, de diversas formas de amedrentamiento que incluían un operativo propio del estado de sitio -como el control de pasajeros y transeúntes-, la concentración frente al Congreso de este miércoles 19 se hizo y fueron miles y miles a responder a un gobierno que una semana antes había liberado a las fuerzas de seguridad para producir una de las represiones más feroces que se recuerden contra una movilización popular y que incluyó que siete días después el fotógrafo Pablo Grillo siga peleando por su vida víctima de un escopetazo directo a su cabeza hecho por un oficial de Gendarmería.

La brutalidad asesina de Patricia Bullrich recibió una respuesta popular que golpeó en el centro del gobierno y que empezó al día siguiente con paros docentes en la UBA resuelto por AGD, de los docentes de Neuquén, de Jujuy, y otras expresiones colectivas de repudio. Pero lo más importante fue la decisión de volver a la Plaza del Congreso una semana después. En la plaza se vieron las columnas organizadas de gremios combativos como AGD, Ademys, la Junta Interna del Garrahan, Sutna; los trabajadores de la gráfica Morvillo ocupada desde hace más de 20 días; de la seccional oeste de la Unión Ferroviaria, la Comisión Interna de Nodocentes de Sociales de la UBA; también de la CTA y ATE, de UTE, de la CATT y seccionales de la UOM, entre otros; junto a estos las columnas de los partidos de izquierda, de organizaciones piqueteras, etc. En el centro de esta convocatoria volvieron a estar los jubilados que realizaron su acto, y plantaron bandera defendiendo la lucha por un reclamo que se recrea todos los miércoles.

Con todo este marco, la realización de la movilización a Congreso constituye sin ninguna duda una derrota política del gobierno y un triunfo popular. Patricia Bullrich tuvo que hacer lo que juró no iba a hacer: ser el propio gobierno el que cortaba la circulación en las calles porteñas. El protocolo antipiquetes se convirtió en un papel sin valor. Toda la política represiva del gobierno quedó en el centro de la escena después de la represión del 12, incluido los servicios de inteligencia, el presupuesto que manejan, etc. y fue la movilización popular la que terminó de ponerle los límites a un ataque a elementales derechos democráticos que la oposición, el Congreso y la justicia dejaron pasar una y otra vez, incluso en las puertas del mismo Congreso cada miércoles en que los “viejos” son apaleados.

La comprensión política de qué es lo que está en juego se expresó en la masividad que adquirió la consigna “Fuera Bullrich”, que se asocia directa e indirectamente a la de “Fuera Milei”. Es la expresión de que para sectores cada vez más masivos sacarse de encima a este gobierno hambreador, entreguista y represor es una tarea de primer orden.

El 24 de marzo es la oportunidad de mostrar en las calles de todo el país el repudio al gobierno de Milei y a quienes lo sostienen con millones marchando al grito de "Fuera Bullrich, Fuera Milei".

Las “fuerzas del cielo” de Milei

Mientras que frente al Congreso los jubilados, rodeados del movimiento popular, las columnas de gremios, partidos de izquierda y organizaciones sociales le daban un golpe político al gobierno, adentro del recinto le daban un aval al DNU de Milei por el que se autoriza a firmar un acuerdo con el FMI. En una sesión que verificó el desmadre del oficialismo, de su propio bloque, el gobierno logró el apoyo de prácticamente todos los partidos, con la excepción del FIT-U. En la misma sesión y a “cielo abierto” se negociaba con los gobernadores el voto de los diputados de sus provincias. El peronismo aportó los votos de los tucumanos, cordobeses, salteños, catamarqueños, un santiagueño, además de 7 ausencias; la mitad del bloque del radicalismo “sin peluca” del agredido Manes votó a favor, lo mismo los neuquinos del MPN, el santacruceño que responde al gobernador “sindicalista” Vidal y obviamente el PRO, la UCR y el oficialismo. Pichetto en el recinto y Carrió en los medios justificaron el apoyo al DNU con el grotesco argumento de que no significa un apoyo al gobierno. El gobierno por un voto logró la aprobación de un DNU que viola leyes y que deja al Congreso al margen de una negociación de deuda que debiera pasar por sus manos.

Una vez más queda claro que las fuerzas del cielo a las que invoca Milei son los partidos de la oposición que comparten la esencia de su gobierno: un ataque brutal a las condiciones de vida, derechos y conquistas de los trabajadores, una sangría de los recursos propios del país, a manos del capital financiero internacional, los grandes capitalistas y el derrotero de Trump.

El aporte más significativo lo hace la burocracia que se apoderó de la CGT. En un reportaje en Gelatina, Daer con pose de estratega definió con toda claridad que no estaban dispuestos a ir a ninguna confrontación, lo cual no es ninguna novedad, lo ratificaron frente a la misma jefa del FMI, lo hacen acordando aumentos salariales por debajo de los índices de inflación -que además son truchos-, dejando pasar los despidos en el sector público y privado, acordando fábrica por fábrica, gremio por gremio, la reforma laboral antiobrera, dando la espalda a los jubilados, dejando pasar la represión del 12. La colaboración es inocultable, por lo que la convocatoria al paro finalmente para el 10 de abril -un paro tardío, sin plan de lucha- es motivo de debates entre los burócratas.

