Políticas

16/3/2022|1640

¿Deuda ilegal y odiosa o mecanismo de opresión nacional?

Una polémica con la izquierda

Foto: Prensa Obrera

En Diputados tuvo lugar una audiencia pública sobre el acuerdo con el FMI y sus consecuencias. La actividad fue organizada por la bancada del FIT-U a partir de la visita a la Argentina de Éric Toussaint, portavoz de la “Red internacional del Comité por la abolición de las deudas ilegítimas” y contó también con la presencia de distintos expositores que se oponen a la entrega recientemente aprobada en la cámara baja.

Lo interesante es que, a pesar de compartir el rechazo al pacto colonial, a lo largo de las intervenciones quedó planteada una diferencia de fondo que merece ser desarrollada. Los expositores vinculados con la autonvocatoria contra el pago de la deuda, Alejando Olmos Gaona o el propio Éric Toussaint basaron sus argumentos en cuestiones de tipo legal e institucional, citando a la ONU o a partir de la teoría de la deuda odiosa, concepto compartido incluso en algunas intervenciones de miembros del FIT-U, en particular del PTS. Serían deudas odiosas, sujetas a litigios en tribunales internacionales las contraídas por gobiernos dictatoriales o monárquicos que escapan o violentan el “Estado de derecho”. Para Toussaint, el gobierno perdió la oportunidad de valerse de la ilegalidad de la deuda macrista. Por eso no resultó sorprendente que después del debate fue a fotografiarse con el senador Parrilli y otros kirchneristas -o sea, con integrantes del gobierno responsable de la entrega al FMI.

La crítica concentrada en la ilegalidad de la deuda se conecta con un planteamiento estratégico de tipo nacionalista burgués que desarrollaron diversos expositores. Así, por ejemplo, Katz planteó que la oportunidad de la Argentina es apoyarse en la crisis internacional y la divergencia entre China y Estados Unidos para abrir un rumbo de desarrollo propio, sobre la base de la suspensión de los pagos de la deuda. Para Olmos Gaona, la forma de atacar la ilegalidad de la deuda con el FMI sería presentar un recurso frente a la Corte Internacional de Justicia. Reivindicó la política en relación a la deuda del gobierno de Correa en Ecuador. El hilo conductor de estos planteamientos fue colocar el cuestionamiento de la legalidad de la deuda como una medida relativamente indolora, que abriría un rumbo de desarrollo nacional (capitalista) independiente.

Esto significó un fuerte contraste con las intervenciones de Gabriel Solano y de Romina Del Plá, quienes explicitaron algo que fue evitado por la gran mayoría de quienes los precedieron: el rechazo al pago de la deuda es un problema de lucha contra el capitalismo y nunca puede ser solucionado dentro de los marcos de este régimen social. Es correcto valerse de todas las herramientas que estén a nuestro alcance, pero siempre teniendo en claro que se trata de una cuestión política y estratégica, imposible de ser contenida en términos jurídicos por los Estados capitalistas.

El mecanismo de las deudas soberanas que condenan a los países a la bancarrota -luego descargada sobre los trabajadores de esos países- es esencialmente “legal”. Hemos pasado de las clásicas deudas comerciales con bancos a la suscripción de bonos de deuda, de los bancos a los fondos de inversión, de los bonos a los “derivados financieros”, todos los cuales operan a la vista en las bolsas del mundo. Esos bonos operan en manos de los grupos económicos que a menudo hacen sus ganancias por medio de ellos más que por medio de las inversiones en sus propios rubros. La fuga de capitales, un fenómeno complementario al endeudamiento y en el cual Argentina pica en punta, está permitido por todos los Estados incluido el nuestro, que hasta facilita el mecanismo abaratando los dólares financieros por la intervención del Banco Central. Los paraísos fiscales pululan por el mundo creados y amparados por el capitalismo y son sede de dineros en negro, pero también en blanco, que de la manera más elegante evaden impuestos en sus países de origen o se protegen de los vaivenes económicos de las naciones que saquean. El secreto comercial y financiero es parte integral de la “legalidad” capitalista. De eso Suiza sabe, y mucho.

