Políticas

4/2/1999|616

El ataque contra los inmigrantes apunta más alto

Debería por lo menos sorprender que, mientras está buscando reducir aún más los costos laborales, el gobierno la emprenda contra los inmigrantes latinoamericanos, porque es bien conocido que éstos son los más explotados de todos y la línea de flotación de todo el plan económico menemista. Pero se trata de algo lógico, si se piensa que la acentuación de la represión contra los compañeros provenientes de otros países los hace todavía más dependientes de las patronales que los contratan en negro, que a la facultad de echarlos sin más del empleo le pueden agregar ahora la amenaza de echarlos del país.


No hay por lo tanto en esto nada de ‘xenófobo’; no es el desprecio nacional o racial lo que dicta esta persecución sino el afán de lucro de los capitalistas. El objetivo final apunta a la masa mayoritaria de trabajadores nacidos en el país, que deberán sufrir con más intensidad esta represión del trabajador inmigrante y la mayor desvalorización de la fuerza de trabajo extranjera que viene al país.


La cacería no deja de tener, con todo, su lado instructivo, pues parte de un gobierno peronista que alguna vez tuvo por lema que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Como el interés social de los explotadores “nacionales” habrá de primar siempre sobre su ‘ideología’, está claro que aquel slogan debía culminar en una simple manifestación de demagogia.


La persecución contra los compañeros inmigrantes responde también a la tentativa de dar sustento a un frente político derechista que englobe a los Menem, Pierri, Patti, Rico y Borocotó, como el que ya se está conformando en la Provincia de Buenos Aires. Este frente engloba en la persecución y discriminación a los jóvenes y a los villeros, lo que claramente demuestra que los inmigrantes no están solos en su condición de víctimas. Rico la ha emprendido incluso contra los municipios vecinos de San Miguel, sin importarle que la infraestructura de salud que regentea era propiedad también de éstos antes de la división del distrito decidida por Duhalde.


La campaña lanzada por la Alianza contra la discriminación “por portación de rostro” es otra manifestación de demagogia, que simplemente encubre que esta persecución beneficia exactamente a la clase capitalista que la Alianza pretende servir. A los explotadores no les importa el rostro de los inmigrantes sino su sangre y sus brazos para poder golpear más al conjunto de los trabajadores no importa su nacionalidad.


La campaña antiinmigratoria pone de relieve que la unidad de América Latina sólo es posible bajo la dirección de la clase obrera y en una lucha despiadada no solamente contra el imperialismo sino también contra las burguesías nacionales.