El arzobispo Víctor Manuel “Tucho” Fernández eligió el domingo 24 de marzo para confirmar a Eduardo Lorenzo, cura denunciado por pederasta en el año 2007, como párroco de la iglesia Inmaculada Madre de Dios, de la localidad de Gonnet. La misa contó con la presencia de otros representantes de la diócesis local, en lo que constituyó un acto de respaldo a Lorenzo.

En estos últimos meses, el nombre de Lorenzo resonó en la ciudad por la denuncia de un joven (“León”) que lo acusa de haber abusado sexualmente de él en 2007, cuando tenía 15 años. También acusa a Lorenzo de haber abusado de otros tres jóvenes más que formaban parte de un grupo misionero en Gonnet.

En mayo de 2008, los padrinos de León pidieron la intervención del arzobispado. Tres meses después, ante la falta de respuestas,  realizaron la denuncia penal, pero finalmente fue archivada por “falta de actividad probatoria”.

Recientemente, León y su abogado Juan Pablo Gallego, quien también asiste a las víctimas del “padre” Julio Grassi, se presentaron nuevamente ante la justicia para solicitar el desarchivo de la causa, lo cual fue resuelto favorablemente por la fiscal de la UFI N°1 de La Plata. Durante la  década pasada, por pedido del entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, Lorenzo fue confesor de Grassi.

La ceremonia que condujo “Tucho” Fernández se realizó el mismo día que se conmemoraron 43 años del comienzo de la última dictadura cívico-militar, pero no hubo mención alguna sobre una fecha tan emblemática para los trabajadores y la juventud argentina. No es para menos: Lorenzo es el capellán general del Servicio Penitenciario Bonaerense y fue uno de los “asistentes espirituales” y confesor de Christian Von Wernich, ex capellán de la Policía Bonaerense y el único sacerdote hasta ahora sentenciado por ser partícipe directo de siete asesinatos en la última dictadura militar.

Este apoyo a Lorenzo debería alcanzar para caracterizar a “Tucho” Fernández, quien reemplazó el año pasado al ultramontano monseñor Aguer

Fernández asumió su función como un abanderado de los más humildes, reivindicando la Misión de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, como estrategia para lavarle la cara una institución retrógrada como es la Iglesia Católica, para generar un acercamiento a la juventud platense, quien tuvo una enorme participación en la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, inundando de pañuelos verdes las escuelas religiosas. En medio del debate sobre la legalización del derecho al aborto, pidió el veto presidencial si se llegaba a aprobar. 

Seguiremos organizándonos por la separación del Estado, para conquistar todas nuestras reivindicaciones como mujeres trabajadoras, y por el castigo a todos los curas abusadores encubiertos por el Vaticano y toda la jerarquía clerical.