Un eco de la paritaria estatal y docente -que pasó por segunda vez a cuarto intermedio para tratar la ” recomposición 2023″- es la vuelta al ruedo de un patacón bonaerense para pagar salarios en la provincia de Buenos Aires. La instalación de una moneda propia para costear el déficit fiscal no es nueva y volvió a tomar cuerpo con el triunfo de Milei y los recortes a las transferencias a las provincias.

Para diferenciarlo de la cuasimoneda (bono de emergencia) emitida por Carlos Ruckauf en el 2001, el gobierno de Kicillof afirma que una moneda bonaerense sería de curso legal porque así lo habilitan los pactos preexistentes a la Constitución. Claudio Lozano, exfuncionario del Banco Nación bajo el gobierno de Alberto Fernández y dirigente de la CTA Autónoma, reclama la autoría intelectual de la “pataconización”; idea retomada por Carlos Maslatón en la campaña electoral por la reelección de Kicillof.

El liberal y exmileista presentó la propuesta de un “patcoin” (de papel y similar al bitcoin) como una “oportunidad histórica” para el gobernador. En diciembre pasado fue el vocero de Kicillof, Carlos Bianco, quien retomó la defensa de una moneda propia como una salida al ahogo financiero y a la dolarización de Milei. Esto obró también como presión y extorsión para que la Legislatura votara el megaendeudamiento por 2.900 millones de dólares y los poderes de emergencia para el gobernador de Unión por la Patria.

El dedo en la llaga lo puso el secretario gremial de UPCN, Juan Pablo Martín Oyarbázal, cuando confesó que el gobierno había sido esquivo en la “audiencia paritaria” ante las preguntas sobre una eventual moneda provincial como medio de pago. Sobrevuela el patacón para pagar sueldos y jubilaciones en la provincia de Buenos Aires. Que Kicillof esté considerando la moneda propia -Maslatón propuso en su momento que se emita hasta por un tercio del presupuesto provincial- explica las idas y venidas de la paritaria 2023 que aún no está cerrada a pesar de la inflación brutal de fin de año.

Sigue en veremos la convocatoria a la paritaria 2024 para los estatales de la ley 10430, los docentes, trabajadores de la salud y por extensión a los municipales que son el eslabón más ajustado del Estado bonaerense. Una “pataconización” 2024 de los salarios y jubilaciones golpearía con mayor virulencia los ingresos de los trabajadores cuando el 2023 terminó con una pérdida salarial de casi 70 puntos lejos de la canasta básica que está muy por encima de los 400.000 pesos y mucho más lejos de la canasta familiar.

Pataconizar los salarios es otra forma de licuar el gasto del Estado emitiendo una moneda que arrancará devaluada. Kicillof deja la provincia a merced del Comité de acreedores de la deuda externa y de los organismos internacionales que seguirán cobrando en dólares y la nueva deuda en pesos ajustados al tipo de cambio. Con estos niveles de endeudamiento, la provincia de Buenos Aires es un polvorín que puede desembocar en un default.

El patacón que Kicillof pretende enchufarle a los trabajadores no es un signo de autonomía sino una adaptación al ajuste fiscal para descargar la crisis sobre los explotados. La subordinación de las burocracias sindicales a Kicillof prepara el clima para su aceptación en nombre de una resistencia que no es tal. Urge organizar la lucha común y unificada de todos los trabajadores del Estado bonaerense para imponer un salario igual a la canasta familiar y paritarios electos en asambleas.

Ningún patacón, salarios indexados por inflación. Organicemos lo que las burocracias desorganizan. Todos al paro nacional y movilización al Congreso el 24 de enero.

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