Pero Gabriel Solano fue más a fondo. Señaló que el endeudamiento es un signo de época en el mundo incluso en las naciones imperialistas y no solo en los países semicoloniales. Explicó que la enorme emisión que siguió a la quiebra de Lehman Brothers en 2008 para rescatar a los bancos no fue a inversión productiva alguna y que lo mismo ocurrió con la otra gran emisión en pandemia. En cambio, alimentaron la montaña de capital ficticio financiero que quintuplica el PBI del mundo, como parte de un capital parasitario. Es decir que el primer problema está no en los deudores sino en los acreedores, o sea en un capitalismo que mediante las deudas solventa la bancarrota del capital y la tendencia decreciente de la tasa de beneficio del capital productivo. Este es el núcleo de las permanentes crisis de sobreproducción, mientras miles de millones son arrojados a la pobreza, a la precarización laboral y a la desocupación.

Faltan a la verdad, entonces, quienes -como los liberales o los macristas- sitúan en el déficit fiscal el origen del endeudamiento. Es fácil desmentirlos cuando se observa que los países desarrollados incluso teniendo superávit fiscal son los más endeudados del planeta y que si su situación es menos acuciante que la de los países atrasados se debe a que sus monopolios son chupaderos de recursos hacia las metrópolis y en general a su posición dominante en el mercado mundial.

La pelea contra este mecanismo de saqueo no puede ser ajena a la lucha de clases. Es que mientras el capital financiero y las burguesías nacionales se enriquecen a costa del circulo vicioso de endeudamiento y fuga, somos los trabajadores los que recurrentemente sufrimos las consecuencias de semejante desfalco, que es antagónico a cualquier tipo de desarrollo nacional. El caso argentino es particularmente ilustrativo en este punto: la burguesía nacional es la principal acreedora de la deuda externa, al mismo tiempo que tiene un PBI entero por fuera del sistema bancario nacional.

Otro mito que recorre la cuestión de la deuda pasa por adjudicar la causa de todos los males a la dictadura militar. Es cierto que la deuda creció más de siete veces durante el gobierno genocida y que fue una política que también se dio en otros países latinoamericanos donde gobernaban dictaduras, pero también ocurrió donde la forma era otra, como es el caso de México, el país que más exiliados recibió durante esos años. Así lo señaló Solano. Por otro lado, la deuda que fue de 40.000 millones de dólares al fin de la dictadura, luego de décadas de pago serial ha crecido a 355.000 millones de dólares, con reestructuraciones, defaults y presuntas quitas de por medio. Los ciclos de endeudamiento en los países atrasados no dependen tanto de la política económica de esos países, sino de la de los países prestamistas, de la liquidez internacional y la tasa de ganancia en un determinado período. Es la política imperialista del momento la que promueve un período de endeudamiento o uno de pago, dos caras de una misma moneda.

Enfrentar el saqueo y rechazar el pago de la deuda externa no es, asimismo, una medida que reclamamos de manera aislada. Al contrario, tanto Del Plá como Solano destacaron que forma parte de un plan social y económico alternativo que incluye la nacionalización de la banca y del comercio exterior, la estatización de los puertos, la nacionalización de los recursos estratégicos bajo control de los trabajadores, entre otras.

Como se ve, son medidas que solo podrá llevar adelante la clase obrera y a un gobierno de los trabajadores. Esto fue omitido por Toussaint y los autoconvocados. Otro invitado, Alejandro Bercovich, se ocupó de reivindicar a Claudio Lozano -que integra el gobierno del FdT- y plantear que un gran frente debe incluirlo, planteo que sistemáticamente sugiere el MST cuando martilla con la “apertura” del Frente de Izquierda, bandera con la que se presentó a una interna contra los partidos fundadores del FIT. La cuestión política expresa las posiciones en el campo de las cuestiones vitales de la lucha anticapitalista. El Partido Obrero defiende al Frente de Izquierda, su planteo de no pago y de ruptura con el FMI, en tanto campo de independencia de clase por el gobierno de los trabajadores, el único capaz de llevarlo adelante.

https://prensaobrera.com/politicas/a-esta-bancarrota-nos-llevaron-pagando-deuda-y-nos-van-a-llevar-mas-con-este-acuerdo/