Casi a las 23 horas de este martes 29, un día signado por debate en el Senado respecto a la aprobación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Cámara de Diputados acaba de aprobar la reforma antijubilatoria, modificando la fórmula de la movilidad para el cálculo de las jubilaciones en lo que significa un robo cantado a los jubilados.

Con 132 votos afirmativos contra 119 negativos y ninguna abstención se obtuvo la mayoría para la aprobación, en términos generales, de la ley que establece un mecanismo de actualización de los haberes jubilatorios atados a la recaudación y al promedio de los salarios, lo que deja a las jubilaciones por detrás de la inflación.

La sesión no prescindió del show y la puesta de escena, que tuvo su clímax en el final de las deliberaciones, con las intervenciones de los presidentes de los bloques mayoritarios de la Cámara. Allí mientras desde Cambiemos acusaban al oficialismo de la movilización y lucha en las calles contra la reforma jubilatoria de diciembre del 2017, Máximo Kirchner “se hizo cargo” de la denuncia exhibiendo un cartucho de bala de goma. Este último omite, deliberadamente, que el kirchnerismo organizado le quito el cuerpo a la jornada, y que parte de su bancada acompañó la repudiada ley en aquel entonces.

Con esta aprobación, el gobierno da un paso más en la agenda del FMI, que plantea convertir el haber de los jubilados en una asistencia social a la vejez y así destinar los recursos de la Anses a garantizar el pago de la deuda externa.

El Frente de Izquierda rechazó esta ley de confiscación a los jubilados. Ya desde temprano una conferencia de prensa del Plenario del Sindicalismo Combativo había denunciado la maniobra del gobierno y su vocación de avanzar en un ajuste en regla contra las jubilaciones.

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