Políticas

28/10/2022

Deuda privada: un festival de autopréstamos y fraude con las importaciones

El informe del BCRA revela alguno de los mecanismos que utilizan las empresas para fugar capitales.

La deuda por importaciones trepó en el último tiempo.

La deuda externa por importaciones escaló a sumas récord. Detrás de la misma, se esconden operaciones de autopréstamos, que configuran uno de los mecanismos utilizados por las patronales para continuar desplumando al Banco Central y fugar divisas.

Los datos se desprenden del informe de deuda externa privada que publica el Banco Central, la cual se ubicó en el segundo trimestre 2022 en los U$S 83.358 millones. Está compuesta por U$S 43.589 millones de deuda comercial y U$S 39.768 millones de deuda financiera. Se destaca el crecimiento de la deuda comercial, empujado fundamentalmente por el rubro importaciones.

La deuda privada comercial ascendió U$S 5.104 millones en el transcurso de un año, debido a que la deuda por importaciones aumentó U$S 5.420 millones (un 30%) en ese período, alcanzando la cifra récord de U$S 28.202 millones.

Lo anterior es atribuible a que en diciembre 2021 el gobierno endureció las restricciones a las importaciones ante la crisis de reservas. A partir de ese momento comenzó a regir un cupo más acotado para acceder automáticamente al mercado de cambios; por lo que todas las importaciones que excedieran ese límite debían esperar un mínimo de 180 días para recibir los dólares del Banco Central. Por lo tanto, los importadores necesitaron cada vez más recurrir al financiamiento privado para poder de cancelar sus compras al exterior en el momento.

Ahora bien, se observa que el 50% de la deuda contraída por este tipo de operaciones provino de empresas pertenecientes al mismo grupo, lo que se conoce como autopréstamos. Es decir, que estamos hablando de multinacionales que cuentan con dólares propios para importar, sin embargo, presionan sobre las menguadas reservas del Banco Central para pagar la mercadería, aprovechando además que tienen acceso a un tipo de cambio más barato que les permite especular con la brecha cambiaria. A su vez, al tratarse de préstamos entre dos filiales de una misma firma, la maniobra de sobrefacturación de importaciones está a la orden del día, en función de obtener mayor cantidad de divisas del BCRA que las que se utilizaron realmente para importar.

Lo cierto es que los autopréstamos conforman el 46% del total de la deuda externa privada, tanto financiera como comercial, y, dentro de ese porcentaje, un 35% corresponde a la industria manufacturera. Las patronales se piden dinero a ellas mismas y luego el Banco Central les da el 40% de esa cifra (al dólar oficial) para que “devuelvan” parte de esa supuesta deuda contraída. Un fraude total perpetrado ante las narices del gobierno, que forma parte de las múltiples formas que tiene la clase capitalista para fugar divisas del país. Como vemos, el cepo cambiario se ha mostrado infructuoso a la hora de contener esta sangría y solo afecta a los trabajadores y sectores medios.

De cualquier manera, la deuda externa privada se ha tornado verdaderamente explosiva: los vencimientos del año próximo suman nada menos que U$S 58.274 millones. Según la consultora Moody´s, las compañías con vencimientos más abultados son las de servicios e infraestructura. A su vez, da cuenta de las tasas megausurarias que ofrece el mercado de crédito internacional para refinanciar ese pasivo, debido al alto riesgo país y al salto que ha pegado la crisis financiera global. Por ejemplo, Edenor logró refinanciar una deuda de U$S 98 millones a una tasa del 9,75% en dólares, Arcor efectuó un canje al 8% y así.

Con estas dificultades en el acceso a préstamos en dólares, sumado a que el Banco Central se encuentra en bancarrota, las posibilidades de un default están al rojo vivo, lo cual podría desatar una ola de quiebras. Por eso, los capitalistas cierran filas detrás del programa del FMI, con la esperanza de que su cumplimiento los salve del default, luego de haberse hipotecado hasta la médula, sin que esto tuviera como contrapartida mayores niveles de inversión.

Como vemos, el informe de deuda externa del sector privado pone en evidencia prácticas parasitarias que son habituales entre los capitalistas. Para ponerle fin necesitamos abrir los libros de las empresas y someterlos al escrutinio de los trabajadores, junto con la nacionalización bajo control obrero del comercio exterior y la banca, lo cual permitirá detener la fuga de capitales y repudiar la fraudulenta deuda externa.