Políticas
27/11/2020
SUBEN LOS PRECIOS
El Banco Central reconoce que la brecha cambiaria acelera la inflación
Aumentan los precios en el tercer trimestre y se espera que la tendencia suba hacia el fin de año.

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La reciente publicación del Informe de Política Monetaria (IPoM) de noviembre del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que establece un balance de algunas pautas del tercer trimestre del año, es un reconocimiento de que la inflación vienen en ascenso, con ayuda de la brecha cambiaria, y que los precios seguirán subiendo en el cuarto y último trimestre del año, a pesar del cuadro más general de recesión. El dólar blue impacta directa e indirectamente sobre los precios, a diferencia de lo que señalaba el ministro de Economía, Martín Guzmán.
Las razones que exhibe el Banco Central son precarias, tratando de justificar los incrementos de los precios como resultado de una incipiente reactivación de la actividad económica, de la salida del esquema de “contención” dispuesto para la cuarentena y, la “expectativa“ de los capitalistas hacia una devaluación que cierre la brecha cambiaria.
El intento por contrastar la inflación actual con la desaceleración del segundo trimestre es más que bochornoso, ya que se trata del mismo periodo durante el cual la actividad económica se vino a pique, con cientos de miles de despidos y suspensiones y una fuerte caída del consumo. La suba de los precios, entonces, solo se explica por la creciente emisión monetaria del Central, las remarcaciones en los productos de primera necesidad, los naftazos y las consecuencias de la bicicleta financiera montada con los Pases y las Leliqs.
Ahora, con la poscuarentena, el cuadro general de los precios se agrava. Es lo que admite el Banco Central cuando evalúa que lo que se viene es el descongelamiento de las tarifas, la supresión progresiva del programa Precios Máximos, la adecuación del Precios Cuidados, el aumento de bienes y servicios y un tipo de cambio “competitivo y estable”. Mucho de esto ya se encuentra en marcha.
Entre las cosas disparatadas, el informe incorpora a las variables que inciden en las subas los aumentos estipulados por las paritarias, los cuales ya vienen rezagadas por la inflación. Por ejemplo, se ubica el alza en los alquileres y expensas como resultado del aumento salarial a los encargados de edificios. Se trata de disimular el crecimiento de la especulación inmobiliaria ante el impedimento real de adquirir una vivienda o un pedazo de tierra donde construir. Más aún en tiempos de desalojos generalizados.
Otro caso que revela esta impostura es el de la construcción, donde se reconoce para el tercer trimestre un congelamiento del precio de la mano de obra (salarios) –en el cuadro de una industria en caída libre- frente a una suba del 17% en los materiales de construcción, y un 7,8% adicional en octubre.
Se trata de una operación que busca justificar la liquidación de los salarios en medio de una fuerte retracción el poder adquisitivo de los mismos y cuando el gobierno nacional es el primer responsable, imprimiendo una línea de “aumento” de miseria a los estatales. Cosa que se reproduce en los distintos niveles del Estado.
Dólar, deuda e inflación
El informe también reconoce que muchos de los precios subieron debido a la cotización del dólar blue, que ha hecho saltar los valores de los productos con alto contenido importado –electrónica, computación, electrodomésticos, indumentaria, automóviles, etc.
Lo mismo ha ocurrido con el impacto de los sucesivos naftazos en los precios de los productos de consumo popular, por la elevación del costo de la logística. Y los aumentos que se vienen en las tarifas de electricidad y gas.
Las ambigüedades respecto al futuro del tipo de cambio y a la brecha entre el dólar oficial y el blue no sirven para encubrir que también se espera un salto en los precios del turismo interior, debido a lo prohibitivo de costearse una vacaciones en el extranjero a precio blue. Por lo que se espera una fuerte demanda y… nuevos aumentazos.
Sobre la emisión monetaria del Central para cubrir el déficit se señala que la política será bajar gradualmente la emisión sobre la base de obtener un mayor financiamiento en el mercado de capitales. Es lo que está ocurriendo con la creación de distintos bonos e instrumentos atados a la cotización del dólar y con intereses exorbitantes. Otro mecanismo de desfalco de los recursos nacionales.
Dentro de este paquete se proyecta un alza en las tasas de intereses que impactará sobre los instrumentos como las Leliqs y Pases, para hacer más “atractivo” y redituables los rendimientos de los “activos domésticos”. Una operación que agrava aún más la recesión y que encarece tanto la financiación del consumo como cualquier política de créditos e inversión para la industria.
El informe de BCRA por lo menos admite que la inflación de este 2020 estará entre un 35,1% y un 35,8 y que las previsiones del Presupuesto 2021 (29%) no son más que un dibujo: el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) prevé una inflación de 48,9%.
Es notable que las negociaciones con el FMI y el acuerdo con los bonistas de la deuda externa no han mejorado en nada la endeble situación económica y financiera del país. Una salida con más endeudamiento, recesión, inflación y ajuste lleva necesariamente a la economía a una crisis mayor.
Estamos ante una línea de ataque contra los salarios e ingresos de la clase trabajadora que amerita una respuesta urgente para detener esta orientación de entrega y saqueo. El paro nacional y el plan de lucha contra toda esta orientación, y por una salida de los trabajadores, se vuelven una consigna imprescindible.
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