A sólo dos semanas de asumir, la flamante directora general de Escuelas de la provincia, Nora De Lucía, arremetió con 153 despidos de contratados y de la planta temporaria en Educación. Hacía por lo menos veinte años que un gobierno provincial no se atrevía a tocar las plantas de los trabajadores de la administración bonaerense.

Rápidamente, una asamblea masiva con 600 compañeros se congregó para repudiar el ataque contra uno de los más importantes derechos adquiridos de los estatales, la estabilidad laboral.

A esto se le suma el recorte en la designación de los cargos docentes suplentes, la amenaza de una reducción en un 20% de las partidas para viáticos y horas extras, el no pago a los proveedores de la obra social Ioma y al personal de maestranza. Lo mismo ocurre con los proveedores de los comedores escolares y el vaciamiento de los hospitales, cuyos insumos básicos se encuentran en colapso.

Después de la derrota del aguinaldo en cuotas por las huelgas, sobrevino la tregua entre Cristina y Scioli, el cambio en el gabinete con la sciolista De Lucía en Educación, y hoy se advierte el núcleo de los acuerdos: el ajuste, donde Scioli ejecuta y los camporistas miran para otro lado.

La asamblea de Educación encabezada por la junta interna de ATE pudo conseguir que la ministra revea el expediente con los despidos. Se encuentra el compromiso “de palabra” de tramitar las plantas permanentes al Ejecutivo provincial y al Ministerio de Economía. El gobierno recula ante la reacción unificada de contratados y despedidos. Están tentando a ver en qué momento nos encuentran con la guardia baja.

Hay que ir entonces por la derogación del decreto que congela las vacantes provinciales. Ningún sector político opositor ni tampoco ala alguna del kirchnerismo rechazaron la medida, que -como denunciamos en su momento- iba a provocar los despidos de los precarizados provinciales.

Si no frenamos este ataque, el ajuste de los Scioli y los K, irán por más.

Planteamos plenarios de delegados de todos los sindicatos, en toda la provincia, para establecer un programa defensivo y preparar las medidas al primer ataque. ATE y CTA tienen gran responsabilidad: que convoquen de manera urgente a un plenario provincial de delegados para discutir un plan de lucha. De inmediato, por ejemplo, deberíamos movilizarnos masivamente a la gobernación. Por otro lado, cada día tiene más vigencia el reclamo de reapertura de paritarias ante el aumento incesante de precios, pero hay que conquistar esa reapertura con la lucha.