Políticas

21/10/1987|203

Derrumbe capitalista

En octubre de 1929 una caída espectacular de los precios de las acciones en la Bolsa de Nueva York daba la señal para el inicio de una gigantesca crisis mundial.

En el curso de la depresión que duró hasta 1940, cayeron bancos y empresas industriales; la desocupación en los países desarrollados alcanzó al 25% de la población activa; se dislocó el comercio internacional; y las crisis políticas que resultaron de aquí desembocaron en el ascenso del nazismo, la guerra civil española, las luchas revolucionarias (finalmente derrotadas) en Francia y Austria y el estallido de la segunda guerra mundial.

Los gobiernos imperialistas no tendrán más remedio que emitir moneda para impedir la caída de los bancos. Ya antes de este krach los bancos centrales de Europa y Japón tuvieron que emitir 90.000 millones de dólares, cada uno en su moneda, para comprar la divisa norteamericana y evitar su caída.

Los capitales japoneses y europeos invertidos en la Bolsa de Nueva York han recibido un duro golpe; probablemente han perdido el 40% de sus capitales si sumamos la desvalorización de las acciones y del dólar.

“La agonía mortal del capitalismo”, se expresaba así en toda su crudeza.

“Peor que la crisis de 1929”, titulan ahora los diarios, para referirse a la descomunal crisis bursátil que tuvo lugar en todas las principales bolsas del mundo, incluida hasta la de México.

El lunes 19 el índice de la cotización de las acciones en Nueva York cayó 500 puntos, provocando una pérdida de ¡¡502.180 millones de dólares!! a sus tenedores.

El martes 20 se vino en picada la Bolsa de Londres, entrañando una pérdida de ¡¡150.000 millones de dólares!!. Se fueron a la lona todos los que compraron acciones de las empresas que se privatizaron.

Desde agosto último la Bolsa de Nueva York cayó 980 puntos, con lo que se eliminó en dos meses un ascenso de cinco años. Las pérdidas correspondientes han sido de un billón de dólares (¡¡1.000.000.000.000 de dólares!!).

En cuestión de horas se hizo polvo el macanazo del “capitalismo popular” divulgado por Reagan, Thatcher, Chirac y los muñecos ventrílocuos que llevan los nombres de Alsogaray, Sourrouille, Cavallo y Di Tella. Las privatizaciones inglesas y francesas, han quedado ahora a precios de remate, reventando con ello a los contribuyentes, y a los pequeños abortistas.

Las gigantescas pérdidas bursátiles han puesto en natural estado de quiebra a numerosos bancos, que han financiado con créditos la especulación en la Bolsa, incluso comprando ellos mismos acciones, gracias a la “desregulación” y “desmonopolización” establecida por Reagan y Thatcher.

Como consecuencia de todo esto, Estados Unidos no podrá contar con el financiamiento extranjero para su déficit de presupuesto, ni aún si aumenta mucho la tasa de interés para su pago. Se plantea el peligro de la depresión.

La caída de las Bolsas es una expresión de la insuperable crisis del capitalismo mundial. La producción industrial de países enteros como Francia, Gran Bretaña y Alemania prácticamente no ha crecido en los quince años que van desde 1973. Estados Unidos ha tenido un crecimiento industrial vegetativo inferior al 3% anual, pero con una colosal crisis agraria y la quiebra de numerosos grupos industriales y bancarios.

Desde el automóvil hasta la informática, las ramas principales de la industria trabajan al 60% de su capacidad de producción.

Este crecimiento históricamente bajo ha sido logrado mediante una fenomenal inflación del crédito.

La suma de la deuda interna del Estado, las empresas y los consumidores ha llegado en Estados Unidos a los ¡8 billones de dólares! (8.000.000.000.000 de dólares), superando en varias veces al producto bruto nacional.

La crisis bursátil se explica también por el hundimiento económico de los países del “Tercer Mundo”, cuyo producto nacional ha retrocedido a los niveles de 1970 y cuya deuda externa ha llegado a 1 billón 200 mil millones de dólares.

El capitalismo mundial ha procurado extender artificialmente sus posibilidades de crecimiento mediante armamentismo, guerras, créditos, hipotecas e inflación. El agotamiento de esta tentativa explica el descomunal derrumbe bursátil. Los capitales inflados por la especulación deberán desvalorizarse necesariamente, lo que generará un nuevo período de crisis sin precedentes.

Es la hora del socialismo. Es la hora de la producción para el hombre y no para el superbeneficio individual y para la acumulación privada de capital. Es la horade la planificación democrática de los productores-trabajadores y de la eliminación de la anarquía de la producción. Es la hora mundial de la expulsión de la burguesía del poder y del gobierno de los trabajadores.

La crisis mundial del capitalismo ha matado en el huevo a los burócratas que procuran una salida al Estado burocratizado (URSS, China, Polonia, etc.) por el camino del “mercado», de la lucha individual por la existencia, de la integración al mercado mundial capitalista y de la restauración del capitalismo. Por ese camino solo encontrarán la inflación y la crisis. La hora del socialismo es la hora de la revolución política para acabar con la burocracia y restablecer la democracia obrera.

Las campanas han empezado a doblar con fuerza por el pase del cortejo fúnebre del alfonsinismo, cuya “racionalidad» y “previsibilidad” se han hecho añicos en Londres, Nueva York y París. La entrega a los monopolios y el sacrificio del país al pago de la deuda externa preparan la hecatombe total del sistema bajo el simple impacto de la crisis mundial.

Recuadro 1 Tapa PO N° 203

«BOLSAZO» AL ALFONSINISMO

El crack de las principales Bolsas del mundo provocará para Argentina un incremento de los intereses de la deuda externa, una mayor barrera comercial contra las exportaciones del país y una fuga de capitales. En 24 horas se han desplomado el Rodrigazo de la semana pasada, las seudo teorías sobre el “capitalismo popular” y la viabilidad del presente régimen democratizante. El “lunes negro» de Wall Street vuelve a menear la vigencia del gobierno obrero y del socialismo.

Recuadro 2 Tapa PO N° 203

ABAJO LOS BURÓCRATAS

La burocracia sindical que unitariamente aceptó el Rodrigazo 87 se ha dividido ahora en función de dos alternativas igualmente patronales que se disputan las prebendas del poder. Cada sector de la burocracia busca su negocio, mientras todos juntos salen a frenar las luchas del movimiento obrero y le dan respiro al plan de hambre. Esto es resultado de la integración política y sindical de la CGT al Estado Patronal y a la burguesía.

El Partido Obrero llama a realizar asambleas y plenarios para enfrentar este Rodrigazo, por 1000 australes de salario mínimo, la confiscación de la banca, el no pago de la deuda y el control obrero de la producción.