Políticas

22/6/2022

Desabastecimiento de gasoil y cortes de ruta de los transportistas

Medidas de fuerza de transportistas en todo el país y nuevas subas de los combustibles.

Los platos rotos terminan siendo pagados por los trabajadores.

La falta de gasoil ha llegado a niveles críticos en varias zonas del territorio nacional. En provincias como Tucumán, Salta o Misiones prima la escasez y una alta volatilidad de los precios del combustible. Los transportistas están comprando en los surtidores minoristas (estaciones de servicio), lo que ha provocado un colapso y la fijación de cupos de venta. En este cuadro, una serie de entidades patronales realizó medidas de fuerza a nivel nacional, con cortes de ruta en distintas regiones.

A la paralización del traslado de la cosecha, como en Tucumán, se le sumaron algunos bloqueos que generaron tensión esta mañana, en particular el realizado a la altura de Dock Sud en la Autopista La Plata – Buenos Aires. Hacia allí se dirigió el ministro bonaerense Sergio Berni para protagonizar ante las cámaras una patoteada exigiendo el retiro de los camiones so pena de arremeter con fuerzas policiales. Es que el corte total cerca del acceso a la capital empalma con un crecimiento de las protestas y la campaña contra los piqueteros que enfrentan el ajuste.

La Unión Nacional de Transportistas y Afines (Untra), una de las organizaciones que convocó a las protestas, ha pedido que se establezca una cláusula gatillo que equipare la tarifa de los transportes a la suba de los combustibles, además de mayores subsidios estatales. “Lo que buscamos es federalismo, que consigamos el precio de YPF al mismo precio que en Buenos Aires y que nos llenen el tanque a los transportistas porque hoy no te dan más de 100 litros a 200 litros a precio pizarra”, señaló el presidente de Transportistas de cargas de Tucumán (CTC), Eduardo Reynoso.

El sector minorista había acumulado hasta mayo un aumento de casi un 46%, pero las petroleras alegaron que los precios internacionales “se encontraban un 30% más arriba” y presionan por nuevas subas. Antes del fin de semana largo, los precios del gasoil se incrementaron en todo el país más o menos un 14,3% (variedad común) y un 17% (calidad premium), y en las provincias donde más impacta la escasez de combustible los aumentos son de una envergadura mayor. YPF dispuso, entretanto, un aumento del precio del gasoil para los vehículos con chapa extranjera (Clarín, 20/6).

El desabastecimiento obedece a que las petroleras exportan el crudo para embolsar los altos precios internacionales en dólares, en detrimento del mercado interno que debe cubrirse importando -agravando la fuerte fuga de divisas. El gobierno no solo es cómplice porque autoriza los despachos al extranjero sino también porque los estimula con el otorgamiento de una mayor libertad para girar dividendos al exterior y con la rebaja de las retenciones que impulsó en 2020. YPF viene cubriendo con importaciones la demanda interna a pérdida, lo que opera como un subsidio indirecto al capital.

Este negocio convive con una huelga de inversiones en el sector, mientras que se disparan las erogaciones en subsidios al conglomerado de empresas energéticas al punto de que hay estimaciones que indican que el año podría cerrar con 17.000 millones de dólares destinados a ello. Si esta crisis persiste el gobierno no podría llegar a la meta fiscal fijada por el FMI, y por lo tanto reforzará el ajuste contra la clase obrera, empezando por dar vía libre a nuevos naftazos, los cuales impactarán en una inflación ya fuera de control.

Así, los platos rotos terminan siendo pagados por los trabajadores, toda vez que la escasez de combustible y el parate de ciertas actividades económicas que trae aparejado fungen como un acicate a las tendencias inflacionarias, fundamentalmente en los alimentos, y acarrean nuevos despidos y ataques a las condiciones laborales. Para terminar con el desabastecimiento es necesario abrir los libros de la cadena de valor y priorizar las necesidades nacionales, en el marco de una reorganización que solo puede prosperar si la clase obrera toma en sus manos el control de la política energética y del comercio exterior.

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