Políticas

13/3/2024|1688

Desinversión pública y especulación inmobiliaria: se inunda sobre inundado

El temporal en Amba expone las responsabilidades políticas de los gobiernos.

Inundación Avellaneda.

El temporal que azota al Amba y alrededores ha dejado miles de inundados, calles anegadas e intransitables, al menos un muerto y otros heridos, y puesto de manifiesto la responsabilidad de un régimen social y sus políticos respecto a la desinversión en la obra pública, los negocios inmobiliarios, la negligencia con consecuencias letales, el colapso energético, la precarización laboral y la pobreza imperante.

Las intensas lluvias, que comenzaron con fuerza en la mañana del martes 12 y continúan durante la semana, dejan al descubierto la falta de inversión de los políticos capitalistas (intendentes, gobernadores y presidente) en la realización de obras hídricas de desagüe y mantenimiento de las ya existentes: un escenario agravado por la supresión, incluso, de las cuadrillas precarias de limpieza de las cooperativas del Potenciar Trabajo, que realizaban tareas de desobstrucción de bocas de tormentas y desagües.

Una postal de estos días es la de vecinos y vecinas autoorganizados en los barrios para destapar los desagües obstruidos por la basura no recolectada, e incluso cortando los ingresos a las calles para evitar que el tránsito de vehículos facilite el acceso del agua a los hogares.

Sin embargo, la organización vecinal encuentra su límite en la desinversión pública. Gran parte de los de desagües pluviales se encuentran obstruidos internamente por la acumulación de sedimentos y basura que reduce la sección de las cañerías, debido a la inexistencia de tareas de mantenimiento municipales.

Además, esta tarea improvisada expone a la población a accidentes fatales debido al peligro de electrificación e incluso la succión de los desagotes. Aún no se conocen las razones de la persona encontrada muerta en Valentín Alsina, mientras que un joven de 14 años –del mismo lugar- tuvo que ser hospitalizado por la descarga eléctrica de un poste del alumbrado municipal. Es decir que en plena inundación los Ejecutivos locales son incapaces de interrumpir el alumbrado público para evitar víctimas fatales, mientras decenas de miles de familias permanecen sin luz por el colapso de las instalaciones del tendido eléctrico.

El gobierno de la provincia, a cargo de Axel Kicillof, y el de la Ciudad de Buenos Aires, con Jorge Macri, junto a los intendentes municipales, cargan con la responsabilidad de la falta de obras públicas para desagotar el agua rápidamente, causando que la misma siga su dirección hacia las zonas más bajas donde se encuentran los barrios más pobres. Sumado a que la especulación inmobiliaria suprime el drenaje natural del agua por los suelos: una “urbanización” acelerada sin las obras necesarias para soportar un temporal de estas características.

Quien hizo el ridículo, emulando el difundido “acting” del expresidente Mauricio Macri, fue el intendente bonaerense de La Matanza, Fernando Espinoza, quien un día antes de las inundaciones afirmó que por las obras realizadas por su gestión “La Matanza no se inunda más”. La realidad le dio una cachetada en menos de 24 horas.

El ingreso del agua a las casas de las familias obreras se convierte en un problema aún mayor con el colapso de las cloacas: en múltiples hogares el agua no solo ingresó por las puertas de las casas sino por las rejillas y desagües internos, junto a desperdicios cloacales, bichos y ratas, lo que trae aparejado, además, problemas de orden sanitario e infecciosos.

El gobierno nacional viene de anunciar recortes en Aysa, tanto del personal de mantenimiento –que solo desagota momentáneamente con camiones atmosféricos- como en un 20% del presupuesto destinado a obras de todo tipo. Es decir que el agua cloacal va a seguir brotando en las viviendas.

A estos se suma que las lluvias intensas y la carencia de obras y personal deja aguas estancadas y zonas que favorecen la reproducción de los mosquitos y del Dengue, en medio de un crecimiento de los casos y la ausencia de toda política preventiva y de combate contra el agente transmisor.

Los gobierno capitalistas se suceden unos tras otros pero las inundaciones siguen, lo que pone de manifiesto una orientación social: los recursos no están para los trabajadores y sus familias, pero si para el capital financiero y el FMI. En el medio, los trabajadores pierden sus escasos bienes e incluso la vida, y siquiera reciben asistencia apropiada por parte del Estado, ni mucho menos trabajo genuino para salir adelante.

Como contra la lluvia y las inundaciones, los trabajadores debemos organizarnos independientemente para superar a los gobiernos capitalistas y sus gestiones del ajuste, para conquistar las obras de mantenimiento e hídricas necesarias, las cloacas para todos los barrios, el trabajo genuino especializada en la limpieza y desobstrucción de desagües, el planeamiento urbano contra los negocios inmobiliarios y todas nuestras reivindicaciones.

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