[Editorial] Macri, en caída libre
El 30 de abril paramos, nos movilizamos y realizamos el acto internacionalista del FIT.
Seguir
Mientras el XXVI Congreso del PO ratificaba uno de los conceptos de su convocatoria -Argentina es un eslabón débil de la crisis capitalista mundial-, durante la Semana Santa, el riesgo país trepaba a 854 puntos -y siguió escalando, alcanzando los 962 puntos, al cierre de esta edición. Cae la Bolsa, mientras el dólar se sigue moviendo en una “nerviosa” tendencia alcista. Los periódicos financieros especializados indican que es muy baja la demanda minorista y turística del dólar por la sencilla razón de que ha caído verticalmente la capacidad de ahorro de cierta clase media alta. Entonces, la dolarización está motorizada por los grandes operadores.
Esto tiene un motivo económico basado en un alto déficit fiscal y una sideral inflación en marzo, y un motivo político: Macri aparece entre ocho y diez puntos debajo de Cristina en un eventual balotaje, sea porque crece ella o porque cae él. La crisis capitalista envuelve todo el proceso político. La verdadera “dolarización de carteras” se operaría en junio, cuando se conozcan los candidatos.
Semejante cuadro haría estallar por los aires el frágil y poco creíble plan de precios “claros”, “cuidados” y “esenciales”, el galimatías que hasta los mismísimos corifeos periodísticos del gobierno han llamado una vuelta al populismo. Porque si el dólar se mueve, el “acuerdo de caballeros” de los precios -como lo definió Nicolás Dujovne- salta por el aire. Por este motivo, el macrismo, así como volvió a los fracasados precios cuidados de Axel Kicillof, ha resuelto fijar la banda cambiaria hasta las elecciones, lo que en buen criollo es tratar de anclar en alguna medida la inflación conteniendo el dólar, como lo hizo Cristina hasta su derrota. Pero el techo de la banda está en 51,45 pesos, un 16% arriba del precio del dólar hoy. De manera que si llegara al techo, tenemos un salto inflacionario. Esto sin tener en cuenta que el FMI no autorizó la libre disponibilidad para enfrentar una corrida cambiaria. Y los “mercados” saben y descuentan que las reservas de libre disponibilidad no alcanzan para cubrir una corrida del peso (depósitos y cuentas a la vista) al dólar y que, además, cualquiera sea el gobierno que gane deberá ir a una reestructuración de deuda, lo que implicará nuevas crisis y padecimientos para las masas. El gobierno es rehén de su tasa de interés de casi el 70% que sigue destruyendo la economía.
Por otro lado, el plan de precios fijos es una estafa: antes del plan de precios esenciales, hubo una remarcación que coloca muchos de los productos un 20 o 30% arriba del actual precio en los “chinos” y otros comercios no adheridos a las cadenas. Las paritarias deben partir de la verdadera canasta familiar que no baja de los 45.000 pesos y una actualización por inflación. Hasta el dinosaurio Armando Cavalieri ha planteado para Comercio una indexación trimestral, claro, compensando la pérdida 2018 con una cifra no remunerativa en línea con la truchada de María Eugenia Vidal. Los paritarios deben ser electos en asambleas al igual que los pliegos reivindicativos.
El “no me bajo de Macri” y las góndolas de Carrió y Grabois
Es sabido que los “mercados” hablan un lenguaje que no es el de las palabras sino el de los golpes financieros. Si deciden sacarse a Macri de encima, lo harán mediante una fuga de capitales que terminaría con Macri aún antes de que las urnas hablen, lo que tendría, al mismo tiempo, el propósito de forzar una salida política en sus términos. Una corrida cambiaria podría significar que la votación de Cristina abra una crisis de gobernabilidad y, por lo tanto, ser un instrumento para forzar una candidatura de unidad nacional del tipo de Lavagna, por un lado. Por otro, el reemplazo de Macri por Vidal como candidata, algo que sólo estará descartado hasta que las listas se inscriban. Los empresarios reunidos con Vidal le hicieron sólo tres preguntas, las tres iguales: ¿por qué no va ella de candidata? Es una operación extrema, no contra Macri, sino para salvar al macrismo.
Una corrida serviría también al objetivo de bloquear la presentación de Cristina, a pesar de los ingentes esfuerzos de la ex presidenta por mostrarse hervíbora, levantando su lista cordobesa para apoyar a Juan Schiaretti, resignando al rossismo santafesino para apoyar el sojero y clerical Omar Perotti, dando garantías al FMI mediante el mismísimo Kicillof u ordenando a su militancia no hacer olas en las calles.
El XXVI Congreso del PO le entró de lleno al balance de las cinco elecciones provinciales, que es mejor que cualquier encuesta de Durán Barba, o la impresión del lejano balotaje que puedan manejar en la city neoyorquina. El macrismo perdió todas las provinciales. Los próximos turnos son de pesos pesado, Córdoba y Santa Fe. Allí no se espera mejor suerte: en la provincia mediterránea con el radicalismo partido, un amplio triunfo descontado de Schiaretti y la posibilidad de que el aliado del PRO local, Mario Negri, salga tercero y el radicalismo pierda la capital, históricamente en manos radicales. En Santa Fe, todo hace prever a Corral, desesperadamente apoyado por Elisa Carrió, como tercero cómodo en las Paso del próximo domingo. Atento, Juan Manuel Urtubey desdobló su propia elección para apartarse de los planos de la crisis política nacional y contener su propia crisis de gobierno en Salta, formulando una suerte de “unidad provincial” frente a la crisis.
