Políticas

1/12/2021

El 40% de los hogares argentinos percibe menos ingresos que antes de la pandemia

El 20% presenta problemas para comer.

Mientras en el gobierno se jactan del “rebote económico” pospandemia, exhibiendo cifras que a lo sumo se asemejan a las de 2019 donde el declive en la economía era evidente, distintos estudios dan cuenta que las condiciones de vida de las mayorías lejos están de haberse recuperado. A su vez, en los próximos meses se prevén nuevos aumentos que constituirán un verdadero golpe al bolsillo popular.

Según un informe del Banco Mundial, el 40% de los hogares argentinos aún sigue percibiendo menos ingresos que antes de la pandemia. Incluso, el 20% presenta problemas para comer. Finalmente, el derrumbe salarial y la inflación galopante, especialmente en el rubro alimentos, aparecen como un verdadero obstáculo para las familias trabajadoras a la hora de parar la olla.

A su vez, el repunte de la actividad económica no se traduce en una recuperación de los niveles de empleo. Tal es así que el 24% de la población argentina que estaba empleada antes de la pandemia hoy se encuentra desempleada. De esta manera, vemos cómo los capitalistas se valieron de los despidos impulsados durante la pandemia para ahora retomar los niveles de producción del pasado utilizando menos personal, es decir, apelando a una mayor superexplotación de los trabajadores.

Lo que ocurre en el país no escapa a la realidad latinoamericana, donde el 25% de las personas que perdieron su trabajo en la pandemia aún no lo han recuperado, y, a su turno, el 50% de los hogares continúa percibiendo menos ingresos que antes de la pandemia.

Por otro lado, un informe publicado por el Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano arroja que el 24% de lxs jóvenes entre 18 y 24 años en Argentina no estudia ni trabaja. Debemos señalar en primer lugar que la expresión “Ni-Ni” es utilizada generalmente de manera peyorativa, con la finalidad de depositar la responsabilidad de esta realidad social en los propios jóvenes, absolviendo a los empresarios y al Estado. No obstante, el dato mencionado revela las dificultades que tiene la juventud una vez que termina el secundario para insertarse en el mercado laboral. Lo que existe, a fin de cuentas, es una sobrecalificación de la mano de obra en el país debido al fracaso de la clase capitalista en crear puestos de trabajo suficientes y de calidad. Por lo tanto, personas con estudios terciarios terminan desempeñándose en tareas para lo cual solo se necesitaría contar con el título secundario, y, los que solo tienen el título secundario son condenados al desempleo.

En este escenario de ingresos deprimidos e inestabilidad laboral se preparan nuevos aumentos, acentuando la carestía. En enero 2022 subirá 52,6% el monotributo, afectando a los trabajadores cuentapropistas y precarizados. También se incrementará en enero un 9% las cuotas de las prepagas, las cuales habrán sumado en el transcurso de un año una suba del 61,04%, porcentaje superior a la inflación del período, como resultado de la subordinación oficial ante la medicina privada. El peaje, por su parte, subirá un 45% en enero, y, además, se esperan aumentos en los combustibles para el mes de marzo.

El gobierno es protagonista de los aumentos en los rubros mencionados, ya que, o depende de él autorizarlos, o directamente está a cargo de su ejecución. Como vemos, el oficialismo juega un rol activo en la escalada inflacionaria que corroe día a día nuestros salarios. También ha sido el primero en promover topes paritarios y en amparar un régimen de informalidad laboral y destrucción del trabajo genuino.

Las cifras descriptas ilustran la hondura de la crisis social. El acuerdo en ciernes con el FMI no hará más que agravar esta realidad, hundiendo en la pobreza a capas enteras de la población. Por lo tanto, es necesario luchar por un salario mínimo igual a la canasta familiar, paritarias sin techo indexadas a la inflación, prohibición de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y trabajo bajo convenio para todos. A su vez, debemos romper con el FMI y repudiar la deuda usuraria para poder utilizar el ahorro del país en el desarrollo nacional y la satisfacción de las necesidades populares.

Con todos estos planteos, copemos la Plaza de Mayo el próximo 11 de diciembre, para rechazar el pacto con el FMI y apostar a una salida de los trabajadores a la crisis.