Todo el espectro político patronal ha sufrido un autogolpe político al votar a favor de un pacto secreto con el FMI vía un DNU. La complicidad de la oposición -y la burocracia sindical- con el gobierno fue denunciada por Vanina Biasi, la diputada nacional del PO, en una vigorosa intervención en el plenario de comisiones del día anterior cuando concluyó que "este es un gobierno criminal de estafadores y represores. Hay que echarlos".

¿Blindaje?

El gobierno logró con la aprobación del DNU una victoria política, pero eso no cambia que se ha agravado la volatilidad de todo el esquema económico de Caputo y Milei, cuyas consecuencias pueden ser dramáticas para la camarilla gobernante.

Por empezar Caputo reconoció en un reportaje que el acuerdo con el FMI está muy verde: no sabe cuánto le prestarían, no sabe cuándo se reúne el directorio del FMI -pero seguro será después del 15 de abril- y no sabe una serie de condiciones en relación a la política cambiaria. Sin embargo dio a entender que habría modificaciones que incluyen crear una banda cambiaria, es decir un dólar de mínima y un dólar de máxima que el gobierno debiera dejar flotar sin intervenir. Los trascendidos hablan de $ 1.400 para la mínima a $1.700 para la máxima y que el gobierno habría logrado correr a 1.300 a 1.600. Es decir que está planteada una devaluación que puede llegar al 50% del dólar oficial. Caputo quiso “tranquilizar(se)” señalando que el ajuste hecho da tranquilidad para que no haya una disparada, diciendo que no hay pesos para salir a comprar dólares, todo lo cual es falso; los bancos tienen billones de pesos invertidos en letras del Tesoro, que tienen un seguro que obliga al Banco Central a comprarlas cuando estos quieran venderlas para correr al dólar. El carry trade se está desarmando porque da pérdida, ¿a dónde van a ir esos pesos?

La “minicorrida” de estos días -a pesar que reventaron más de 1.000 millones de dólares en cuatro días- revela las debilidades de los argumentos oficiales. Más aún, el propio gobierno, en el DNU que le blindaron, como bien lo señaló Vanina Biasi en el recinto, reconoce que debe recurrir al FMI -un prestamista de última instancia- para ir a un nuevo endeudamiento que le permita fortalecer las reservas y finalmente acceder al mercado de capitales, al cual hoy no puede ir porque no tiene las garantías que le exigen, es decir, capacidad de pago; todo esto en el medio de una actividad económica en retroceso, con la caída del consumo -¡9% en febrero!- y con una inflación reprimida que depende del valor del dólar, y que crece a pesar de la depresión económica.  

El gobierno es consciente de que una devaluación podría agravar lo que hoy está apareciendo en las encuestas -que es la caída de Milei- y la pérdida del “manejo de la agenda” que desde hace un mes está dominada por el 1F y el discurso fascista en Davos, el criptogate, las valijas de sus aliados y ahora la represión en Congreso y el desafío popular.

En el fondo están las elecciones de octubre para lo cual falta una eternidad, y antes las elecciones provinciales como Santa Fe en abril, Jujuy, Salta, Chaco y CABA en mayo, y el 8 de junio en Misiones, donde el gobierno se ha propuesto instalar la marca LLA. Un fracaso electoral puede llevar al derrumbe de un gobierno de camarilla montado sobre la pretensión de dominar enteramente destruyendo a sus “opositores”. La crisis de los partidos del régimen como resultado de su responsabilidad en el derrumbe del país, de su sometimiento a Milei, agrega una dosis de gravedad a la crisis política y económica.

El Partido Obrero y el FIT-U intervienen en el proceso electoral en las provincias señalando la necesidad de terminar con el gobierno del hambre y la represión, denunciando a los gobiernos locales por ser cómplices y ejecutores de una política de ajuste brutal y levantando un programa de reclamos populares para agitar la agenda contra el gobierno y la oposición y organizar la intervención de los trabajadores en la lucha de clases.

Abajo el programa fondomonetarista del mago de la estafa
Rechacemos en las calle este nuevo pacto colonial. -
prensaobrera.com

El 24 con todo

El acuerdo con el FMI es un acuerdo colonial que pagaremos los trabajadores con caída de nuestros ingresos, tarifazos, devaluación, quiebra del sistema jubilatorio y mayor precarización laboral.

Las jornadas frente al Congreso tuvieron como acicate la gravedad de la situación de los trabajadores, los despidos, los salarios que no alcanzan, la destrucción de derechos y conquistas; la defensa de las libertades públicas es fundamental para defender las condiciones de vida. Por eso son parte de un programa común.

El 24 de marzo es una oportunidad en las calles de rechazar el acuerdo con el FMI, poner arriba los reclamos populares, y repudiar el negacionismo y la política represiva. Pero es clave que marchemos con independencia de los partidos de la burguesía, sobre todo del peronismo, que es quien vía la burocracia, los gobernadores, intendentes, etc. es el sostén del ajuste brutal y la entrega del país.

Esas son las banderas que levanta el Partido Obrero:

Fuera Bullrich

Fuera Milei

No al pacto con el FMI

Abajo el procesamiento al Polo Obrero y las organizaciones piqueteras

El 10 paro activo nacional y plan de lucha para preparar la huelga general para derrotar a Milei y los gobiernos del ajuste.

Diputados aprobó “el acuerdo colonial con el FMI, que van a pagar los trabajadores y los jubilados”
Vanina Biasi denunció el despliegue represivo alrededor del Congreso y rechazó el nuevo programa de endeudamiento. -
prensaobrera.com