La lucha por la propaganda callejera, por los espacios visuales, fue uno de los rasgos más destacados de esta campaña. En el caso de las pintadas existió una pelea hasta física por imponer al Partido Obrero y a la candidatura de Marcelo Ramal en las paredes porteñas.

Desde fines de junio, cuando se forma el equipo central de pintadas, hasta el 22 de agosto a la mañana, “Los Topos” (así nos llamamos) dejamos la impronta del PO y de Ramal en 546 paredes de la ciudad, donde no sólo impusimos a nuestro candidato sino que también logramos que el partido sea reconocido con una estética propia. El rojo y el amarillo fueron una marca registrada en esta campaña. Tal es así que luego de algunos encontronazos con los grupos que pintaban para Macri, Ibarra, Dante Gullo y otros, éramos saludados al grito de “Los Topos” cuando otra camioneta nos cruzaba en plena faena. Pero no sólo esto, sino que logramos que en el último día nos buscaran desesperados para acordar el reparto de las paredes, ya que cientos de veces les habíamos tapado sus pintadas. Fruto de esto es que en el último día “Los Topos” nos quedamos con Estación Chacarita, Once, Villa Urquiza, el corredor de Mitre desde Medrano hasta Ecuador, el Parque Centenario, Promoción Social y un centenar más de pintadas por toda la ciudad.

Un dato aparte es que punteamos unos treinta votos de vecinos que se detenían a mirarnos pintar y charlaban con nosotros. Espero que al leer esta nota en la Prensa Obrera estemos festejando el ingreso de Ramal a la Legislatura, a lo que aportamos desde nuestro lugar.