Políticas

7/10/1999|645

Duhalde tiró la toalla

Votemos al Partido Obrero

El lunes 4, Duhalde declaró, a quien quisiera oírlo, que sentiría como un alivio perder las elecciones. Que así podría dejar “la carga” que representa la función pública y de­dicarse a “estudiar”.


¿Por qué el hombre tiró de seme­jante manera la toalla, cuando fal­taban aún tres semanas para las elecciones? ¿Acaso porque los traba­jadores preferirían el “ajuste” que promete De la Rúa?


No. La respuesta es más simple y también más vulgar. La razón es que en los diez días anteriores, David Mulford, del Bank Boston, William Rhodes, del Citibank, Ja­vier Tizado, de Teehint, Carlos Vicente, de Perez Companc, y Ra­fael Cortina, de Repsol, todos es­tos mandamases de la Argentina de la deuda, del hambre y de la des­ocupación, proclamaron a los cuatro vientos su completo y total apoyo al plan de ‘ajuste’ de De la Rúa que está siendo cerra­do con el FMI. A los petroleros, el aliancista les prometió que sancio­naría la ley de hidrocarburos que reclaman, para quedarse con la mayor parte de las regalías que hoy reciben las provincias.


El planteo de Duhalde de bajar impuestos y de reactivar la econo­mía con subsidios fue rechazado en forma casi unánime por los pulpos capitalistas, tanto del país como del exterior. El caballo del comisario, o sea del imperialis­mo y de los hambreadores, es el “Chupete” de la Alianza.


“Nadie está obligado a elegir un camino de derrota. La política de los Menem, de los Angeloz, de los De la Rúa, de los Duhalde, ha fracasado.


Tenemos 4 millones de desocupados y una deuda externa de más de 200.000 millones de dólares. Ellos quieren seguir con lo mismo. Nosotros, no.”


Duhalde había “peronizado” su programa para atraer votos del pueblo, aunque después fuera a es­tafarlo como hacen todos los políti­cos del sistema. El pueblo no se tra­gó el anzuelo y Duhalde siguió ba­jando en las encuestas. Para hacer su acto en River, los punteros de  Duhalde forzaron la concurrencia de los compañeros del “plan Tra­bajar” o “Barrios” y a las manzaneras, con la amenaza de que per­derían el empleo o las bolsas de co­mida.


Pero, ahora, en lugar de profun­dizar la “peronización”, Duhalde decidió colgar los guantes, por la simple razón de que quienes lo bancan le dijeron basta.


Por esta misma razón, los Reutemann, los De la Sota, los Miran­da, le han hecho el vacío. En Tucumán, el duhaldista Miranda aca­ba de firmar un Pacto del Par­que con la Alianza, para aprobar el ‘ajuste’ por ley y poder despedir así a miles de trabajadores.


¿Están, entonces, los trabajado­res condenados a votar al hambreador De la Rúa, al hombre que quie­re ‘flexibilizar’ a los docentes de la Ciudad de Buenos Aires y echar a sus trabajadores municipales? ¿No les queda otra que votar al Chacho Alvarez, quien acaba de ser denunciado en Página 12 por recibir aportes de las em­presas licitatarias de la Capital Federal?


Si no quieren cambiar de cami­seta: ¿están obligados a seguir a Duhalde, aun cuando éste renun­ció definitivamente a la lucha elec­toral y prefiere dejar el camino abierto al ‘ajuste’ radical?


No, nadie está obligado a ele­gir un camino de derrota. La po­lítica de los Menem, de los Angeloz, de los De la Rúa, de los Duhalde, ha fracasado. Tenemos 4 millones de desocupados y una deuda externa de más de 200.000 millones de dólares. Ellos quieren seguir con lo mis­mo. Nosotros, no.


Hay una salida.


Votar al Partido Obrero y co­menzar a superar al peronismo de los Menem y de los Duhalde construyendo una organización pro­pia de los trabajadores.


Por la prohibición de despidos y el reparto de las horas de trabajo entre todos los trabajadores.


Por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar.


Por la abolición de los impuestos al consumo. Que paguen los que tienen ganancias, fortunas y lati­fundios.


Por una jubilación mínima de 450 pesos. Que se restablezcan los aportes patronales y el 82% móvil.


Por la apertura ele los libros y de las cuentas de los bancos y empre­sas. La plata está. Que la crisis la paguen ellos.


Por la unidad política de los tra­bajadores de América Latina. Por la unidad socialista de nuestras naciones.