Una sonada nota de Infobae describiendo el plan “V” -que suplantaría a Macri por Vidal en un armado con sectores radicales, pejotistas y socialistas, con protagonismo de Martín Lousteau- disparó tal crisis interna que el Presidente salió de inmediato a desmentirla en la entrevista con Viviana Canosa y a repostularse, por enésima vez, como el candidato ante las dieciséis empresas de los precios esenciales.
El cuadro de crisis de régimen es de tal magnitud que pone cada vez más conservadoras a las fuerzas del sistema. Juan Grabois es hoy el activista número uno de la ridícula “ley de góndolas”, que pretende reglamentar en las góndolas las fuerzas brutales de la crisis capitalista. Por ejemplo, el aumento del precio internacional del petróleo ya plantea un nuevo 10% de aumento en las naftas, poniendo combustible al fuego. Grabois opera como elemento del Vaticano en el PJ y en la contención del movimiento popular junto a la burocracia sindical y como negociador con el poder.
El parito del 30 y la trampa del nacionalismo
Este cuadro de hundimiento político del gobierno ha llevado la crisis política y de régimen a escalones superiores que debemos tomar en cuenta los trabajadores para explotar el cuadro en función de nuestra movilización política para que, del agotamiento del gobierno Macri, demos cuenta los trabajadores y no un recambio armado en orden con los trabajadores desmovilizados, aguantando el peso de la crisis sobre nuestras espaldas.
El XXVI Congreso del PO fue un debate apasionante desde la enorme inserción de los congresales en la lucha de clases, como partido de combate y de lucha política que es nuestra organización. Así apareció -desde las huelguistas de Textilana, los obreros del Neumático, los gráficos, pasando por el Inti, el Conicet en lucha o los telefónicos, en el movimiento estudiantil o en el enorme movimiento de la mujer- como cuestión crucial separar a los trabajadores del nacionalismo de colaboración de clases. Es la batalla que dieron las compañeras ante el paro internacional del 8 de Marzo, contra la consigna “Fuera Macri, hola Cristina”. la que dimos en Memoria, Verdad y Justicia ante la izquierda pro-kirchnerista y la que estamos dando en Ciencia y Técnica.
El paro del próximo 30 del moyano-kirchnerismo no tiene aspiraciones de canalizar la bronca obrera y popular contra Macri para abrir una perspectiva de lucha, más bien todo lo contrario. La Bancaria para “con presencia”, lo cual armó revuelo en algunas seccionales, los camioneros se quedarían a “garantizar el paro” en sus lugares y, al cierre de estas líneas, no se sabe qué movilización habría. La UOM no para; señaleros, que alguna vez hizo un paro a pedido de Moyano, ahora no quiere hacerlo. Con toda seguridad la consigna viene de arriba, desde CFK y la mesa del PJ: “No hacer olas” apuntando a octubre. Este paro no es contra la burocracia colaboracionista, como debatió nuestro XXVI Congreso, es un paro de un sector de la burocracia para dosificar la protesta de cara al recambio nacionalista.
Nuestra política es impulsar el paro activo nacional de 36 horas para que el movimiento obrero dé cuenta de un gobierno tambaleante y se ponga a la cabeza de una irrupción popular. Ellos preparan una política de pacto social para regimentar a los trabajadores frente a las tareas antiobreras del próximo gobierno: sostener el endeudamiento y la dolarización energética, el repago al FMI, la reforma previsional, laboral e impositiva que Macri empezó y no pudo completar. Nosotros tenemos que luchar por un Congreso de delegados de base de todos los sindicatos, para debatir un programa económico, social y político de salida a la crisis y el plan de lucha para llevarlo adelante. La gravedad de la crisis plantea la cuestión de la huelga general, tenemos que establecer por qué camino transitamos hacia ella.
En nuestro congreso se oyó muy fuerte “para luchar por el poder tenemos que separar a los trabajadores del nacionalismo de colaboración de clases”, que ata a los trabajadores al carro de los planteos de la UIA y otros sectores patronales que pretenden una redistribución de los subsidios pero, al mismo tiempo, ir a fondo con la flexibilización laboral y la destrucción del sistema de seguridad social. Está en debate qué clase social paga la crisis, el PO y el FIT iremos a fondo para que la paguen los capitalistas.
El 30 de abril movilizaremos con los sindicatos que movilicen. Y a las 17:30, impedidos de movilizarnos el mismo 1º de Mayo por falta de transporte, en la Plaza de Mayo desplegaremos las banderas nacionales e internacionales de la clase obrera con el Frente de Izquierda, ofreciendo una perspectiva de lucha y una alternativa política obrera y socialista.