Políticas

18/9/2003|817

Duhalde y Kirchner ya pagaron 35.000 millones de dólares

110.000 millones de pesos

¿Kirchner se plantó firme y logró que se destine al pago de la deuda “apenas” (sic) el equivalente al 3% del PBI? ¿Es como lo repiten al unísono todos los diarios?


El domingo 7 de septiembre una fuente insospechada de favorecer al kirchnerismo, como Miguel Angel Broda, señaló que “sólo en el 2002, las transferencias netas al exterior ascendieron a 22 puntos del PBI – debido básicamente a la fuga de capitales privados – y (que) en el 2003 alcanzarían los 10 puntos. Estas transferencias fueron financiadas con la pérdida de reservas y con el superávit de la balanza comercial de 17 puntos del PBI en el 2002 y 13 puntos en el 2003” (La Nación). En dólares, se fueron de la Argentina 21.247 millones en el 2002 y saldrán 12.070 millones en el 2003.


El análisis de Broda coincide con el de Clarín: “En el 2002, el superávit comercial fue de casi 17.000 millones de dólares y el Banco Central perdió reservas por 4.500 millones, con lo que la salida de capitales rondó los 21.500 millones.” A su vez, en los 6 primeros meses de 2003 “salieron del país nada menos que 8.173 millones de dólares, de acuerdo a los datos del Balance Cambiario del Banco Central” (Clarín, 7/9). A la luz de lo que pasó en la primera mitad del 2003, posiblemente Broda se quede corto con la estimación de 12.070 millones para la salida de capitales durante todo el 2003.


El destino principal de esta salida de capitales es el pago de los intereses y, aunque más importante, el capital de la deuda. Según el Banco Central se hicieron “pagos del Gobierno a los organismos financieros internacionales y también por servicios de deudas privadas en proceso de refinanciación y otras obligaciones con el exterior del sector privado… También por el giro de intereses y capitales de deudas no reestructuradas y utilidades y dividendos” (ídem).


En Prensa Obrera (N° 805) del 19 de junio, ya alertamos que “este es el proceso real: el fuerte superávit comercial está siendo utilizado para pagar la deuda y facilitar un nuevo ciclo especulativo aprovechando la abundancia de dólares del comercio exterior. En este sentido, la política de Lavagna-Kirchner es la misma que la de Lula-Palocci”.


Aun así, la presión del gran capital por aumentar el superávit fiscal tiene el objetivo de “normalizar” la deuda que está en default, lo que de concretarse incrementará la salida de capitales. El argumento (o “cuento”) de los asesores de la especulación financiera internacional es que cuanto mayores sean esos pagos más rápido la Argentina recibirá inversiones directas y financieras del exterior, y hasta los capitales argentinos volverían al país.


La realidad pasa por otro lado. Debido a la crisis internacional, hay una “caída en picada” de las inversiones a nivel mundial, y en especial hacia América Latina. “En el 2002, las entradas de inversión extranjera directa a América Latina y el Caribe bajaron por tercer año consecutivo en 28 de las 40 economías de la región”, dice un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad), y se espera que en el 2003 pase lo del 2002. Las caídas afectaron a países que están en crisis abierta, latente, potencial o sin crisis, como Brasil, México, Chile, Argentina y Venezuela. Todo esto revela que el orden del día del gran capital es la salida de capitales.