La semana pasada se produjo en la Casa Rosada un diálogo de antología. Fue cuando Alfredo Bravo, subsecretario de la Actividad Profesional Docente, presentó su renuncia ante Alfonsín, “agraviado" por la constitucionalidad de la ley de "obediencia debida” decretada por la Corte Suprema. Según relató Bravo, el presidente que mandó la ley al Congreso le dijo que nada podía hacer ante la Corte por tratarse de "un acto de justicia’’ en el cual "no puedo interferir” (Clarín, 1/7). Ante esta respuesta digna de “Los Chifladitos”, “Lucas” Bravo aseguró a “Chaparrón” Alfonsín que seguirá "colaborando y apoyando al gobierno’’(...de la obediencia debida) y no descartó que "en otro oportunidad mejor, tal vez pueda volver a colaborar" desde la función pública.