El 20 a la Plaza de Mayo
Y las plazas de todo el país
Seguir
Dentro de 15 días se cumplirán dos años de la rebelión popular que, por primera vez en la historia política argentina, tiró abajo a un gobierno constitucional títere del FMI.
Sin esa rebelión popular la burguesía “nacional”, encarnada en Duhalde o Kirchner, no habría llegado al poder. Sin embargo, el gobierno y sus aliados no sólo no reivindican el 19 y 20, sino que lo consideran una fecha extraña a su propia historia. No quieren que se establezca ningún vínculo entre su ascenso al poder y el Argentinazo de hace dos años, lo que entraña una enorme clarificación política. Donde no hay ruptura, hay continuidad.
Con el golpe de los devaluadores y el FMI, la clase social que gobernó bajo Duhalde y ahora bajo Kirchner es la misma que saqueó el país y a los trabajadores bajo la dictadura militar, bajo Menem y bajo la Alianza.
Continuismo
Como se expresa en el acuerdo con el FMI, que se lleva más de 12 mil millones de pesos al año en pago de la deuda externa a los organismos internacionales.
O en la oferta de mano de obra de Jefes y Jefas de Hogar a cincuenta dólares por mes para quebrar la lucha por la reconstitución del salario (lo que va de la mano del intento de eliminar la doble indemnización).
O en la fuga consentida de capitales – 50.000 millones de dólares en los tres últimos años y de ellos más de 10.000 bajo la gestión del “nacional y popular” Kirchner (una confiscación que se quiere ocultar con las propuestas de “reestructuración” de la deuda con “quitas mayúsculas”).
O en los 13.000 millones de dólares de compensación a los banqueros.
El Argentinazo fue una rebelión popular inconclusa. Está presente en las luchas del movimiento obrero y piquetero, en la forja de una oposición fundada en la independencia de clase frente al gobierno capitalista y fondomonetarista. Con la rebelión popular del 19 y 20, el pueblo argentino inauguró una nueva etapa. Reivindicamos esas jornadas históricas y, a través de la Asamblea Nacional de Trabajadores, llamamos a ocupar la Plaza de Mayo y todas las plazas públicas del país por la misma perspectiva que desenvolvió el Argentinazo.
No se trata sólo de reivindicar la gesta popular que demollió al gobierno antiobrero y proimperialista de la Alianza. Se trata de movilizarse en la comprensión de que se ha abierto un nuevo período histórico y que es necesario pelear cada una de las reivindicaciones en la perspectiva de una reorganización social que haga posible el “pan y trabajo para todos”. En la comprensión de que el pueblo que tiró a De la Rúa y Cavallo no merece que lo gobiernen los agentes de Techint, Repsol y la banca “nacional”.
Lo que desvela a Duhalde y a Kirchner y explica la campaña antipiquetera es la constatación de que el movimiento de lucha que actuó en forma independiente el 19 y 20 de diciembre del 2001 tiene una expresión política y reivindicativa en la Asamblea Nacional de Trabajadores y el Bloque Piquetero Nacional. Un movimiento que si adquiere un carácter de conjunto, será el que hará la transformación que los trabajadores y el pueblo explotado necesitan.
Por el salario y el trabajo, la ruptura con el FMI, el no pago de la deuda, por otro 19 y 20, y un gobierno de los trabajadores y el pueblo.