Políticas

3/5/2007|990

El 1° de Mayo de Filmus, Macri y Telerman

Filmus, Telerman y Macri no quisieron dejar pasar el 1° de Mayo sin “hacer campaña”. Era una oportunidad para disimular, al menos por un día, el abismo que los separa del pueblo que trabaja.


Daniel Filmus arrancó las “celebraciones” un día antes, cuando se encargó de ofrecerles a los docentes de Santa Cruz “elevar” el salario básico de 161 pesos… a 211. Gracias a ello, el ministro-candidato amaneció el 1° con el repudio de todos los docentes del sur, que denunciaron la “oferta” como una provocación política. Luego, ese mismo día, Filmus alquiló un salón para presentar a sus legisladores. El lugar fue el Suterh, con la burocracia sindical que financió, sucesivamente, a Grosso, a Menem y a Cavallo. Su secretario general, Víctor Santamaría, socio de Carlos Heller en la AFJP Previsol, fue despedido de la Legislatura a causa de una gigantesca corruptela con planes de vivienda. Como se ve, los socios de Filmus están en sintonía con los “tiempos de Skanska”.


Telerman y Macri


Telerman, por su lado, eligió la rosa roja y la bandera del partido “socialista”, cuya mayoría porteña aporta a la tienda clerical del jefe de gobierno con Bergoglio y Olivera-Carrió. Escondido tras las rosas, en la fiesta estaba el ex ministro de Trabajo menemista Enrique Rodríguez. Siempre sonriendo, Telerman dijo que “aunque la media de los salarios de la ciudad es alta, aún es muy injusta la distribución del ingreso” (Página/12 , 2/5). O sea que en la ciudad idílica del ex vocero de Duhalde, todos nadan en la abundancia, pero algunos más que otros… Los diarios del día anterior informaban, sin embargo, que el 20% de las personas que trabaja en la ciudad no cobra el mínimo oficial de 800 pesos… En cambio, Telerman-Rodríguez podían celebrar, sin pudor, un año más sin haber penalizado a los talleristas del trabajo semiesclavo.


Por su parte, el “nene de papá” buscó conmemorar el Día del Trabajador con quienes, ese día, tuvieron que trabajar. Lo hizo en la guardia de un hospital; pero podría haberse dirigido a alguno de los supermercados o comercios donde los trabajadores fueron obligados a concurrir, gracias a la legislación antiobrera que él y sus contendientes “progresistas” avalaron en los años ’90.