Políticas

18/3/2015|1355

El acuerdo nuclear con china

en base a una discusión con compañeros del sector nuclear

El gobierno apuro la puesta en marcha de Atucha II para sumar un aval político necesario a la firma de los acuerdos entreguistas con China, de los que se beneficiaran las empresas amigas del gobierno.

 

El gobierno ha apurado la puesta en servicio de la central, presionado por la crisis energética y la necesidad de mostrar un logro que avale los convenios con China para la construcción de las IV y V centrales nucleares. A estos apuros se sumó la necesidad de mostrar “gestión” en medio de la crisis política en curso.

 

 

El negociado

 

Desde el relanzamiento del plan nuclear el gobierno K hizo un gran negocio ya que, sin dar marcha atrás en el modelo de desguace menemista de la CNEA, dejó los negocios más suculentos para las empresas privadas y el financiamiento en manos del estado.

Más aún, cuando creó la Unidad de Gestión para la obra de Atucha II, se liberó las manos para la contratación directa, y el manejo discrecional y secreto de fondos, cosa que el nuevo acuerdo blanquea definitivamente. Esto, que llevó el presupuesto de la obra de 700 millones de dólares a un estimado de más de 4.000 millones de dólares, prefigura el gran negociado que se abre con China.

 

La fractura del frente patronal en torno a estos acuerdos se da porque los Techint y compañía se ven desplazados del gran negocio que significa la construcción de una central nuclear (5.000 millones de dólares). Negociado que conocen bien porque Techint construyo (y sobre facturó) una parte importante de Atucha II. En definitiva detrás del “compre nacional” k se esconde un “compre amigo”, es decir un gran negociado para empresas afines al gobierno.

 

 

La factura

 

Es claro que este negociado lo terminara pagando la población. Para llegar hasta aquí se ha forzado la marcha de Atucha II, descargando sobre los trabajadores la carga de operar una central sin terminar. Y se han degradando las condiciones de operación al punto tal que no es posible garantizar una operación sostenida de la central al 100%. De hecho no duro una semana al 100% luego de la inauguración de Cristina, saliendo de servicio por el sistema de protección de la turbina el 24/2.

 

Otro dato relevante es el cambio de tecnología propuesto para la 5ta central. El gobierno se encamina a construir una central con uranio enriquecido, lo que ha abierto un debate en el sector ya que se abandona la línea de centrales con agua pesada y uranio natural. Esto implica la importación de una tecnología que Argentina aun no maneja, se refuerza la dependencia ya que hoy día si se importa el uranio natural que podría proveer cualquier país productor o incluso minarse en argentina, mañana deberá importarse enriquecido desde un selecto grupo de países o enriquecerse aquí, para lo cual debería destinarse un presupuesto acorde al desafío.

 

Sobre su final el gobierno se quiere llevar firmados los acuerdos millonarios con China (y los retornos) y dejar libre el camino para que sus amigos sigan lucrando con el estado. Para lograrlo no le importa hipotecar el futuro de los trabajadores, ni de la central, ni del tesoro nacional. La única oposición a esta política de rapiña es la organización independiente de los trabajadores, que desarme los negociados y articule con la población una salida a la crisis energética.