Políticas

23/2/2017|1447

Diputados: nuestra lucha política en la sesión de las ART y la UIA


Las sesiones extraordinarias de febrero fueron un traje a la medida de la UIA y del poderoso lobby de las ART.


 


Fueron convocadas ante la posibilidad de que en la Bicameral se cayera el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), destinado a bloquear el acceso a la Justicia del trabajador afectado por un accidente o una enfermedad laboral. Para esto, el oficialismo contó con el apoyo de Massa y el PJ disidente, que le prometieron su voto.


 


Pero, de entrada, el gobierno recibió un golpe político. Por moción de Soledad Sosa, nuestra diputada mendocina, se votó el tratamiento del proyecto del PO de interpelación a Aguad, Peña y Macri para que expliquen en el recinto, en sesión pública nacional, el negociado de la condonación de $4.277 millones (valor presente) de deuda del Correo Argentino, en favor de la familia presidencial. Soledad denunció al “régimen que, desde la valijas de López hasta este fraude, se sirve del Estado para los negociados de los grupos económicos”.


 


El kirchnerismo anotó 30 oradores para hablar de este tema –y de muchos otros– en mociones de privilegio que constituyeron meras exposiciones. Otros bloques hicieron lo mismo. Nosotros forzamos una votación nominal que obligó a este enorme grupo de oradores a poner las huellas digitales.


 


Ganamos por 113 a 79, aunque no logramos que se tratara el tema porque el reglamento en este tipo de sesión requiere las tres cuartas partes de los votos totales, para lo cual nos faltaron 29. Pero le asestamos un golpe político al acuerdo cocinado entre oficialistas y opositores para que las “explicaciones” de Aguad se produjeran en el reducido ámbito de la Comisión de Comunicación. Por otro lado, el bloque de Cambiemos votó por el encubrimiento de un hecho de abuso de poder en perjuicio del Estado en el que el Presidente está imputado. La “fiscal de la República”, Elisa Carrió, estuvo ausente en el debate.


 


La de nuestro bloque fue una táctica parlamentaria acertada en función de la clarificación y el desenvolvimiento de una crisis política que lleve comprensión a los trabajadores sobre el carácter de las fuerzas políticas de Estado: son rescatistas del capital tanto cuando privatizan como cuando estatizan.


 


Los pases de facturas de oficialistas y opositores, todos socios del grupo Macri en diferentes épocas, desde la estatización de deudas durante la dictadura, hicieron del debate un chiquero. Juan C. Giordano, de Izquierda Socialista, aportó a esta lucha política su reclamo –que hicimos nuestro– de ejecución de los bienes del grupo Macri para resarcir al Estado de inmediato.


 


Reforma de las ART


 


Tras cinco horas en estas condiciones, pasamos al temario de la sesión, la reforma de la ley de ART. Su final de crisis retrata, en un punto, el cuadro político nacional y la tensión social que subyace en el país. La sesión obtuvo quórum clavado de 129 diputados, a dos minutos del fin de la prórroga reglamentaria, con la llegada al recinto de Stolbizer, Donda y Solá. Hay que agregar que los diputados del Movimiento Evita estuvieron sentados, puntuales, junto al massismo y el PJ disidente de Bossio y el Smata.


 


El tono del debate desnudó de pies a cabeza a las ART y mostró a la UIA como la autora intelectual del proyecto. Quedó claro el retroceso antilaboral que significa esta ley y el compromiso del kirchnerismo, que en 2010 impuso junto a la UIA la eliminación de la doble vía, administrativa y judicial.


 


Así como el camino a los fondos buitres fue pavimentado por el pacto K con el Club de París y la indemnización a Repsol, esta ley fue precedida por la norma de Cristina eliminando la doble vía. Al fracasar ese camino para ahogar los reclamos judiciales, viene esta nueva vuelta de rosca.


 


Nosotros aportamos una visión de clase y socialista. Denunciamos a la industria del accidente a partir de la evasión de la responsabilidad patronal en la prevención, la unidad de esta ley con la nueva reforma laboral en marcha y el ataque a los convenios colectivos (cierre trucho de AGR Clarín incluido), la denuncia del mercado de capitales constituido con las ART junto a las AFJPs con los fondos obreros y su asociación con los grupos de la medicina privada.


 


También denunciamos las ganancias de miles de millones de las ART, la masacre laboral con 660 mil accidentes en el último año y un punto que el clasismo convocado por nosotros ya había desarrollado en la Bicameral: la negación de la enfermedad laboral en la Argentina. Al punto que en nuestro país se reconoce como enfermedad laboral el 3% de los siniestros, cuando en el mundo, según la OIT alcanza a un 38 por ciento.


 


Caracterizamos que quieren remover todos los resabios de las conquistas de los convenios logrados en el ´75 y las mejores tradiciones del movimiento obrero, para aumentar ritmos, productividad, premios negreros y extender jornadas, lo que llevará a más accidentes y enfermedad.


 


Nuestro dictamen de rechazo no concurrió a la demagogia electoral como los dos del FPV y el de Stolbizer. En él desarrollamos las bases de una ley y un programa del movimiento obrero sobre el punto. Comisiones obreras de Higiene y Seguridad en todos los establecimientos, estatización de las ART y la formación de un ente basado en aportes patronales, administrado por un directorio electo por los trabajadores. Es decir, un concepto de control obrero para obligar a la inversión en prevención y al cumplimiento de protocolos contra la superexplotación, madre del accidente y el deterioro de la salud obreras.


 


El final de sesión fue bochornoso, porque la noticia del decreto cambiando la fórmula polinómica de la movilidad jubilatoria a la baja conmocionó el recinto y se dieron las condiciones para quitar quórum y voltear la reforma. Esa fue nuestra política cuando culminaba el debate.


 


El FR y el FPV se las ingeniaron para no ponerse de acuerdo: unos se abstuvieron, pero se sentaron a votar, otros se fueron sin votar en contra y la ley salió. Las fuerzas políticas que gobernaron la Argentina los últimos 40 años se dieron maña para que la UIA y las ART se llevaran su ley.


 


El Frente de Izquierda terminó pidiendo a viva voz el paro nacional ya, tras una jornada más de parlamentarismo socialista, una ventana de oxígeno que asoma para la juventud y los explotados.