Políticas
14/5/2024
El “backstage” de la deuda con las energéticas
El sistema energético, las deudas y los acreedores: una radiografía del puñado de buitres que saquean el país.
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Intereses detrás de la pulseada con las generadoras eléctricas.
El reciente reclamo de las empresas generadoras de energía por la millonaria deuda que acumuló el gobierno por los subsidios deja algunas pinceladas que caracterizan el momento político y económico. Es que a la presión de las privatizadas y las dudas sobre la viabilidad del ajuste en curso se deben agregar las “preocupaciones” manifestadas por el Departamento de Estado y el Departamento de Energía de Estados Unidos
Una voz insospechada de antimperialismo, como el diario Clarín, afirma que en “el sector privado [se refiere a las empresas energéticas] se apalancaron con deuda ante bancos y fondos de inversión internacionales que financiaron sus inversiones. Esas instituciones son las que tendrán que negociar en el futuro con el Estado nacional una refinanciación de la deuda externa. Por eso, el gobierno de Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) estarían siguiendo de cerca la resolución de este conflicto” (citado por VMNews, 10/5).
En conclusión, del pago de las deudas que acumuló el Tesoro nacional con las empresas depende el sostenimiento de la que esas firmas tienen con los fondos de inversión y bancos de Estados Unidos, que son finalmente accionistas de varias energéticas radicadas en el país. Es el viejo esquema por el cual a través de los préstamos se realiza una fuga de divisas hacia las casas matrices y las cuevas del capital financiero internacional.
Así, lo que aparece como un subsidio al consumo de energía es en realidad otro mecanismo de sometimiento y saqueo nacional. Los tarifazos en marcha (y los que se postergan en su aplicación para los próximos meses) tienen la impronta de esta disputa por divisas, cuando el nivel de reservas pende de un hilo ante la reticencia a nuevos giros por parte del FMI y la liquidación de la cosecha a cuentagotas por el capital agrario que reclama una devaluación. Las postergaciones revelan la inviabilidad de aplicar llanamente tarifas directamente dolarizadas, que desatarían una ya alta inflación y agitaría un clima de fuerte descontento social.
Eso es lo que llevó al gobierno proimperialista de Milei a estas “preocupaciones” del capital yanqui, que metido en sus propias disputas a escala mundial reclama su parte del león en la explotación de nuestro país. La intromisión del Departamento de Estado implica que el pago de la deuda del Tesoro argentino con las energéticas es parte de lo que Estados Unidos considera un tema de seguridad económica y energética.
Son las consecuencias de la propia política del gobierno criollo de alinearse incondicionalmente con el imperialismo yanqui, incrementando su injerencia en Argentina. Es imposible desligar estas presiones de las intensas y coloniales declaraciones de la generala Laura Richardson, quien afirmó que “la seguridad de esta región está directamente asociada con nuestra propia seguridad nacional”.
Lógico que ello viene con el correlato de un despliege netamente militar, como la llegada a nuestro país de la nave insignia de la armada de Estados Unidos, el portaviones nuclear USS George Washington; o las advertencias del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, general Mark A. Milley, (“Quien se oponga a nuestra seguridad, a nuestra prosperidad o la de nuestros aliados, tiene que enfrentarse al Comando Sur”) y del secretario de Defensa, Lloyd Austin (“controlando la seguridad de nuestros vecinos, hacemos que una región complicada sea más segura”).
Lo que demuestra esta crisis de deuda es el saqueo detrás de las privatizadas y la subordinación semicolonial al imperialismo, y por eso la necesidad de nacionalizar bajo control obrero toda la industria energética; una tarea que estará en manos de la clase obrera. Hundir el proyecto de Ley Bases con la movilización obrera y popular prepara el camino para derrotar toda esta entrega con la huelga general.